jueves, 10 de julio de 2014

Vas a ver: Ley de Cultura: Construcción y deconstrucción


1.Hace un par de semanas el gobierno estatal a través de la Secretaría de Cultura convocó a la comunidad artística y cultural a una reunión titulada “Conversatorio - Ley para el Desarrollo Cultural en Morelos: Perspectivas, Pertinencias y Concurrencias”, tema del cual hemos venido hablando en las páginas de este diario desde hace tiempo. La misma, llevada a cabo el martes 29 de abril en el Centro Morelense de las Artes (CMA) fue decepcionante y quiero comentarles por qué.

Resulta que entre los participantes despistados y los que se quisieron lucir sin decir nada, deconstruyeron el camino andado. A tal efecto contribuyó además la apatía de la comunidad estudiantil, ajena al tema desde los inicios de este proceso. Lo peor es que algunos de los asistentes comenzaron a preguntar de qué clase de cultura se trataba. ¡Imagínense a estas alturas del partido, después de haber comentado en reuniones anteriores la Declaratoria de Friburgo suscrita por México y las definiciones de la UNESCO, después de haber escuchado por parte de expertos como el Dr. Bolfy Cottom (investigador del INAH) la historia de otras leyes similares, llegar a tratar de definir CULTURA y aventar el lugarzaso común “cultura es todo” (haciendo gala de un término que viene de la antropología clásica) en una reunión de este tipo, que lo que buscaba era dar a conocer los avances de las consultas ciudadanas de los últimos meses en 31 municipios!

Estamos ya casi en junio, tiempo propicio para proponer la ley al congreso para que luego de dictaminarla se dé a conocer. Después habrán de llevarse a cabo foros regionales para que la gente sepa que lo que se opinó está reflejado en el texto.

Digamos que no se valía ya intervenir o participar a partir de nociones de identidad colectiva (“Morelos es único y se diferencia de otras entidades por su patrimonio cultural tangible o intangible”), por ejemplo, porque eso ya lo sabemos y ya se vio en reuniones pasadas.

La verdad es que la reunión no tuvo ni pies ni cabeza porque lo que la motivó fue el querer quedar bien con los varios grupos que conforman la comunidad cultural del estado. Pero quedar bien con todos lleva siempre a perder el tiempo. Por supuesto, la diputada Erika Hernández Gordillo del Partido Nueva Alianza, quien se ofreció a encabezar la propuesta de iniciativa de ley en el congreso brilló por su ausencia, como lo ha hecho en otras ocasiones. Eso sí, como es lógico suponer y se acercan los tiempos electorales, asistieron representantes de la Secretaría de Turismo, Desarrollo Sustentable y Desarrollo Social.

2.Se entiende que el tema se quiera socializar y darle gusto a todo mundo, se entiende que el ideal sería la construcción colectiva del instrumento legal y es válido que se invite a las diversas comunidades a participar en las reuniones, lo que no me parece válido es la falta de moderación de una mesa de discusiones que se pretende de alto nivel. En este sentido, felicito a Marco Tafoya, Alejandra Rangel, Sinaí Arce, Gustavo Garibay, José Miguel Rueda quienes han sido los verdaderos impulsores del tema (busquen en internet la trayectoria de Cultura 33) por tratar de enderezar el camino a partir de sus investigaciones.

Basta oírlos hablar del asunto no sólo desde sus experiencias como promotores culturales, sino de lo que consideran que debe ser la famosa ley propuesta para este estado como única en el país, porque precisamente recogería inquietudes de la gente de los 33 municipios que lo conforman. La parte medular debe recaer en el empleo de los recursos públicos (¿el dinero deben ser para comprar globos y cuetes para las fiestas?), los presupuestos etiquetados y la solidez profesional de los funcionarios. Lo que urge es normar para evitar las decisiones arbitrarias por parte de las autoridades. Las políticas públicas deben servir para la protección de todos los ciudadanos, desde los pueblos originarios (no es lo mismo que indígenas), hasta los creadores, pasando por todos los consumidores de los productos culturales. Por cierto la única que mencionó el tan sobado concepto “tejido social” y lo relacionó con el concepto desarrollo humano fue Alejandra Rangel y por falta de tiempo lo hizo de pasadita.

Pero he aquí el problema: no se le puede dar gusto a todo el mundo y a estas alturas tendría que estar dándose un cierre que apuntara a saber en qué medida se va a proteger a los creadores (seguros social para ellos, por ejemplo, pago de derechos de autor, pago de salarios cuando se expongan sus obras en museos, etc.), o de qué manera el consumidor o beneficiario de cultura va a poder exigir que se le dé acceso a lo que le gusta, y no a lo que el estado quiere patrocinar; ese día, por ejemplo, se habló en tono crítico de los conciertos masivos que se han estado ofreciendo en Cuernavaca y otros municipios.

3.Sabemos que en países como el Reino Unido hay porcentajes importantes del PIB dirigidos a la promoción de la cultura, pero tal obligación no la contemplan ni la constitución estatal ni la ley propuesta, a la cual por cierto, se le anda cambiando el nombre.

Yo espero que en las siguientes reuniones se abra el tema puntualmente, con explicativos previos y que no sea una discusión bizantina. Espero que se hable de reglamentar, de cómo se va a sancionar a quien cometa faltas administrativas, porque la parte medular de una herramienta jurídica es la normatividad. Ya sabemos que tenemos derecho a la cultura porque se trata de un derecho universal y que de todas maneras la creatividad seguirá existiendo.

4.Cultura 33 yo les digo que así como comenzaron entendiendo que el tema es urgente y puede hacer brillar a nuestro estado en el mapa de la República, del mismo modo eviten que el tema se politice o se mediatice en función de intereses particulares. No permitan que el asunto se torne una deconstrucción. Aboguen por la construcción de una ley para el desarrollo cultural de Morelos, como bien han venido proponiendo.

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