lunes, 28 de septiembre de 2020

Vas a ver: Para pensar a Morelos e Hidalgo

 1.

Este miércoles 30 de septiembre, se conmemora el natalicio del llamado Siervo de la Nación, el jefe insurgente del sur, José María Morelos y Pavón, a quien le debemos el nombre de nuestra entidad y el de la ciudad de Morelia. Al que junto con Hidalgo, reconocemos hoy por su “tipo”, como nos explica Ariel Arnal, especialista en historia visual, es decir, basándonos en la imagen codificada, que nos ha sido transmitida durante generaciones. A Morelos que no le falte la pañoleta, a Hidalgo la calva, a Zapata el sombrero y el bigote, porque no los reconoceríamos.
Se nos ha enseñado a admirar lo heroico, porque resulta ejemplar. Y está bien, algún modelo tenemos que seguir, además de nuestros padres -idealmente-, cuando estamos obligados a tomar decisiones. Pero el héroe no es por naturaleza una figura aspiracional. Inspira respeto por lo que nos cuentan de él, muchas veces a la luz de lo melodramático o lo cómico, como dice Carlos Azar Manzur.
2.
Pensemos en el precursor de la idea de soberanía y libertad que tenemos de nuestro país. Recientemente vi en “Sacro y Profano”, programa de TV de canal 11, a la Dra. Guadalupe Jiménez Codinach, experta en historia del siglo XIX, comentar la vida y obra del nacido como Miguel Hidalgo y Costilla, un empresario, político, políglota e hijo de criollos, que por haber conseguido levantar un ejército de 40 mil mexicanos en contra de la situación que prevalecía en la Nueva España, es considerado el Padre de la Patria.
Formado en el Colegio de San Nicolás, diócesis de vanguardia, de la que llegó a ser rector, Hidalgo obedece al pensamiento de la Ilustración Novohispana -hablaba latín, griego, francés y algo de otomí- y como titular de tres parroquias, de entre las 2,271 que había en el país, sigue la Teología Positiva, no solamente teórica, que toma en cuenta los hechos, como la hambruna que le toca vivir entre 1785 y 86, que incita su consciencia social.
3.
Pero Hidalgo tuvo dos niñas, estando obligado al celibato. Y no dio el famoso grito, sino un discurso, invitado por Allende, en el contexto de una España invadida por los franceses. Cualquiera que pudiera dar el grito de insurrección tenía que hacerlo. “Hay que entender que no es una lucha entre mexicanos y españoles”, dijo la Dra. Jiménez Codinach, es una lucha fratricida, en la cual participa gente neutral que muere víctima de una violencia atroz, liderada por sacerdotes. En la Alhóndiga de Granaditas mueren más de 300 personas acuchilladas.
Tampoco existió el Pípila. Esa historia es un invento de Carlos María de Bustamante. La Alhóndiga la volaron con pólvora. Y más de 80 rehenes inocentes fueron asesinados a cuchilladas, para que no se oyeran disparos. Cuando le preguntaron a Hidalgo por qué había ordenado su asesinato, él contestó: “Me dio una especie de frenesí”. Su hermano y sobrina murieron locos. Hidalgo se arrepintió del hecho. Errar es humano.
Y tampoco murió excomulgado, como se ha dicho, murió cristianamente. En el campo insurgente no hacían caso de la excomunión: al poco rato de su muerte, su cuerpo (sin cabeza) fue expuesto en el altar de la capilla de los franciscanos, en Chihuahua.
Morelos fue enterrado en la parroquia de San Cristóbal Ecatepec, y los 13 beneméritos llevados, en 1823 a la Catedral de México, en donde estuvieron 103 años.
Los conflictos vienen de pensar, en un país laico, juarista, a los sacerdotes, como padres de la patria.
3.
Tengo un libro a mano que he estado consultando por conocer más de Morelos, querido lector. Coordinado por el especialista Óscar S. Zárate, “Las Ideas Políticas de José María Morelos en la Historiografía Mexicana del siglo XX”, nos presenta a un Morelos que entre otras cosas fue usado como instrumento de crítica a los gobiernos de la Revolución.
Para el abogado y escritor Antonio Díaz Soto y Gama, autor de una “Historia del Agrarismo en México”, Morelos fue el más grande de los precursores del agrarismo mexicano, miembro de una genealogía ideológica que conectaba con su entrañable Emiliano Zapata, y de la cual se había desviado el Estado posrevolucionario. En su opinión, el plan de “Medidas Políticas” de Morelos, sintetizaba la verdadera reforma agraria que necesitaban los campesinos. Así las cosas, Morelos antecede a Zapata en ideales.
Entendamos entonces, que la historia tiene sus intérpretes y que la síntesis que viene al reverso de las estampitas de la papelería nomás nos sirve para empezar. FIN

Por María Helena González / helenagonzalezcultura@gmail.com

https://www.diariodemorelos.com/noticias/vas-ver-para-pensar-morelos-e-hidalgo

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