lunes, 28 de noviembre de 2016

Vas a ver: Imagen pública y sentido del humor en redes sociales


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1.No sé usted, querido lector y lectora, pero yo admiro la creatividad de quienes hacen los llamados memes, las caricaturas y las imágenes con texto que se burlan de las figuras públicas en internet. Y los admiro no sólo porque encuentran el punto medular de la crítica de manera instantánea, sino porque emplean la economía de elementos y la expresión visual necesarias para lograr que el mensaje resulte eficaz y muchas veces devastador para el sujeto de la crítica. Sobre esta práctica electronizada vinculada con la sátira política no escribió Freud, pero al referirse al poder liberador de la tensión y el displacer en “El chiste y su relación con el inconsciente” nos da una clave para entender porqué somos tan aficionados a la broma cibernética.

Donald Trump, electo como presidente de los Estados Unidos se ha mantenido durante semanas como un personaje (el nació como tal en la TV) hipercriticado en redes sociales. A quienes se encargan de su imagen pública les resultará muy difícil mejorar su reputación, no sólo porque su discurso lo presenta como a un hombre agresivo, misógino e inculto, sino porque su aspecto físico permite una caricatura fácil.  Su imagen no se puede desvincular de los mexicanos, a quienes nos ha puesto con insistencia como los culpables del déficit de su economía, entre otras linduras. Por ese maltrato, en internet corren memes, pods y caricaturas en donde aparecen los indocumentados siendo aventados por encima de un muro o construyéndolo y se lleva las palmas el agudo comentario que indica que la coperacha para el muro hay que pedírsela a Duarte, uno de los políticos más deshonestos que hemos visto en la historia de este país. Todo esto, aderezado por supuesto, con la mofa que se hace de su particular peinado y la imagen nada elegante de su esposa, vinculada con el vergonzoso negocio de la pornografía. Trump es sin duda un personaje al que no respetamos como líder y está difícil que esta carencia no afecte su imagen pública for ever and ever. Esto por cortesía de la libertad de expresión de la que gozamos en la era de la imagen y la creatividad de los diseñadores, como ya dijimos. O sea, ni cómo ayudar a don Clairol-Trump.

2.Por otro lado, y a raíz de la muerte del revolucionario Fidel Castro se difundieron este fin de semana en Whatsapp, Facebook y otras redes sociales un montón de comentarios sobre “su vida y obra”. Los mismos van de la atención a banalidades como el tropezón que tuvo en un evento público, hasta la reflexión sobre los Derechos Humanos infringidos por él, destacándose los de su propia hermana porque permiten conocer un poco el asunto de su vida familiar, misma que él trató de mantener en la esfera de lo privado.

Pero a diferencia de Trump, a Castro se le aborda mucho más desde la crítica que desde la burla incisiva porque él proyectó siempre una imagen de liderazgo más auténtico. Conocía y usaba el poder del discurso, de los estímulos verbales, logró crear un personaje relacionado con sus ideales revolucionarios y eso se manifiesta también en su imagen visual.

Seguramente conoceremos nuevos testimonios sobre la difícil vida de la gente común en Cuba, y en Miami celebran su muerte porque en ese estado viven quienes huyeron del régimen castrista, pero a este líder habrá que reconocerle que casi eliminó el analfabetismo en su país, que disminuyó mucho la desnutrición y la mortalidad infantil, que logró el mayor índice de médicos per capita del mundo, que controló el problema de la drogadicción, que propició notables avances en el campo de la medicina y que sobrevivió al bloqueo económico impuesto por estados Unidos.

3.Las nociones de matiz y contradicción complementan y enriquecen la imagen pública de los hombres empoderarlas, quienes a fin de cuentas son hombres de carne y hueso. La información para entender la complejidad de la identidad de una persona también está a disposición del cibernauta en textos académicos y especializados escritos por notables pensadores y periodistas, pero lo que aquí se ha querido demostrar, es que en la era de la imagen y la www la opinión pública se basa con mucho en la subcultura específica de la sátira política electronizada.

Y como esta fomenta la diversión y simplifica la toma de decisiones basada en el pensamiento dual, se predice que irá a la alza como formadora de opinión. Incluso hay quienes ya hablan de una evolución cultural cuando se refieren a la cultura del meme. ¿Usted qué opina?

PD.Este miércoles 30 de noviembre, al filo de las 10:30 de la mañana, nos reuniremos en el Museo de la Ciudad quienes conformaremos una especie de contraloría social titulada Consejo Cívico Ciudadano. La iniciativa del Profesor Pablo Rubén Villalobos ha sido muy bien recibida por la comunidad y será presentada a las autoridades políticas y al ciudadano común de este noble estado. Queda usted cordialmente invitado, invitada, querido lector y lectora. FIN


Por: María Helena Noval

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