miércoles, 3 de octubre de 2012

Esperanza

Esperanza es una palabra demasiado poderosa: casi se traduce como el deseo freudiano (lo que mueve al mundo) y, por si fuera poco, es ideal cristiano, virtud teologal que tiene que ver con éste y con el otro mundo.  Entendiéndola en toda su capacidad expansiva, daremos con su raíz latina y con sus derivaciones: esperar, desesperar, desesperanzar, desesperación… Sinónimos como confianza, seguridad, aguardo, certidumbre, ánimo, consuelo, promesa, ofrecimiento, paciencia y otros tantos sustantivos; se presentan ante nuestra inteligencia como detonadores de significantes importantísimas para los momentos que vivimos los morelenses. ¿Qué esperamos?, ¿de qué tenemos enormes ganas?, ¿por qué estamos desesperanzados los habitantes de este maravilloso estado?


No es casual que este gran titular –ESPERANZA– haya abierto la edición de ayer de DDM. Gran acierto editorial: el término condensa en una palabra lo que en repetidas ocasiones y de diversas maneras opinaron los variopintos entrevistados políticos y otros actores sociales, durante el acto oficial que se llevó a cabo, en la Plaza de Armas (convertida en sede temporal del Congreso, para el cambio del ejecutivo). Un acto multitudinario que va con el espíritu de proyecto social que animó la campaña del hoy gobernador, a quien le gustan las cosas en grande, incluyendo las palabras.


La gente ve en Luis Graco Ramírez Garrido Abreu la personificación de la energía capaz de lograr las mejoras sustanciales, en términos económicos y sociales, que necesitamos ahora que estamos de capa caída.
Sin duda alguna, su discurso de toma de protesta quedará para la historia del estado como uno de los más enérgicos y eficaces, en términos comunicativos. Frente a grandes personalidades, su palabra dejó de ser promisoria; el mandatario quiso que entendiéramos que se estaba transformando en palabra programática, en un plan de gobierno. Se arriesgó con muchas promesas.



Ahora bien, es característica de liderazgo saber que hay que hacer coincidir la palabra con la realidad, para que la gente se mueva del lugar en el que está, para que suceda la transformación. Por eso invitó al diálogo y a “hacer historia juntos”. Sabe que no la tiene fácil y sabe también que las palabras sufren un desgaste cuando se usan sin su contraparte: la realidad entendida como concreción material de algo. Al divorcio entre la palabra y la realidad se le llama perversión del lenguaje y, por ello, él tendrá que tener mucho cuidado de hoy en adelante con lo que dice. No querrá crear falsas expectativas.


Sigmund Freud y Gustave Le Bon, expertos en psicología de las masas, coinciden en que hay un momento en el que la noción de YO se convierte en NOSOTROS, si las palabras correctas detonan la identificación entre uno y el líder. Se trata de que, en nombre del bienestar común, la gente tome sus palabras, las haga propias y actúe. Estamos en el punto mágico en el que las palabras están funcionando para muchos todavía. El sentir de hoy es que los 5 ejes de trabajo que propuso Graco Ramírez forman parte de una estrategia pensada.


Popularmente, se dice que la esperanza es lo último que muere y se dice porque frente a la nada que está siendo, sólo resta lo que se promete. Por su parte, Nietzsche, desde la amargura que lo caracterizó, señalaba que: “La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”: se refería, por supuesto, a la esperanza depositada en la acción del otro, no en la propia; y a la esperanza como un SUEÑO.

Entre estas dos posturas: mantener viva la esperanza y basarnos en acciones propias, es en donde residirá el éxito del gobierno graquista. En “Psicología de las masas y análisis del yo”, texto de 1921, Freud habló del individuo como parte de un alma colectiva, de un individuo refugiado en la multitud que se torna influenciable, crédulo de los discursos llamativos y las palabras potentes.


Esperamos que esta otra “ciudad de la esperanza” pueda borrar el concepto de “ilusión” (aquí sólo como imagen) de la lista de los sinónimos de la palabra esperanza. Yo, hoy, sí creo...


María Helena Noval
helenanoval@yahoo.com
http://www.diariodemorelos.com/article/esperanza-1

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