viernes, 24 de enero de 2014

Arte y $: dos nuevos museos y un consejo

1.
 Las relaciones entre arte y dinero son hoy más complejas que en el pasado. Una de esas complejidades tiene que ver con el hecho de hacer público un acervo privado, porque al mismo tiempo que un acopio de obras se legitima cuando un museo es aceptado por el público -a la manera de un santuario moderno-, el alma individual del coleccionista termina de algún modo imponiendo su gusto sobre los demás. Por si fuera poco, y ya estando así las cosas, el mercado del arte revalora cada una de las piezas y los nombres de los artistas expuestos crecen.
Este trabajo colectivo incluye a los expertos en mercado del arte, en un sistemaque no dejará la mercadotecnia de lado, una mercadotecnia apoyada, es obvio, en la propia historia del arte, de la que se extrae a veces lo más light, lo más destacable en términos de emociones baratas, hasta llegar a componer nombres cliché o simplismos.
2.
Estas reflexiones sin embargo no deben empañar los esfuerzos valiosísimos que se dan cotidianamente en materia de creación de museos: finalmente el arte tiene un aspecto social que no debemos dejar de lado al estudiarlo como fenómeno cultural, y en este sentido hay que tener cuidado al explorar la fortuna crítica que surge de la apertura de los nuevos sitios de exposiciones de arte del mundo.
Estando en Miami hace unos días, me tocó escuchar “lo bueno” y “lo malo” del “Pérez Art Museum Miami (PAMM)”, un lugar estupendamente bien puesto que seguramente encontrará su lugar pronto en la escena global del arte, tratándose de una ciudad que hoy políticos e inversionistas buscan destacar por su oferta cultural, además de por sus playas, vida nocturna y centros comerciales. Basta echarle un ojito al “Art Bassel Miami” para entender la monumental organización a la que se comprometen anualmente con esta feria. Cosa curiosa, habiendo en la entidad el dinero suficiente como para sostener museos de primer nivel, la ciudad descuidó por años la política cultural que le hubiera permitido posicionarse mejor entre las ciudades más visitadas por los museum goers.
3.
Apenas abierto hace unas semanas, el edificio de la firma Herzog y de Meuron, vio su primer escándalo al darse a conocer que una obra donada por el coleccionista Jorge Pérez (quien invirtió más de $40 millones de dólares en el museo que lleva su nombre), a la Universidad Internacional de Florida es falsa. No obstante, el público del arte no se ha dejado amilanar por un hecho exento de mala voluntad y que no se ha comprobado, y muchos corrimos a ver la muestra titulada “Americana”, una especie de ensayo visual dividido en algunos de los temas más importantes de la posmodernidad, entre ellos el freudiano YO como asunto central y el propio mercado del arte como propuesta conceptual. Veremos qué pasa con las curadurías siguientes y a qué mexicanos incluyen en sus muestras: ojalá no se queden sólo con los “famosos” y destaquen por sus investigaciones y lecturas propositivas del arte moderno y contemporáneo.
4.
En este mismo sentido de la voluntad de hacer público el amor al arte, les cuento que en la Ciudad de México están exponiéndose ya algunas de las piezas de Isabel y  Agustín Coppel, destacados coleccionistas de arte contemporáneo, quienes no solamente se toman la molestia de extender el cheque cuando algo les late, sino que estudian la obra a comprar, se relacionan con los artistas de su preferencia, buscan aprender viajando a ver museos y otras colecciones, etc. En breve les contaré más sobre este lugar ubicado en la Colonia Condesa, en la calle Parque España, núm. 47.
5.
Antes de apagar este aparato, les comparto un consejo que doy a quienes comienzan como coleccionistas: el mercado está cada día más saturado de falsificaciones, por favor no se deje engañar y busque asesoría de los expertos en cada artista, movimiento, estilo, sin pensar que es usted un suertudo ganador de una “súper ganga” que a nadie más le ofrecieron. En Cuernavaca corren los “riveras” y los “fridas” falsos, uno de mis amigos, experto en el tema, abrió hace meses un Dropbox especial para guardar las imágenes de más de 20 falsos que le llegan a la semana de estos aclamados artistas. Ya ni se toma la molestia de contestar los correos de consulta, porque no podría hacer otra cosa en el día. ¿Qué si se enoja?
Ya no, hoy colecciona falsos en un sitio virtual y se ríe mucho

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