domingo, 26 de mayo de 2013

Hacia la Ley de Cultura del Estado de Morelos: ¿sobre qué se trabaja? 3




1.
El sábado pasado se llevó a cabo una sesión más del seminario titulado” Legislación Cultural y Políticas Públicas en Morelos”, en la Sala Ponce del Jardín Borda. Partiendo del ideal parlamentario de que las leyes tendrían que ser consensadas antes de discutirse en el pleno de la cámara – antes de votarse-, la idea de que un grupo de ciudadanos interesados en la cultura se reúna a pensar en sus necesidades, identidad y manifestaciones culturales parece ejemplar, toda vez que muestra participación ciudadana  en los procesos democráticos. No obstante, las cosas no están saliendo a pedir de boca en nuestro estado.

El primer acercamiento oficial entre el grupo de ciudadanos conocido como Cultura 33 y la Secretaría de Cultura se dio por iniciativa de los primeros, el  11 de diciembre de 2012, unos días después este mismo grupo buscó el diálogo con el Congreso del Estado. A 5 meses de distancia, desgraciadamente poco se ha avanzado en este asunto tan importante porque la representatividad indispensable para que un proyecto institucional, gubernamental o social llegue a buen término ha disminuido. Este sábado ningún miembro de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados o de la Secretaría de la Cultura acudieron a escuchar las ponencias anunciadas sobre el complejo asunto del patrimonio en sus dos facetas, material e inmaterial. Ante la ausencia de uno de los dos ponentes programados, a quien escuchamos con entusiasmo fue el antropólogo Miguel Morayta, quien explicó cómo se “patrimonializan” los bienes materiales y los lugares a partir de los “usos y costumbres” en nuestro estado.
Aunque el seminario ha venido funcionando más como un programa de conferencias que se desmenuzan al término de cada sesión con el fin de aprovechar lo escuchado, es indispensable señalar que difícilmente se verán resultados provechosos si no se cuenta con la participación activa y tripartita (gobierno, sociedad civil, legisladores) en la creación de la ley de la cultura.
Somos de los pocos estados que no cuentan con una, y hay estados que tienen más de una ley que compete a lo cultural. Esto abre preguntas: ¿Cómo protegeremos nuestro patrimonio cultural y natural frente a la amenaza de la mina en Xochicalco, por ejemplo? Hay que recordar que en ciertos temas no todo está previsto en las leyes federales.
En México es común la “asambleítis”, la voluntad de organizar, pero no de estar. A la mera hora falta el compromiso el no seguimiento de los acuerdos echa por tierra las ilusiones iniciales. Ahorita el Pacto por México ha dado buen resultado, porque hay voluntad de quienes tienen voz y voto y el miedo al estancamiento económico es enorme. El motor que impulsa a los diversos partidos a sentarse a negociar es la macro- economía. Veremos qué sucede al paso del tiempo, con el seguimiento de los acuerdos, con la operación del factor humano y la administración de los tiempos y los recursos.
Volviendo a lo nuestro, me parece que sería un súper punto a favor de la Secretaría de Cultura que cumpliera con una agenda estructurada a partir de una Ley de Cultura. Una ley lleva a una normatividad y si a esto le agregamos un plan de trabajo, avanzaríamos mucho. Ni siquiera es un asunto que requiera un enorme esfuerzo de coordinación, es más que nada un asunto de voluntad política.
2.
De lo que habló el especialista en esta ocasión, con mucha claridad y con un nutrido número de vivos ejemplos  ---  lo cual demuestra que ha “puebleado” hasta el cansancio el estado ---- es de la tensión, la diferencia existente entre la legalidad y la legitimidad de las manifestaciones culturales: ¿hasta dónde las personas pueden realizar actividades rituales y simbólicas sin afectar a la comunidad? ¿Se debe considerar como bien patrimonial un árbol seco, como el del atrio de la iglesia de Ocotepec, alrededor del cual se reúne la gente porque le tiene afecto por su valor simbólico? Detrás de estas consideraciones, dijo Morayta, están las nociones de derecho positivo y derecho consuetudinario; el derecho a tener y practicar lo propio es innegable, pero ¿de dónde y cómo nace el derecho a protegerlo? “No es lo mismo que le mesmo”, digo yo, o como dijo él: “los ‘usos y costumbres’ son verdaderos sistemas normativos que incluyen principios éticos, no simples prácticas ancestrales que deben aceptarse porque si nada más.”

Un tema también interesantísimo se abrió cuando alguien se refirió a las acciones institucionales que buscan “RECUPERAR LA IDENTIDAD”  -como si ésta no existiera-, obedeciendo más a una voluntad de “operadores turísticos “ que de estudiosos de la identidad, es decir, forzando la voluntad para que se den programáticamente ciertos rituales, o construyendo una escenografía llamada “pueblos mágicos”.
Para terminar diré que son respecto al patrimonio faltó comentar la ley pertinente, una ley que obedece a otra iniciativa propuesta ante el congreso. 
  
María Helena Noval                                                                                                helenanoval@yahoo.com.mx                                                                                                                 twitter: @helenanoval
http://www.diariodemorelos.com/blog/hacia-la-ley-de-cultura-del-estado-de-morelos-%C2%BFsobre-qu%C3%A9-se-trabaja-3

No hay comentarios:

Publicar un comentario