jueves, 10 de julio de 2014

Vas a ver: Cultura en Morelos: el valor del registro

1. No basta con que las cosas existan para que existan, lo que quiero decir es que para que queden en la memoria colectiva, para que existan en términos históricos hay que nombrarlas y darles permanencia en tinta papel. Varias veces he dicho en este espacio, que mientras la historia del arte morelense no cuente con un registro que pueda trascendernos, no existirá completa. No hay libros de historia del arte morelense y eso es muy grave. La praxis y la historia son dos realidades  humanas diferentes. Y sin embargo, podemos decir que no todo es pesimismo, porque hay intentos que buscan compendiar lo que aquí sucede.

Al referirme a estos intentos no estoy hablando del valiosísimo periodismo cotidiano, ese que recoge, aunque sea en pura imagen, el acontecer de los fines de semana en las galerías, museos, auditorios. El asunto es más trascendente de lo que parece, querido lector y lectora, porque es allí en donde tendrán que comenzar a investigar quienes en el futuro quieran conocer la historia cultural del estado en esta época

2. En este orden de ideas que nos deja en falta a los morelenses, quiero contarles que con un gran poder de convocatoria se presentó el sábado pasado, en el Jardín Borda, un libro que recoge algunas actividades culturales realizadas en el estado.  Bajo el título “Cronizarte” y el sello Ediciones y Punto, ilustrado con fotografías de 20 autores, el mismo presenta en 5 capítulos exposiciones, imágenes de montajes, hechos creativos diversos y retratos de artistas. Hay que aclarar que no es un catálogo y tampoco pretende ser contundente en cuanto a las opiniones que manifiesta, lo cual le da un valor específico en la comunidad: parte de la fotografía disparada en el evento al que acuden NO los fotorreporteros, sino los amigos de la cultura, la gente del medio que acude a experimentar lo de sus colegas por puro gusto.

 El autor, Miguel Ángel Izquierdo, presente en el medio educativo desde la campaña del gobernador Graco Ramírez y actual subsecretario de educación media, ha estado interesado en el trabajo de difusión cultural en municipios de tiempo atrás y ha desarrollado una línea de investigación en cultura y arte en la Universidad Pedagógica Nacional, tal vez por eso el libro responde a un formato de tesis por cuanto respecta a la presentación de la información. Lo malo en este sentido es que le falta rigor académico.

En su texto, Izquierdo se presenta como un asiduo consumidor de productos culturales que quiere compartir con sus congéneres los beneficios del arte: por amor al mismo quiere demostrar el poder de convocatoria de los varios gremios artísticos morelenses y la capacidad del arte de transformarse en activismo social en situaciones críticas.  Él parte del hecho de que en los meses posteriores a marzo del 2012 y como soporte y compañía de acciones que se convirtieron en el Movimiento por La Paz con Justicia y Dignidad, el arte ha buscado recuperar su función catalizadora, es decir, comunicativa de contenidos sociales. El autor acierta asimismo cuando compara --sin mayores explicativos--, nuestra situación con la de Medellín, Colombia, y luego entre las páginas 16 y 22 hace un panegírico sobre los inmensos beneficios del arte.

También dice que el ámbito artístico de Morelos está en espera de un estudio serio a partir de las ciencias sociales, similar al que Medardo Tapia hiciera para el campo científico y tecnológico, refiriéndose a “Morelos: Capital del Conocimiento, CRIM/UNAM, 2010” y en eso tiene razón: asombra que ni la Facultad de Artes de la UAEM con tanta gente seria e inteligente con la que cuenta ni el CMAEM, ni el CIDHEM hayan puesto en circulación un compendio de libros que aborden el tema, excepción hecha de los volúmenes que dedicó, hace más de un año al estudio del patrimonio cultural tangible e intangible, la UAEM.

Lo que a mi juicio hubiera enriquecido el texto es un diagnóstico que tomara en cuenta el sentir de los artistas que no se sienten apoyados y censara la cantidad de acciones y trabajo artístico de calidad que se realiza actualmente. Pero como bien me dice él, hoy martes que le hablo por teléfono: “En la presentación se dio de manera espontánea la voluntad de continuar con este trabajo, Maricela y Grabaluz quieren incluir a más artistas, dar continuidad a este trabajo. Incluir a  las compañías pequeñitas que faltan en el texto, dar cuenta de lo que sucede en este estado de una manera más amplia. Ahora trabajamos en una convocatoria que incluya a otros municipios ausentes”.

3.Otra de las características de este material es que es un retrato de lo que sucede en las redes sociales; sin habérselo propuesto los autores, refleja la atmósfera que se respira con respecto a la cultura en el ámbito virtual porque mucho de lo publicado proviene de la www. Al respecto él aclara: “Nos nutrimos de lo que habíamos hecho los tres y mucho de FaceBook, por ejemplo así descubrimos el trabajo de Daniel Guevara, quisimos darle espacio a la gente nueva que cumple con criterios de calidad.”

Como la praxis, para hacerse memorable, requiere repensarse y echar mano de apoyos consistentes y sistemáticos, yo le pregunto al maestro cuál es la estrategia que piensa seguir para continuar con este trabajo editorial. Su respuesta es la siguiente:

“Quise reconocer a los creadores que no tienen todavía cartel, y también reconocer a los mecenas callados que impulsan a los niños que estudian artes, porque hay que decir que hay gran valor y talento en este estado. Hay muchos que sin ser artistas, ahorita están entregados a esa labor y esas actividades no consagradas, pero sí creativas deben tomarse en cuenta porque forman parte del espíritu cultural de la entidad. Lo que sigue es invitar a los que faltan y darle estructura y forma consecuente”.

 Formado como científico matemático y artista amateur, Izquierdo ha hecho retratos de artistas locales  -los relieves que aparecen en el libro son de su autoría-. Asegura no estar preparado para escribir desde un punto de vista crítico y por eso quiere invitar a la gente a que viva la experiencia artística desde otro puto de vista.

“Ya tenía un cúmulo de eventos artísticos registrados y decidí en marzo con Maricela Figueroa y Grabaluz enriquecer esta publicación. El ánimo es la admiración y el rigor que pudiera tener el libro recae en el recuento de las carteleras y las páginas de la web que dan cuenta del trabajo de difusión de la cultura en Morelos.”

En fin, que el libro del que hoy hablamos nace del amor al arte y sólo por eso hay que comprarlo, leerlo y abrirlo con admiración. 

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