Todavía en obras y corrigiendo cositas que no quedaron a última hora, este fin de semana, abrió el Museo Jumex en la Ciudad de México, un espacio pensado para los aficionados al arte de la llamada postmodernidad y sin embargo una novedad que enfrentará retos importantes, entre ellos el de convertir una prestigiadísima colección privada de arte en un complejo sistema de promoción del arte caracterizado por romper los paradigmas del arte del pasado.
Ubicado en esa zona llamada “Nuevo Polanco” (antes Irrigación), juntito al museo Soumaya del señor Slim, el sitio no es un lugar fastuoso ni de grandes dimensiones; a simple vista parece más bien que se pensó para resolver las necesidades de exhibición de las piezas del señor Eugenio López, un entusiasta connaisseur, destacado en los círculos relacionados con el coleccionismo y el patrocinio de las artes en gran parte del mundo.
Como otro de los retos que va a enfrentar este museo es tratar de posicionar en el esquema internacional –llamado mainstream por los expertos-- el arte mexicano, me acerqué a Patrick Charpenel, el curador estrella del lugar, un sensible y talentoso coleccionista jalisciense, quien respondió a un par de preguntas para esta columna:
MH: Patrick ¿crees que estamos preparados en México para la apertura de un museo como este? No estoy hablando de quienes asistimos a los SITACs (Simposio de Teoría y Crítica sobre Arte Contemporáneo) o leemos revistas especializadas, sino en el público consistente que necesita un museo para subsistir...
Patrick Charpenel: Primero te diré que la Ciudad de México, junto con Los Ángeles tiene la mayor concentración de museos; aunque no todos son buenos y no contamos con la solidez y la estructura de ciudades Nueva York, es importante entender que hay propuestas sólidas y que se producen obras de mucha calidad en nuestro país. La infraestructura que hay es cada vez más interesante y la oferta cultural ha ido creciendo en años recientes. Las galerías se han multiplicado, la feria MACO es ya un referente internacional y los públicos se han ido consolidando. Aunque no hay tantas revistas especializadas, existe el debate, el pensamiento crítico necesario para desde ahí gestar un discurso que deje sentir la influencia de México en el mundo. Lo trágico es que no existe el coleccionismo público que haya apoyado estos intereses. Los museos del INBA, INAH y la UNAM dejaron de destinar recursos para formar colecciones: desde la década de los setenta no ha habido programas de adquisiciones. Obras de las generaciones que siguieron a los hermanos Castro Leñero, Gabriel Macotela, etc., existen sólo en colecciones privadas. El MUAC de la UNAM y el Museo Tamayo han apoyado en esta tarea de incorporar arte emergente, pero ha sido poco. Este museo enfrentará el reto de exhibir el arte producido en las últimas décadas, un reto que será asimismo una responsabilidad.
MH: Patrick, ¿Cómo curador cuál fue la idea general que animó las exhibiciones de las tres galerías que se abrieron y el proyecto inspirado en el gran Fernando Gamboa, quien como sabemos creó las colecciones de arte moderno mexicano exhibidas por el INBA en sus varios recintos?
PCH: El museo abre como un proyecto importante que manda varias señales. El trabajo inspirado en Fernando Gamboa, curado en colaboración con la fundación que lleva su nombre, pone en escena la historia de las exposiciones de los años 30-50. Éste nace a partir de un documento que se convirtió en libro y dio origen a mesas redondas, performances y conversaciones entre el arquitecto y el curador Mauricio Marcin. Otra de las señales que enviamos es que no sólo somos una colección de arte, queremos dar a conocer que además somos investigadores, que apoyamos varios proyectos de orden académico, que estamos involucrados con posgrados, que estamos interesados en apoyar la producción de obras costosas, la publicación de libros de arte, etc. Además somos una institución abierta a colaborar con otros museos y universidades porque somos un complejo pensado para poner en marcha una estructura que ponga el nombre de México en alto en materia de arte.
Ubicado en esa zona llamada “Nuevo Polanco” (antes Irrigación), juntito al museo Soumaya del señor Slim, el sitio no es un lugar fastuoso ni de grandes dimensiones; a simple vista parece más bien que se pensó para resolver las necesidades de exhibición de las piezas del señor Eugenio López, un entusiasta connaisseur, destacado en los círculos relacionados con el coleccionismo y el patrocinio de las artes en gran parte del mundo.
Como otro de los retos que va a enfrentar este museo es tratar de posicionar en el esquema internacional –llamado mainstream por los expertos-- el arte mexicano, me acerqué a Patrick Charpenel, el curador estrella del lugar, un sensible y talentoso coleccionista jalisciense, quien respondió a un par de preguntas para esta columna:
MH: Patrick ¿crees que estamos preparados en México para la apertura de un museo como este? No estoy hablando de quienes asistimos a los SITACs (Simposio de Teoría y Crítica sobre Arte Contemporáneo) o leemos revistas especializadas, sino en el público consistente que necesita un museo para subsistir...
Patrick Charpenel: Primero te diré que la Ciudad de México, junto con Los Ángeles tiene la mayor concentración de museos; aunque no todos son buenos y no contamos con la solidez y la estructura de ciudades Nueva York, es importante entender que hay propuestas sólidas y que se producen obras de mucha calidad en nuestro país. La infraestructura que hay es cada vez más interesante y la oferta cultural ha ido creciendo en años recientes. Las galerías se han multiplicado, la feria MACO es ya un referente internacional y los públicos se han ido consolidando. Aunque no hay tantas revistas especializadas, existe el debate, el pensamiento crítico necesario para desde ahí gestar un discurso que deje sentir la influencia de México en el mundo. Lo trágico es que no existe el coleccionismo público que haya apoyado estos intereses. Los museos del INBA, INAH y la UNAM dejaron de destinar recursos para formar colecciones: desde la década de los setenta no ha habido programas de adquisiciones. Obras de las generaciones que siguieron a los hermanos Castro Leñero, Gabriel Macotela, etc., existen sólo en colecciones privadas. El MUAC de la UNAM y el Museo Tamayo han apoyado en esta tarea de incorporar arte emergente, pero ha sido poco. Este museo enfrentará el reto de exhibir el arte producido en las últimas décadas, un reto que será asimismo una responsabilidad.
MH: Patrick, ¿Cómo curador cuál fue la idea general que animó las exhibiciones de las tres galerías que se abrieron y el proyecto inspirado en el gran Fernando Gamboa, quien como sabemos creó las colecciones de arte moderno mexicano exhibidas por el INBA en sus varios recintos?
PCH: El museo abre como un proyecto importante que manda varias señales. El trabajo inspirado en Fernando Gamboa, curado en colaboración con la fundación que lleva su nombre, pone en escena la historia de las exposiciones de los años 30-50. Éste nace a partir de un documento que se convirtió en libro y dio origen a mesas redondas, performances y conversaciones entre el arquitecto y el curador Mauricio Marcin. Otra de las señales que enviamos es que no sólo somos una colección de arte, queremos dar a conocer que además somos investigadores, que apoyamos varios proyectos de orden académico, que estamos involucrados con posgrados, que estamos interesados en apoyar la producción de obras costosas, la publicación de libros de arte, etc. Además somos una institución abierta a colaborar con otros museos y universidades porque somos un complejo pensado para poner en marcha una estructura que ponga el nombre de México en alto en materia de arte.
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Por supuesto que emocionada y antes de despedirnos invité a Charpenel a venir a Cuernavaca a conocer el trabajo de varios artistas egresados del Centro Morelense de las Artes del estado de Morelos (antes CMA)y la Facultad de Artes de la UAEM. Le dije que estoy segura de que ellos y ellas serán, junto con otros mexicanos, las estrellas del arte mexicano venidero. Como he escrito en las páginas de este diario desde hace años, el talento de algunos a los que ya no podemos considerar “jóvenes creadores”, sino “artistas con trayectoria” puede ser el inicio de la “Escuela Morelense de las Artes”, entendida ésta a la manera de la “escuela oaxaqueña de pintura”. ¿Usted qué opina?
Por supuesto que emocionada y antes de despedirnos invité a Charpenel a venir a Cuernavaca a conocer el trabajo de varios artistas egresados del Centro Morelense de las Artes del estado de Morelos (antes CMA)y la Facultad de Artes de la UAEM. Le dije que estoy segura de que ellos y ellas serán, junto con otros mexicanos, las estrellas del arte mexicano venidero. Como he escrito en las páginas de este diario desde hace años, el talento de algunos a los que ya no podemos considerar “jóvenes creadores”, sino “artistas con trayectoria” puede ser el inicio de la “Escuela Morelense de las Artes”, entendida ésta a la manera de la “escuela oaxaqueña de pintura”. ¿Usted qué opina?
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