jueves, 10 de julio de 2014

Vas a ver: Diversidad Cultural: el poder del arte para representarla (y otras ideas relacionadas)

1. Hoy, a las 5 de la tarde en el mal llamado Museo de la Ciudad, habrá una mesa redonda sobre derechos humanos en su faceta de cultura; el acto se dará en el marco del festejo que la UNESCO marca para este día, 21 de mayo, nombrado desde 2001 Día Mundial de la Diversidad Cultural. El tema que me invita, “El arte como integrador de la diversidad cultural”, pretende demostrar que el mismo crea lazos de integración entre variados grupos y para lograrlo recordaré que Cuernavaca ha sido y es residencia de muchos artistas, lo cual la ha convertido en una “provincia cosmopolita”.

No se trata aquí de enlistar los nombres de quienes han vivido en nuestro estado, produciendo sus obras para un mercado nacional e internacional, más que para el coleccionismo público y privado de la entidad porque son muchos; pero sí diremos que desde Rivera, Siqueiros, Tamayo, Coronel, Cauduro, von Gunten y Cázares -por mencionar a los más conocidos-,  hasta Jimmie Durham, a quien hoy mencionaré de manera particular, han demostrado, cada uno a su manera que el arte es el resultado de un proceso de asimilación de formas e ideas preexistentes, por ello se habla de influencias al abordar sus obras y existe la historia del arte como una forma de pensar objetos hilados. Ya en otras ocasiones he recomendado el libro de Kirk Varnedoe titulado “A fine disregard”, porque me gusta cómo explica el arte como una sumatoria de esfuerzos múltiples.

Sobre Durham, nacido en Washington, Ar., diré que residió en Cuernavaca en la década de los ochenta y que su obra escultórica (también es cineasta, performancero y escritor) se distingue por incluir elementos encontrados y letreros que generan interpretaciones relacionadas con lo paradójico y lo enigmático. Mirando la pieza que presentaré (Choose Any Three), comprobaremos lo que se dice de él: su exitosa carrera en el “high art worlwide scene” se debe a que disuelve la lógica binaria y cuestiona conceptos como el colonialismo y la convivencia global.  La pieza de la que hablaremos es ampliamente conocida en el mundo del arte contemporáneo porque ha sido muy publicada en libros de arte y recientemente se mostró ante el gran público de la Biennal del Whitney, en Nueva York causando interesantes disertaciones.

2. Más allá de compartir la obra del universal Durham, me gustaría también comentar en esta columna la pertinencia de un festejo como este; sabernos parte de una cultura democrática que respeta los derechos humanos, sabernos incluyentes será siempre benéfico porque así se generan las políticas de tolerancia y respeto por la otredad.

Pero más allá de los buenos propósitos y discursos de ocasión, la pregunta sería: ¿cómo se vive la diferencia de culturas en nuestro estado el resto del año?¿Es el reparto de la riqueza un factor que habría que tomar en cuenta a la hora del festejo? Y es que no se trata de quedarnos con la justa y respetuosa representación que se haga de cada cultura (y sus obras de arte) en los museos o plazas públicas, se trata de analizar la pertinencia del fomento de expresiones como la narcocultura en una sociedad en la que no existen ni la educación conveniente, ni el fomento del juicio crítico necesario para entender el daño que se genera con esta patética y patológica subcultura, por poner un ejemplo. No es un problema de libertad de expresión, sino de un problema que tiene que ver con la salud de la gente.

3. Finalmente, al análisis del asunto habría que agregar otros intereses relacionados con las culturas de las minorías. Por ejemplo, el pasado domingo se manifestaron en diversos lugares quienes proponen la igualdad de derechos en materia de preferencias sexuales y en el zócalo capitalino se está presentando una feria que celebra la amistad entre culturas de diversos países.

El primer caso cuenta con una ya larga tradición muy loable, que se legitima en tanto se basa en el derecho humano más esencial de todos: el de relacionarse afectivamente con quien a uno le plazca. El segundo asunto, el dedicado a la Amistad de las Culturas en el Zócalo capitalino, huele una vez más a política ligth que explota los clichés. Es en estos casos de ferias populistas, que debemos preguntarnos por la verdadera inclusión de las minorías, por cómo se viven los estereotipos culturales y por cómo desde las leyes del libre mercado terminamos consumiendo los productos elaborados por personas de diversas comunidades que siguen siendo explotadas por quienes detentan la riqueza financiera.

La pregunta final que debemos hacernos tiene que ver con analizar los términos globalización, convivencia global (Ibrahim Anwar), imperialismo y colonialismo. FIN.

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