Ayer por la mañana nuestro querido amigo, el ingeniero, escritor y cronista Miguel Palma Vargas decidió decirle adiós a esta vida; llevaba tiempo enfermo, sus amigos, quienes lo visitábamos frecuentemente en el callejón del libro lo vimos palidecer, tolerar dolores calladamente, apagarse poco a poco. Mencionaba la palabra cáncer con suma discreción: la paciencia fue una de sus virtudes más notables.
No obstante, el buen Miguel, no desistió nunca de seguir en lo suyo, que era la promoción cultural. Esa simple razón lo convierte en un quijote del gremio: luchar solo en contra de los inconvenientes propios del oficio –la promoción cultural es un río que se nada a contracorriente-, resulta hoy casi un suicidio. Y más en Cuernavaca en donde la falta de fe en lo propio se ha convertido en una enfermedad crónica y contagiosa, y no sólo entre “los cultos”, sino que ha atacado a todos los ciudadanos.
No obstante, el buen Miguel, no desistió nunca de seguir en lo suyo, que era la promoción cultural. Esa simple razón lo convierte en un quijote del gremio: luchar solo en contra de los inconvenientes propios del oficio –la promoción cultural es un río que se nada a contracorriente-, resulta hoy casi un suicidio. Y más en Cuernavaca en donde la falta de fe en lo propio se ha convertido en una enfermedad crónica y contagiosa, y no sólo entre “los cultos”, sino que ha atacado a todos los ciudadanos.
Quienes lo acompañamos en sus andanzas culturales hoy nos sentimos solos, sí, pero no únicamente por su labor como incansable organizador de eventos, sino porque vamos a echar mucho de menos su bonhomía, su disposición a entrarle a la promoción de la lectura aunque lloviera, a pesar de la falta de recursos, programando cada sábado eventos interesantes para el Foro la Banqueta. Un foro de no más de 20 sillas que se fue ganando por la insistencia y los emails de Miguel, un lugar en las agendas de la gente interesada en el pensamiento del mundo y sus cosas.
Dedicado a la obra de John Spencer -ese taciturno inglés que decidió construir a la manera de Gaudí en Tetela del Monte-, nosdeja un legado –sus textos- que pesan aún más hoy porque fue él el experto en temas tan sui géneris como las matemáticas y el arte. ¿Quién se va a encargar ahora de todo lo de la Capilla de los Reyes, ese lugar citadino de sabor tan pueblerino?
La cultura morelense, basada en lo propio, lo único, lo diferente, tiene que ver con la gastronomía y Miguel Palma no fueajeno al tema; en más de una ocasión me tocó escucharlo hablar del “Taco Acorazado” y explicar cómo es que dos tortillas se pueden asemejar al exterior de una nave, que incluye un guisado y un tanto de arroz a manera de esponja. Cómo le agradezco haber compartido sus conocimientos de manera tan agradable con los jóvenes de la escuela en la que trabajo. ¡Una conferencia de hora y media en la que se habla de tacos y en la que los jóvenes participan gustosos no a cualquiera le sale bien y Miguel se salió con la suya: mantuvo a más de cien estudiantes atentos al tema!
“Dios los hace, y ellos se juntan” O, “Dime con quién andas y te diré quién eres” son dos dichos populares que como anillo al dedo sirven para explicar que quienes amamos el arte, los libros y la poesía, experimentamos hoy una sensación de vacío por la pérdida de un personaje ejemplar.
“Tiene el señor presidente / un jardín con una fuente / y un palacio de oro y trigo / tengo más, tengo un amigo”. Como ven, finalmente a veces no queda más que asomarse a la poesía para dar a entender que los amigos –junto con la familia- son los que nos hacen la vida. Una vida que ensombrece cuando se van.
novalmariahelena.blogspot.com helenanoval@yahoo.com.mx
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