viernes, 24 de enero de 2014

Imagen de Cuernavaca: intentos de mejoría

Los baches de las calles, la mugre de las banquetas, la basura tirada por doquier no favorecen que el cuernavascense se sienta orgulloso de su ciudad y se apropie de los espacios; lejos de eso, la gente se ha encerrado más en sus casas, se ha vuelto apática a la imagen mejorable; lo peor de todo es que la suciedad, lo maloliente y el descuido han ido en aumento. Hay que recordar la famosa Teoría de los Vidrios Rotos, aquella que dice que ante un cristal estrellado, el impulso es quebrar el de al lado, porque un punto negro más en la escena, deja de ser significativo ante la mirada global.
No obstante, los esfuerzos para mejorar estética urbana no fenecen. Entre ellos vale la pena comentar una iniciativa gubernamental y una de la sociedad civil, porque pueden modificar favorablemente y a largo plazo  --no como sucedió con los jardines y fuentes del sexenio--, la autoimagen del morelense con respecto a su identidad como ciudadano.
El más publicitado por estos días es la proyección sobre la fachada del Palacio de Cortés de una video-animación que debió haber resultado costosísima por la tecnología que demanda, pero que bien mirada podría tornarse pretexto turístico, detonador económico.  El trabajo recupera parte de las figuras del mural pintado en ese lugar por Diego Rivera entre 1930-31, me refiero a la epopeya de la conquista española que masacró a un montón de indígenas y termina siendo una visión idílica, un tanto edulcorada y simplista de la Revolución Mexicana, no en balde “la premiere” se dio el 20 de noviembre.
De esto no tienen la culpa los productores de la pieza digitalizada, quienes por otra parte cumplen con la línea promocional de trabajos semejantes proyectados sobre fachadas de edificios icónicos de algunas ciudades del país; valga la pena mencionar el de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, presentado sobre la blanca portada de la catedral, por su majestuosidad en términos de tiempo de proyección, calidad y complejidad de las imágenes.
Pero volviendo al nuestro, me gustaría recordar que Diego Rivera fue el muralista más optimista por lo que respecta a la Revolución Mexicana y lo que traduce la citada animación en primera instancia es una muy libre interpretación de la historia del estado. Rivera decía: “Zapata fue un guerrillero de sangre indígena que recobró la tierra tras la lucha armada y el reparto agrícola, sometiendo a los terratenientes, llevó al triunfo la cultura mestiza, construyendo así una nación independiente.” Y tal es la visión que se quiere proyectar, no solo a partir del manejo visual que se hace del mural ubicado al interior del hoy Museo Cuauhnáhuac, sino porque se presenta la idea de una revuelta social exitosa que culmina en el hecho de que la tierra hoy esté en manos de quienes la trabajan, exaltando la imagen de un Emiliano Zapata feliz, que eleva el escudo del gobierno, también de Rivera.
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Como vemos, así se generan las imágenes oficiales y esto no nos debe espantar, pues el arte ha estado al servicio de los gobiernos desde épocas inmemoriales. Vamos a ver si de veras la gente se junta por montones a ver la proyección, propiciando consumos en restaurantes y tiendas por parte de los turistas, que es lo que se busca, además de paseantes felices y confiados.
Yo por mi parte añado que durante “la premiere” y mientras la banda de música del estado tocaba, el Ballet Ixcóatl de Yautepec hacía su mejor esfuerzo por ganarse la atención de los espectadores, quienes no nos enteramos, porque nunca se  presentó como merecían, a estos artistas morelenses, ganadores de reconocimientos nacionales e internacionales. También me hubiera gustado ver al final de la presentación la imagen del mural completo, desdoblado.
          
El otro intento de modificación del espacio urbano es el que se dio este domingo 24 por iniciativa conjunta de varias organizaciones civiles que pretenden embellecer el jardín Juárez, el del kiosko junto al Zócalo cada dos meses. Allí se plantaron Nochebuenas en un intento de ponerle color y belleza basada en las fiestas temáticas populares, al primer cuadro de la ciudad. La idea que basa el proyecto impulsado en gran medida por los “Cuernavacos” es que al gobierno municipal, tan desgastado por los latrocinios de los malos funcionarios que le han tocado, le ayuden un poco los ciudadanos de buena voluntad, que aporten su tiempo y unos pesitos, ya sea para decorar como en este caso, o barriendo las calles y pintando bordes de las banquetas, como se ha venido haciendo semanas atrás.
Esperemos que al cabo del tiempo los “tejidos” o buenas voluntades no se destejan, como sucedió con los camellones enjardinados y las fuentes arregladas por corto tiempo, hoy encharcadas, feísimas.  
Nota final: Por cierto que el mural de Rivera no fue nombrado oficialmente en la época, aunque Rivera sí tituló sus partes, mismas que bien leídas se convierten en un tributo al mestizaje.

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