1.Hace un par de semanas el gobierno estatal a
través de la Secretaría de Cultura convocó a la comunidad artística y cultural
a una reunión titulada “Conversatorio - Ley para el Desarrollo Cultural en
Morelos: Perspectivas, Pertinencias y Concurrencias”, tema del cual hemos
venido hablando en las páginas de este diario desde hace tiempo. La misma,
llevada a cabo el martes 29 de abril en el Centro Morelense de las Artes (CMA)
fue decepcionante y quiero comentarles por qué.
Resulta que entre los participantes despistados
y los que se quisieron lucir sin decir nada, deconstruyeron el camino andado. A
tal efecto contribuyó además la apatía de la comunidad estudiantil, ajena al
tema desde los inicios de este proceso. Lo peor es que algunos de los
asistentes comenzaron a preguntar de qué clase de cultura se trataba.
¡Imagínense a estas alturas del partido, después de haber comentado en
reuniones anteriores la Declaratoria de Friburgo suscrita por México y las
definiciones de la UNESCO, después de haber escuchado por parte de expertos
como el Dr. Bolfy Cottom (investigador del INAH) la historia de otras leyes
similares, llegar a tratar de definir CULTURA y aventar el lugarzaso común
“cultura es todo” (haciendo gala de un término que viene de la antropología
clásica) en una reunión de este tipo, que lo que buscaba era dar a conocer los
avances de las consultas ciudadanas de los últimos meses en 31 municipios!
Estamos ya casi en junio, tiempo propicio para
proponer la ley al congreso para que luego de dictaminarla se dé a conocer.
Después habrán de llevarse a cabo foros regionales para que la gente sepa que
lo que se opinó está reflejado en el texto.
Digamos que no se valía ya intervenir o
participar a partir de nociones de identidad colectiva (“Morelos es único y se
diferencia de otras entidades por su patrimonio cultural tangible o
intangible”), por ejemplo, porque eso ya lo sabemos y ya se vio en reuniones
pasadas.
La verdad es que la reunión no tuvo ni pies ni
cabeza porque lo que la motivó fue el querer quedar bien con los varios grupos
que conforman la comunidad cultural del estado. Pero quedar bien con todos
lleva siempre a perder el tiempo. Por supuesto, la diputada Erika Hernández
Gordillo del Partido Nueva Alianza, quien se ofreció a encabezar la propuesta
de iniciativa de ley en el congreso brilló por su ausencia, como lo ha hecho en
otras ocasiones. Eso sí, como es lógico suponer y se acercan los tiempos
electorales, asistieron representantes de la Secretaría de Turismo, Desarrollo
Sustentable y Desarrollo Social.
2.Se entiende que el tema se quiera socializar
y darle gusto a todo mundo, se entiende que el ideal sería la construcción
colectiva del instrumento legal y es válido que se invite a las diversas
comunidades a participar en las reuniones, lo que no me parece válido es la
falta de moderación de una mesa de discusiones que se pretende de alto nivel.
En este sentido, felicito a Marco Tafoya, Alejandra Rangel, Sinaí Arce, Gustavo
Garibay, José Miguel Rueda quienes han sido los verdaderos impulsores del tema
(busquen en internet la trayectoria de Cultura 33) por tratar de enderezar el
camino a partir de sus investigaciones.
Basta oírlos hablar del asunto no sólo desde
sus experiencias como promotores culturales, sino de lo que consideran que debe
ser la famosa ley propuesta para este estado como única en el país, porque
precisamente recogería inquietudes de la gente de los 33 municipios que lo
conforman. La parte medular debe recaer en el empleo de los recursos públicos
(¿el dinero deben ser para comprar globos y cuetes para las fiestas?), los
presupuestos etiquetados y la solidez profesional de los funcionarios. Lo que
urge es normar para evitar las decisiones arbitrarias por parte de las
autoridades. Las políticas públicas deben servir para la protección de todos
los ciudadanos, desde los pueblos originarios (no es lo mismo que indígenas), hasta
los creadores, pasando por todos los consumidores de los productos culturales.
Por cierto la única que mencionó el tan sobado concepto “tejido social” y lo
relacionó con el concepto desarrollo humano fue Alejandra Rangel y por falta de
tiempo lo hizo de pasadita.
Pero he aquí el problema: no se le puede dar
gusto a todo el mundo y a estas alturas tendría que estar dándose un cierre que
apuntara a saber en qué medida se va a proteger a los creadores (seguros social
para ellos, por ejemplo, pago de derechos de autor, pago de salarios cuando se
expongan sus obras en museos, etc.), o de qué manera el consumidor o
beneficiario de cultura va a poder exigir que se le dé acceso a lo que le
gusta, y no a lo que el estado quiere patrocinar; ese día, por ejemplo, se
habló en tono crítico de los conciertos masivos que se han estado ofreciendo en
Cuernavaca y otros municipios.
3.Sabemos que en países como el Reino Unido hay
porcentajes importantes del PIB dirigidos a la promoción de la cultura, pero
tal obligación no la contemplan ni la constitución estatal ni la ley propuesta,
a la cual por cierto, se le anda cambiando el nombre.
Yo espero que en las siguientes reuniones se
abra el tema puntualmente, con explicativos previos y que no sea una discusión
bizantina. Espero que se hable de reglamentar, de cómo se va a sancionar a
quien cometa faltas administrativas, porque la parte medular de una herramienta
jurídica es la normatividad. Ya sabemos que tenemos derecho a la cultura porque
se trata de un derecho universal y que de todas maneras la creatividad seguirá
existiendo.
4.Cultura 33 yo les digo que así como
comenzaron entendiendo que el tema es urgente y puede hacer brillar a nuestro
estado en el mapa de la República, del mismo modo eviten que el tema se
politice o se mediatice en función de intereses particulares. No permitan que
el asunto se torne una deconstrucción. Aboguen por la construcción de una ley
para el desarrollo cultural de Morelos, como bien han venido proponiendo.
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