“Hay razones que la razón no
entiende”, y una de ellas es la del amor. Ni las endorfinas ni la teoría de las
patologías complementarias explican por qué nos juntamos unos con otros y nos
hacemos ojitos.
Nada descifra el amor. Lo digo
porque este fin de semana me la pasé en el centro de Cuernavaca viviendo una
serie de experiencias culturales por razones de amistad. Sí, a los asiduos a
las exposiciones, los conciertos, las presentaciones de libros, no sólo nos
mueve el amor al arte.
Empezó el maratón cultural con la
presentación que hizo el viernes por la tarde mi amiga Cecil Camil de Abe, del
proyecto del Museo de Arte Sacro, un sitio de exhibiciones próximo a
inaugurarse atrás de la capilla abierta de la Catedral. Siendo la presidenta de
Adopte una Obra de Arte, ella trabaja por la cultura desde la sociedad civil, y
aunque hubiera sido deseable que se hablara más del contenido del museo, que se
mencionaran los títulos de las pinturas, que se hablara del criterio
museológico que se seguirá, estoy segura de que nos preparará a los morelenses,
en su momento, un informe más detallado sobre el criterio de selección y
restauración a cargo del italiano Marco Certo, también destacado maestro de
pintura de esta ciudad.
En “La Maga”, un restaurante con
más de diez años de antigüedad en la calle de Morrow, vi la muestra de Alison
Lee Shroeder y luego corrí al Callejón del libro, con mi amigo Miguel Palma,
quien organizó la presentación del libro “Axochiapan”, de su sobrino Óscar
Cortés Palma, bisnieto del militar zapatista Joaquín Palma. Allí estuvieron
Édgar Castro Zapata, de la Fundación Herederos de Zapata, y varios amigos,
entre ellos Carlos Lavín, Valentín López y Lya Gutiérrez, todos colaboradores
de este periódico. El acto estuvo amenizado por la música de un pitero
axochiapense dispuesto también a explicarse por medio de la palabra. El
aguacero que nos cayó, en lugar de espantarnos, logró que, apretaditos, nos
comiéramos los bocadillos invitados por dos escuelas cercanas.
Libros y música
Luego vino la presentación del
libro de cocina de Carmen Mendoza Cámara, a cargo de mi admirado amigo, el
historiador Pepe Iturriaga (entre otros), en la sala Manuel M. Ponce del Jardín
Borda. Una delicia este libro porque incluye reflexiones sobre el cocinar, la
comida, los sabores, los olores y el erotismo.
Este último asunto se explica, dijo Iturriaga, porque la misma boca que
se usa para comer se usa para amar.
El domingo, disfrutamos la
presentación del libro “Escritos Mexicanos” de Carlota de Bélgica en el mismo
sitio, a cargo de los escritores Raúl Moncada, mi estimada colega Gloria
Ceijka, Ángel Cuevas, quien ha desempeñado un estupendo papel a cargo del Fondo
Editorial del ICM durante casi toda la gestión de la incansable Martha Ketchum,
y el propio Pepe Iturriaga, autor de esta interesante investigación: la Carlota
escritora, una faceta que ha venido siendo opacada por su locura y su mala
suerte.
En la mesa se mencionó el hecho a
partir de “Corona de Sombras”, de Usigli, y “Noticias del Imperio” ,de Fernando
del Paso, pues estas obras abordan algunas de sus desdichas: pobrecita Carlota,
creía que la iban a envenenar e imploraba el lejano amor.
Carlota escribió cartas, notas,
discursos y memoranda que vale la pena leer porque trata, de manera directa, el
México que no se sabía México. Dijo Moncada que fue mejor escritora que
emperatriz, y creo que tiene razón.
La feria del libro del Borda,
cada vez más visitada, estuvo animadísima por música y exhibiciones variadas,
charlas y la venta de variopintos objetos. ¡Cómo me dio gusto ver al público
entrar y salir de las salas del lugar que fuera hogar de Maximiliano y Carlota
llevando libros, pensando en términos estéticos, saludándose entre sí!
Acercándose las seis de la tarde,
y, con ello, la hora de la ópera en el Ocampo, me di cuenta de que la
disposición de la gente para salir a la calle, buscar estacionamiento y pagar
su entrada a los diversos espectáculos que ofrecerá la secretaría de cultura
próxima a nacer va a tener mucho que ver con los lazos interpersonales que se
cultiven, con el vínculo emocional que logre dicha institución con la gente ya
comprometida con la cultura como público frecuente. Se trata de la relación humana, además de lo
político.
María Helena
Noval
helenanoval@yahoo.com.mx
http://www.diariodemorelos.com/article/cuernavaca-y-los-amigos-de-la-cultura
twitter:@helenanoval
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