jueves, 6 de febrero de 2014

Emiliano Zapata y el Sub Marcos: ¿qué pasaría si fueran al cine?

Se mencionó durante los primeros días de este mes, en las páginas de este diario el fenómeno cultural conocido como neozapatismo por estarse cumpliendo 20 años del levantamiento armado en Chiapas.  El Dr. Rodolfo Becerril hizo un sesudo, puntual análisis por cuanto respecta a los logros y fracasos del movimiento y la periodista Lya Gutiérrez destacó la creciente opacidad del Sub Marcos, en la estupenda entrevista (aquí apareció la versión corta) realizada al Obispo de Chiapas Samuel Ruiz, explicando que tal pérdida de brillo se debe a que el Sub no es indígena.
Por estos y otros artículos aparecidos en la prensa nacional no he dejado de hacerme unas preguntas cuyas respuestas terminan por decepcionarme cuando veo que este país sigue igual que hace 20 años en materia de derechos humanos. Ahí les van las preguntas: ¿qué pasaría si Emiliano Zapata y los neozapatistas se encontraran hoy? ¿Qué se dirían don Emiliano y Marcos de nuestro vapuleado estado y la bella Chiapas?
Hago un paréntesis antes de continuar con el diálogo imaginario entre Zapata y el Sub, sobre la historia del arte local para dar cuenta de que no soy la única a la que se le ocurren estos febriles encuentros.
Como ustedes saben, existe un Zapata vigoroso y dinámico que se difundió en cientos de grabados en blanco y negro hace años, obedeciendo a un tratamiento formal de sabor propagandístico que nace del expresionismo y el realismo socialista. Los mejores trabajos de este tipo se los debemos a artistas como Leopoldo Méndez, José Chávez Morado, Alfredo Zalce, Raúl Anguiano, Carlos Bracho, Erasto Cortés Juárez, Gabriel Fernández Ledesma y Mariana Yampolsky, miembros del antiguo Taller de la Gráfica Popular, pero en nuestro estado se han dado también propuestas muy interesantes que abordan la imagen de Zapata y sus seguidores, siendo los del morelense Alejandro Aranda, en este caso muy interesantes porque presenta precisamente a Zapata dialogando con el Sub Marcos, frente al pueblo.
Imagínese usted al sub Marcos dejándose inflamar por la voz de un Zapata convencido de la necesidad de cambio en las relaciones entre el hacendado y el campesino, imagíneselo en trance de convencimiento de que unos cuantos pueden cambiar la historia. Ahora pensemos en el Sub platicándole a Zapata que hoy se habla de la cultura como un derecho humano, de la obligación del gobierno de proveer a los ciudadanos los medios para el acceso a la misma, explicándole las 11 demandas neozapatistas de la Declaración de la Selva Lacandona, que incluyen el derecho a conservar los cantos y juegos, el bordado de las vestimentas, los dibujos, las instalaciones decoradas, el teatro y los murales que demarcan la zona neozapatista en Chiapas.
¿Qué le contestaría Zapata a; Marcos si tal encuentro planteado por el grabador Aranda (o por la lógica de la asociación de ideas) se pudiera dar?  Yo creo que Zapata quedaría gratamente impresionado por estos ciudadanos neozapatistas que buscan --o buscaban-- transformar las relaciones sociales que hasta el momento les invitan a perder la propia identidad. Según los especialistas, el neozapatismo fue enfático en su propósito de establecer un territorio con características estéticas propias, querían pasar de la resistencia cultural al ejercicio de un contrapoder real, concebido desde desde la vida cotidiana y sus manifestaciones culturales, pero al mismo tiempo se decepcionaría de encontrarse con el hecho de que los ideales quedan sólo en eso, en ideales que no se realizan.
Y vayamos más allá con este ejercicio, para preguntarnos ¿qué pasaría si la confluencia de tiempos pudiera solaparse y ambos líderes acudieran al cine y se enfrentaran con la campaña mediática del actual gobernador de Chiapas?
 Creo que terminarían por horrorizarse ante la presentación light de una cultura que no tiene que ver con la imagen edulcorada que se proyecta en las pantallas del cine comercial y se difunde en espectaculares en la Ciudad de México, mandada hacer por un gobernador que piensa que las artesanías, el entorno natural y la fauna local van a sacar a la gente de la pobreza (y de paso lo ayudarán en su campaña política hacia quién sabe donde).
                                   

                              
Creo que el diálogo entre estos líderes derivaría en el hecho de que la promoción turística no es la “sabia” respuesta a un problema mucho más complejo, que en primera instancia tiene que abordarse desde la identidad de las comunidades indígenas. Creo que si Zapata viviera, se moriría de la impresión que le causaría el México actual y el pobre Marcos no podría darle ninguna explicación lógica de lo que pasa, porque a estas alturas nadie entiende nada, a pesar de tanto buen deseo. FIN.

2 comentarios:

  1. que bien enserio me gusto y me sirvo para entender algunas cosas

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  2. esta muy interesante en realidad me gusto ..

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