miércoles, 17 de abril de 2013

De colores, cables y anuncios: urge normatividad urbana


Fragmentadas por las complejas relaciones socioeconómicas que les dento, y asimétricas en términos estéticos, las ciudades se han vuelto un espacio administrado por autoridades casi siempre insensibles a las necesidades estéticas de la población. En México la basura, los cableados externos y la estética de la fachada de cemento son lo común.
 Al respecto recibo el día de hoy un correo de la arquitecta Eulalia Becerril, experta en conservación y urbanismo, en el que señala la necesidad urgente de la normatividad que regule la estética del centro de Cuernavaca. Su correo no tiene desperdicio, por lo que me permito citarlo casi íntegramente:
 “Cuando Hank lez era gobernador y pintó de blanco todos los pueblos del Estado de México, se generó una polémica sobre el tema. La cosa llegó hasta oídos internacionales. Yo misma, tiempo después, presenté una ponencia en Sofía, Bulgaria, que se llamó: `El color en la arquitectura´, en un congreso internacional de expertos en la preservación de sitios y monumentos. Al menos, parte de esa polémica permitió que a Tlacotalpan no la pintaran de un sólo color (me refiero a la polémica entre expertos en la materia). Francamente hubiera sido un gran atentado contra uno de los acervos culturales que la identifican.

 “Después de Hank, se puso de moda entre gobernadores, pintar de un sólo color a sus pueblos, y eso generó hasta choteos. La gente decía: Rojo Tulio (Tlaxcala), Ocre Tal, y etc. Con esa tijera sel norte de la república, en Puebla, Michoacán, en Taxco, etc. Lauro Ortega, en Cuernavaca, impuso un programa que se llamó, me parece `Identidad´, lo cual no tenía nada de identidad, era igual que los otros, una imposición gubernamental, no una expresión popular tradicional (esa es finalmente la gran diferencia). El programa consistió al menos no en un sólo color, sino en una gama de colores beige. 




 “Cuando pases por la bajada, a la altura del mercado López Mateos, aún queda por ahí una que otra fachada de esa época. Asignaron por arquitecto (de la secretaría ba sus arreglos de colores. Mira, al menos eso tenía alguna intención, pero siempre sin salirse de esa gama de colores, ya impuesta. Ahora, que Cuernavaca tampoco es que fuera un Tlacotalpan, y el centro de la ciudad ya dejó de ser habitacional y es más bien comercial. Ahí estoy de acuerdo, a Cuernavaca, ya qué le conservas. Y como la gente no tiene memoria, le parecerá sensacional y novedoso lo que se hizo hace más o menos 30 años o más. Por cierto, no sé si los urbanistas a los que te refieres son especialistas en conservación de sitios y monumentos, porque la armonía de la que esa especialidad habla es otra cosa. Se refiere a porcentajes de uso de suelo, áreas construidas y áreas verdes, áreas peatonales y vehiculares, anuncios, mobiliario urbanos, alturas de construcciones, reglamentos constructivos de fachadas, etc. 

 “Estoy de acuerdo que ante la anarquía de lo que tenemos algo es algo, sin embargo es más importante que se aplique primero un reglamento, que se ejerza, sobre la “anuncitis” y otras cosas. Ya eso sería una muy grande ayuda. ¿Te puedes imaginar todo el centro con anuncios reglamentados, tipo bandera por ejemplo, o como sea pero reglamentado? Segundo, que se defina bien cual es "el centro histórico", porque se habla mucho de eso, pero ¿tú entiendes de dónde a dónde va?, porque no es sólo la calle de Nezahualcóyotl y la de Hidalgo, hasta donde creo. No me he puesto a averiguar, pero ¿ya se emitió un decreto sobre el asunto, o el INAH hizo la declaratoria? Quizá es que no estoy enterada, he oído varias veces sobre el tema pero no estoy enterada a qué conclusión se llegó, creo que ya hay algo de eso (yo me desentendí de esos temas hace algún tiempo), pero si no existe legalmente, por ahí deberían de empezar, antes de hablar de "Centro histórico". Para ser Centro Histórico se debe de enmarcar dentro de una serie de requisitos a cumplir. Cuernavaca, está totalmente desdibujada. Hay que recordar que era un pueblito en torno a uno que otro monumento y un Camino Real desde Acapulco a la ciudad de México. En fin, eso es más importante que andar pintando de colores la ciudad. ¿Y el mantenimiento?, ¿quién lo va a seguir y pagar? Son obras paliativas y con un sentido político, no duraderas. Otra cosa, ¿y el cablerío de luz que vuelve un techo de telarañas sobre las calles? Dirán que no se puede porque no hay dinero. ¿Y qué no habrá instrumentos político-administrativos para ir poco a poco abordando ese asunto, que no es cosa sólo de fealdad sino de latente riesgo, puesto que son conexiones de cable sobre cable al infinito?
¿Qué no sería muy notorio y efectivo en positivo, quitarle a los comercios que sacan todos sus artículos sobre la fachada haciendo verdaderos tendederos que la ocultan? ¿El antiguo Hotel Palacio, por ejemplo, perdido entre calzones y camisetas y brassieres?, En la calle de Guerrero, los portales son un mugrero, los pisos son un muestrario de materiales, etc. Pero todas esas medidas, generan molestias que a ningún político le convienen para su futuro. No, si hacer mejoras de fondo es abrir la Caja de Pandora.”

Un abrazo: Lala

María Helena Noval

helenanoval@yahoo.com.mx

twitter:@helenanoval

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