1.
Esta semana será decisiva para el futuro de México: ya no se trata de debates ni
de imagen, quienes habitamos en este país dejaremos de ser parte de las
agendas imaginadas por Donald Trump y Hilary Clinton y pasaremos a formar
parte de una nueva realidad afectada de manera importante por uno de ellos
dos, en varios rubros.
Si Donald Trump es nombrado presidente de "Americä (como ellos llaman a su
país, fíjese querido lector y lectora qué simbólico es esto) y la demócrata Hillary
Clinton pierde la oportunidad de suavizar las relaciones entre su país y América
Latina, entre su país y México, veremos aparecer el tan nombrado muro
fronterizo como la gran metáfora de una declaración de guerra que comienza
con la falta de buenas maneras y la intolerancia y terminará, entre otras cosas,
con una dramática modalidad ̈reloeaded̈ del peor racismo que haya dado la
humanidad.
Nacidas de intereses mezquinos, tales consecuencias afectarán gravemente el
ámbito de lo social y a este orden de ideas quiero referirme hoy como un
homenaje al Dr. Rodolfo Stavenhaggen, indispensable pensador mexicano de
origen alemán, a quien acompañamos en su casa, el día de ayer, en una cálida
despedida, pues el noble y generoso humanista dejó de existir físicamente a los
84 años de edad, a consecuencia de una enfermedad que enfrentó siempre con
buen ánimo.
2.
Hace poco más de 50 años Stavenhaggen propuso una profunda reflexión
sobre la idea que tienen de sí mismos los ciudadanos de los países de habla
hispana que conforman nuestro continente. Publicadas en el periódico El Día
bajo el título "Siete Tesis Equivocadas sobre América Latina" (1965), sus
reflexiones no han dejado de tener vigencia y por ello se volvieron a analizar en
un seminario organizado por El Colegio de México el año pasado.
Una de las cosas que logró demostrar el sociólogo es que el pensamiento dual
que ve a los países conformados por sociedades rurales (de origen colonial,
retrógradas, arcaicas, tradicionales) y urbanas (de avanzada, enfocadas en la
razón, el capitalismo progresista y el diálogo entre las instituciones) está errado
porque ambos polos "representan el funcionamiento de una sola sociedad
global" en un momento histórico. Es decir, forman parte de un proceso
complejo, indisoluble, no viven de manera autónoma, sino interconectadas,
dando lugar a un colonialismo interno. (cfr. ces.colmex.mx. p.2 y 3).
La segunda de sus tesis resulta contundente, en tanto demuestra que el
progreso en América Latina no depende de la difusión de los productos del
industralismo a las zonas "atrasadas, arcaicas y tradicionales", sino todo lo
contrario: "el progreso de las áreas modernas urbanas e industriales de América
Latina se hace a costa de las zonas atrasadas, arcaicas y tradicionales".
Como es lógico suponer por su interés en las culturas populares, a las cuales les
dedicó años de estudio y muchos textos, Stavenhaggen defiende en este punto
las artesanías locales que permiten la base productiva de algunas poblaciones y
critica el surgimiento de comerciantes, usureros, intermediarios y acaparadores
que concentran una parte importante del ingreso social en las sociedades
tradicionales.
3.
No tenemos más espacio para comentarlas, pero las interesantísimas tesis de
quien también fuera miembro de la UNESCO visibilizan la pobre imagen que
muchos tienen de nuestro país y hoy más que nunca se torna urgente releerlas
para contrarrestar los simplísimos con los que nos miramos y nos miran los de
fuera.
Lo más grave es que un empresario inculto, ridículo y nada profesional de la
política podría quedar como dirigente de Estados Unidos y por ello afectarnos
irremediablemente. Su desconocimiento de la noción de matiz es una muestra
más de que la cultura de masas postindustrial basada en lo mediático es
profundamente inculta.
4.
Para terminar este artículo les comparto que ayer, estando en casa de los
Stavenhaggen, mientras éramos atendidos y acompañados por Elia, mis amigos
Lala y Rodolfo Becerril recordaron que como Director de Culturas Populares en
CONACULTA el también antropólogo defendió con ímpetu e inteligencia los
derechos de los indígenas, que donó su colección de piezas prehispánicas a la
sede cultural que tiene la UNAM en Tlaltelolco y que insistía en la urgencia de un
Proyecto Nacional para el desarrollo del país.
Hace poco en la UAEM se preguntó Stavenhaggen "¿Cómo sacaremos a este
buey de la barranca?", y sin resolver esta duda se fue quien puso el dedo en la
llaga más dolorosa de nuestro país, un país que se resuelve en gran medida a
fuerza de ocurrencias. FIN
Publicado por :
http://www.diariodemorelos.com/noticias/vas-ver-rodolfo-stavenhagen
Por : María Helena Noval
helenanoval@yahoo.com.mx
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