Multifacética
Cordelia
El sábado pasado
se inauguró en el Jardín Borda una muestra de pintura de Cordelia Urueta
(1908-1995) que la representa a cabalidad. Allí está toda ella, desde sus
pinturas vinculadas formalmente con Picasso y Rousseau, hasta sus autorretratos,
pasando por la obra abstracta emparentada con la mal llamada Generación de la
Ruptura. Ante la contundente variedad, el poeta y crítico Luis Rius, director
del museo que itinera la exposición, indicó que tales giros debían valorarse en
función de los intereses que se presentan a lo largo de la vida y no como una
debilidad de la pintora. De ahí que quienes asistimos al evento sintiéramos que
efectivamente íbamos detrás de una yegua galopante, de una valientísima
inventora de imaginarios, a la que debíamos poner esmeradísima atención.
¿Por qué valientísima? Porque en materia de
arte el lugar común ha dictado que la noción de estilo es la máxima autoridad y
por lo tanto se ha visto con desconfianza el cambio de rumbo. Pero pensémoslo
bien y entenderemos que los cambios son parte de la vida, que la permanencia es
lo raro. Es más, a veces la permanencia es agotamiento, es muerte. Allí están
Picasso y Diego Rivera, con sus diversas épocas para demostrarlo en el gran
arte.
Nacida en una familia de gente cultivada,
parienta de prominentes artistas y políticos, Cordelia Urueta pasó largas
temporadas en Tepoztlán, en donde pintó una obra de sabor simbolista, de gran
formato, casi un mural, que se expone por primera vez, dado que no había salido
del Hotel Posada del Tepozteco, según cuenta su sobrina, Martha Villaseñor.
Conocí a Margarita, la hermana de Cordelia en
casa del Profesor Rafael González de Alba, excelente anfitrión y gentil
caballero muy querido en Cuernavaca, hace 20 años que llegué a esta ciudad. Al
profe, conocido también como Domicheto entre los Rotarios del Club Cuernavaca,
le gustaba organizar comidas en su casa y nos invitaba frecuentemente a mi
esposo y a mí, a departir con personalidades del mundo de la cultura. Una de
esas tardes escuché, a la señora Margarita hablar con nostalgia de un mundo
cultural en el que Diego y Frida habían sido los reyes, pero también un mundo
en el que la ruta indicada por Siqueiros estaba siendo cuestionada por gente
tan valiente como su hermana Cordelia.
Pero ¿saben qué me impresiona más que la
valentía de Cordelia? Me emociona mucho su vocación, llevada hasta el grado de
tener que pintar de memoria, echando mano de la imaginación y el tacto, cuando
la mácula que padecía la fue dejando ciega. Entrando a las salas del Borda,
yendo al lado derecho, nos encontraremos con sus autorretratos. El que está de
frente, uno que muestra a la elegante mujer con los ojos casi vacíos nos los
dice todo: no es que no haya nada en esos ojos, es que no sabemos si e azul grisáceo
esfumado que emana de ellos resplandece o se autoconsume.
Siendo una pintura muy mesurada en los
detalles, casi puro color -el dibujo a
línea continua solo la perfila-, termina por mostrarnos su pasión por la
pintura-pintura, la importancia que tenían los asuntos plásticos para ella. Por
favor, sientan ustedes cómo no es el modelo lo que importa, como en los
autorretratos de junto, sino la angustia de ir careciendo de la vista, el tema
principal.
Víctor Hugo Núñez
en Tepoztlán
Hace casi un mes
que se inauguró en el Ex Convento de Tepoztlán la exposición de Víctor Hugo
Núñez, el chileno-morelense al que uno siempre percibe tan pasional como buen
escultor. La puesta en escena de tantas y tan buenas obras se la debemos a la
gran Marcela Tostado, incansable promotora cultural que se ha ganado el respeto
de los tepoztecos y tepostizos, por su seriedad y compromiso con la difusión
del arte.
De la obra de Núñez se pueden decir un montón
de cosas: abordarlo a partir de la fantasía creadora que lo lleva por el mundo
del erotismo abre un amplio capítulo que incluye cuerpos femeninos más que
masculinos, pero también podemos acercarnos a su zoología fantástica y tarde o
temprano le encontraríamos linaje, vínculos prehispánicos.
Por otro lado, las transgresiones que ha
realizado a los cuerpos humanos -los fragmenta, los corta a la mitad, los une
con ángulos de fierro-, invitan a pensar en un franco interés de su parte de
insertarse en las tendencias plásticas contemporáneas. Es decir, Núñez pasa del
manejo casi académico del cuerpo humano, al manejo posmoderno que metaforiza
temas como la violencia y el conflicto interno.
Durante la inauguración, al dar la explicación
de la obra, el también excelente cocinero, habló sobre el impacto que generan
en la memoria colectiva los desmembramientos de las víctimas de la violencia y
sobre cómo estos asuntos necesariamente se van tornando estéticos, al ser parte
de la cultura visual de todos: artistas y no artistas.
Aprovecho el
espacio para celebrar también la pieza monumental que instaló recientemente en
Jardines de México, una obra fitomorfa a la que le cayó muy bien el color rojo,
que complementa el exuberante verdor del entorno.
Conferencia sobre
la imagen de Emiliano Zapata
El día de mañana, jueves 10 de abril, se
cumple un aniversario más de la muerte del Caudilllo del Sur. Sobre el
liderazgo de Emiliano Zapata se han dicho muchas cosas y seguramente se dirán
desde las tribunas políticas muchas más. El uso político de la imagen es
siempre voraz: sus ideales se resignifican, sus pérdidas se aprovechan para
convencer masivamente.
No obstante poco
se habla de su interesantísima imagen, misma que se actualiza constantemente a
partir de unas cuantas fotografías multirreproducidas de su rostro. En el Jardín Borda charlaré sobre este y
otros aspectos de la representación que atañen al de Anenecuilco, pero que
también nos aluden a nosotros como constantes consumidores de representaciones
artísticas y mediatizadas. Ojalá, querido lector, lectora, que se te antoje el
tema y podamos departir, la cita es a las 5 de la tarde.
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