jueves, 10 de julio de 2014

Vas a ver: Dos recomendaciones para este fin de semana

Aprovechando el próximo puente, quiero invitarlos a disfrutar dos muestras que pueden convertirse en inolvidables regalos para la familia, si conseguimos activar la mirada asombrada propia de los niños.  La de ellos y la nuestra.

La primera puede verse por internet (www.themorgan.org y antoinedesaintexupery.org) y está dedicada al El Principito, uno de los libros más vendidos y traducidos de la historia.  Curada por Christine Nelson, para “The Pierpont Morgan Library”, en NY., la misma exhibe los borradores originales (textos e ilustraciones) creados durante la Segunda Guerra Mundial por Antonie de Saint-Exupéry, quien además de ser piloto experto en correo aéreo, fue exitoso escritor. Como sabemos, el libro habla no sólo del encuentro entre quien arregla su avión averiado y un viajero interestelar, sino de la amistad, la condición humana, lo subjetivo frente a lo objetivo, el candor y la malicia, las apariencias y la realidad.

Estamos hablando de visiones encontradas y por lo tanto, el tema podría ser también la Otredad, pero si vemos la muestra tratando de entender el proceso creativo de la obra, nos daremos cuenta de cómo un autor entra en pánico, se desvela pensando en el valor de su trabajo, duda sobre sus personajes, hace sentidas consultas a lectores amigos y construye poco a poco, atravesando a veces un miserable estado de ánimo. Esto, que es el proceso creativo, se ve en carne viva en esta muestra y nos comprueba que no sólo de intuición y arduo trabajo están compuestos los libros, sino de un titipuchal de emociones.

Les cuento que Antoine de Saint-Exupéry escribió tal obra con más del doble de palabras con las que finalmente fue publicada por Reynald & Hitcock, editorial norteamericana y que una de las primeras lectoras de la obra, la piloto Anne Lindberg, esposa de Charles, dijo que el autor desconocía lo que es un niño, que más bien el personaje era un santo, el alma de un adulto tristísimo y solitario.

 Quienes leyeron la historia, tal vez no saben que el protagonista es un alter ego del autor (siempre hay desplazamientos e identificaciones entre el autor y sus personajes, no hay manera de evitarlo), incluso hasta el grado de que las imágenes primigenias lo representan medio calvo y no como finalmente apareció el personaje, más aniñado, de cabellos rubios, pisando un planeta del tamaño de un tapete.

En la muestra también se exhiben las cartas entre Saint-Exupéry y algunas amistades quienes le dieron recomendaciones sobre el abordaje. Está la carta de la primera fan del cuento y el diario del primer niño lector del texto.  También se muestran detalles curiosos, como un error del escritor al mencionar una fecha que al final fue corregida, pero que coincide con el año de su muerte, 1944, como todos sabemos a causa de un desastre aeronáutico.

Les confieso que yo entré a la muestra con un poco de flojera porque siendo documental, sabía que requeriría del espectador un trabajo de atención y concentración más arduo, pero también les comparto que por la manera en la que se dispusieron e iluminaron los objetos, todo el asunto fue ganando mi atención y corazón porque me encontré antes que nada con la intimidad del escritor.

Vestiditos típicos, preciosas artesanías

Pasando a otro tema, les cuento que el día de hoy se inaugura en el MMAPO la muestra de trajes típicos en miniatura que comentamos hace un par de años en estas páginas. Se trata de la colección de María Esther Zuno de Echeverría, a quien le gustaba pero sobre todo amaba con conocimiento de causa, la artesanía mexicana. Recordemos que ella fue hija del escritor José Guadalupe Zuno, prominente hombre dedicado a la promoción cultural en su estado natal, Jalisco, a quien se le debe entre otras cosas, el haber formado el Centro Bohemio de Guadalajara, un semillero para artistas como Juan Soriano, Manuel González Serrano, José Clemente Orozco, Roberto Montenegro y Raúl Anguiano, por mencionar a unos cuantos.

Lo que se verá en el centro de esta ciudad, allí en la calle de Hidalgo, son algunas réplicas de los vestidos de ceremonia y uso diario de varios de los pueblos y culturas de los 32 estados de la República Mexicana. Lo curioso y lo inteligente de su parte, fue que la señora María Esther mandó a hacer muñequitas-maniquíes chiquitas para exhibir las elaboradas piezas que van con todo y sus accesorios, cosa que le da otra dimensión a la muestra, pues permite el acercamiento íntimo del espectador, y sobre todo le abre las puertas al niño que visita el museo (provoca su interés) porque lo relaciona con su mundo natural de sopetón, me refiero al mundo de los juguetes. A sus ojos aparece una muchedumbre ataviada para la fiesta, siendo el resultado de uno de los trabajos artesanales más finos que hay en el país, me refiero al textil.

Como les digo, esta muestra se exhibió hace unos dos o tres años en el bellísimo y único Museo de Arte Popular de la Ciudad de México, ese que está a una cuadra de la Alameda y ahora por gestiones del gobierno estatal viene a exponerse aquí. Lo malo es el espacio que no dará para deambular como se debe, lo bueno es que podremos apreciar en Cuernavaca esta muestra única en el mundo. FIN

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