1. Hoy, a las 5 de la tarde en el mal llamado
Museo de la Ciudad, habrá una mesa redonda sobre derechos humanos en su faceta
de cultura; el acto se dará en el marco del festejo que la UNESCO marca para
este día, 21 de mayo, nombrado desde 2001 Día Mundial de la Diversidad
Cultural. El tema que me invita, “El arte como integrador de la diversidad
cultural”, pretende demostrar que el mismo crea lazos de integración entre variados
grupos y para lograrlo recordaré que Cuernavaca ha sido y es residencia de
muchos artistas, lo cual la ha convertido en una “provincia cosmopolita”.
No se trata aquí de enlistar los nombres de
quienes han vivido en nuestro estado, produciendo sus obras para un mercado
nacional e internacional, más que para el coleccionismo público y privado de la
entidad porque son muchos; pero sí diremos que desde Rivera, Siqueiros, Tamayo,
Coronel, Cauduro, von Gunten y Cázares -por mencionar a los más conocidos-, hasta Jimmie Durham, a quien hoy mencionaré
de manera particular, han demostrado, cada uno a su manera que el arte es el
resultado de un proceso de asimilación de formas e ideas preexistentes, por
ello se habla de influencias al abordar sus obras y existe la historia del arte
como una forma de pensar objetos hilados. Ya en otras ocasiones he recomendado
el libro de Kirk Varnedoe titulado “A fine disregard”, porque me gusta cómo
explica el arte como una sumatoria de esfuerzos múltiples.
Sobre Durham, nacido en Washington, Ar., diré
que residió en Cuernavaca en la década de los ochenta y que su obra escultórica
(también es cineasta, performancero y escritor) se distingue por incluir
elementos encontrados y letreros que generan interpretaciones relacionadas con
lo paradójico y lo enigmático. Mirando la pieza que presentaré (Choose Any
Three), comprobaremos lo que se dice de él: su exitosa carrera en el “high art
worlwide scene” se debe a que disuelve la lógica binaria y cuestiona conceptos
como el colonialismo y la convivencia global.
La pieza de la que hablaremos es ampliamente conocida en el mundo del
arte contemporáneo porque ha sido muy publicada en libros de arte y
recientemente se mostró ante el gran público de la Biennal del Whitney, en
Nueva York causando interesantes disertaciones.
2. Más allá de compartir la obra del universal
Durham, me gustaría también comentar en esta columna la pertinencia de un
festejo como este; sabernos parte de una cultura democrática que respeta los
derechos humanos, sabernos incluyentes será siempre benéfico porque así se
generan las políticas de tolerancia y respeto por la otredad.
Pero más allá de los buenos propósitos y
discursos de ocasión, la pregunta sería: ¿cómo se vive la diferencia de
culturas en nuestro estado el resto del año?¿Es el reparto de la riqueza un
factor que habría que tomar en cuenta a la hora del festejo? Y es que no se
trata de quedarnos con la justa y respetuosa representación que se haga de cada
cultura (y sus obras de arte) en los museos o plazas públicas, se trata de
analizar la pertinencia del fomento de expresiones como la narcocultura en una
sociedad en la que no existen ni la educación conveniente, ni el fomento del
juicio crítico necesario para entender el daño que se genera con esta patética
y patológica subcultura, por poner un ejemplo. No es un problema de libertad de
expresión, sino de un problema que tiene que ver con la salud de la gente.
3. Finalmente, al análisis del asunto habría
que agregar otros intereses relacionados con las culturas de las minorías. Por
ejemplo, el pasado domingo se manifestaron en diversos lugares quienes proponen
la igualdad de derechos en materia de preferencias sexuales y en el zócalo
capitalino se está presentando una feria que celebra la amistad entre culturas
de diversos países.
El primer caso cuenta con una ya larga
tradición muy loable, que se legitima en tanto se basa en el derecho humano más
esencial de todos: el de relacionarse afectivamente con quien a uno le plazca.
El segundo asunto, el dedicado a la Amistad de las Culturas en el Zócalo
capitalino, huele una vez más a política ligth que explota los clichés. Es en
estos casos de ferias populistas, que debemos preguntarnos por la verdadera
inclusión de las minorías, por cómo se viven los estereotipos culturales y por
cómo desde las leyes del libre mercado terminamos consumiendo los productos
elaborados por personas de diversas comunidades que siguen siendo explotadas
por quienes detentan la riqueza financiera.
La pregunta final que debemos hacernos tiene
que ver con analizar los términos globalización, convivencia global (Ibrahim
Anwar), imperialismo y colonialismo. FIN.
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