martes, 15 de octubre de 2013

Vas a ver: Rendición de cuentas: Lo que me hubiera gustado

Como cualquiera, como usted, querido lector, lectora, el día de ayer, 1 de octubre, me levanté con el ánimo de escuchar muy buenas noticias de parte del alto mando, me refiero, por supuesto, a la primera rendición de cuentas –que no informe, porque éste lleva otro protocolo y se presenta en otra fecha-  del Gobierno llamado de la Nueva Visión.  Con tiempo y muy bien organizadas, llegamos miles de personas (no hubo camiones de acarreados, y eso habla muy bien de esta administración), cada uno a sentarse con su cada cual. Somos seres gregarios.
 A los de cultura, que son los que a mí me gustan, nos tocó sentarnos a la izquierda del enorme recinto. Varios nos saludamos, nos apapachamos, intercambiamos información sobre lo que cada uno está haciendo, nos organizamos para vernos próximamente, quedamos en comer, visitar estudios, etc., porque tuvimos una hora para platicar en lo que el “informe” comenzaba. Queríamos enterarnos de cuán importante ha sido este año el apoyo a la cultura y qué beneficios ha aportado la secretaría pertinente a algunos, no a todos, porque como ya se sabe, los presupuestos no bajaron como se esperaba. No obstante, y lo digo con desánimo –que no pesimismo-, me quedé con ganas de escuchar más sobre cómo se piensa inocular en los ciudadanos la “cultura de la cultura”, que vendría a ser la forma del pensamiento y del comportamiento que más falta nos hace a los morelenses en tiempos de crisis. Digo, dado que es el cuarto pilar de sustento del gobierno desde la campaña, pensé y pensamos, que iba a abrirse un capítulo dedicado a tal fin. Pero esto no sucedió. Esta estrategia no se explicó. Y hay que recordar que aún con carencias se pueden generar estrategias, planes de desarrollo.
 Claro está que no se trataba de que se nos rindiera cuentas específicas a nosotros los interesados en la literatura, el teatro, la música, la pintura, la vida académica, el museo, etc. El tema de la inseguridad es hoy por hoy el que sostiene y abre las conversaciones cotidianas, sin embargo, varios nos volteamos a ver cuando después del  plato fuerte de la temporada, me refiero al concierto de Plácido Domingo no se dijo más que lo del museo dedicado a ese gran jalisciense que fue Juan Soriano, y cuya magnífica obra tendremos debido a la generosidad de Marek Keller, responsable de la fundación que maneja el acervo de este insigne artista fallecido hace ya unos años.
Por otro lado, se entiende, que cada gremio iba a escuchar su parte del hipertexto (término foucaultiano), y no sé cómo se sintieron los demás espectadores del evento con la información que se les proporcionó, pero como a mí lo que me interesa es la cultura -y de eso se trata este espacio editorial-, pues no puedo más que decir que los conciertos comparados con la delincuencia, o el eslogan “con cultura calles seguras” me dejaron con ganas de que se explicaran temas como educación artística, bellas artes e investigación. ¿Y el patrimonio?  ¿Y la iniciática del proyecto de Ley de Cultura que se va a consensar, siendo caso único en el país? Se acaba de dar el foro en Tlalnepantla y viene el de Totolapan y esto no se sabe, ni se cacarea, como dicen los políticos. Esta iniciativa ciudadana es inédita, al menos en el estado y debe tomarse en cuenta porque cobra fuerza a partir de la sociedad civil que detecta sus necesidades y calca las dolencias del estado. Se trata de un diagnóstico.
 Estos temas propios de la identidad (entiéndase lo nuestro) brillaron por su ausencia. ¿Será que no se puede hablar sobre lo que no se valora?, pensé, aunque también me dije, seguro que después sí tomarán en cuenta estos temas, dado que en campaña se dijo que el tejido social iba a restaurarse a partir del espacio público recuperado.
 Y a todo esto ¿qué es el tejido social a estas alturas? ¿Será que el término se desgastó antes de comenzar a entender de qué se trata? Según lo entiendo yo, es a partir del empleo de sinónimos que podemos re-significar las ideas para que logren impactar en las mentes acostumbradas a un discurso. Teniendo esto en cuenta, sería también propio decir que la arquitectura relacional, las sociedades de consumo, las relaciones afectivas entre los individuos, o sencillamente el grupo de individuos que conviven en sociedad, se vería sustancial y significativamente beneficiado si logramos creer más en nosotros y en nuestros valores, en nuestra identidad única y valiosa y en la capacidad que tenemos todavía de ser felices a partir delo que nutre al espíritu.
 Esto me lleva a pensar en que tampoco se habló de los creadores de la entidad como fuerza motora e inspiradora del pensamiento creativo que urge desarrollar entre nuestros niños moreleneses. ¿Para qué? Porque la creatividad, querido lector, lectora, sirve para la resolución de los problemas de la vida cotidiana y para nuestra mejor adaptación al medio ambiente. Dejemos de pensar en el arte como producto elitista y veámosle el sentido práctico.
Yo sé que esto lo sabe el Sr. Gobernador porque lo he oído decirlo y estoy segura de que el año entrante mejores noticias nos dará. Total: apenas ha pasado un año: “Pasó un día y otro día / y un mes y otro mes pasó / y un año pasado había / y de Flandes no volvía…” Eso sí, el esfuerzo tendrá que ser compartido, como dijo con atinada razón.
Por María Helena Noval

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