lunes, 4 de diciembre de 2017

Vas a ver: De festejos, sinsabores y neo-esperanzas

1.
El pasado lunes el ICOM (International Council of Museums) celebró su 70 aniversario y por tal motivo varios “Museum Lovers” fuimos a dar a la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, en donde por cierto se presenta una muestra de obras elaboradas con grana cochinilla, colorante mexicano de origen animal, que incluye la famosa habitación de Van Gogh, resultado de importantísima investigación sobre materiales.

Pero volvamos a lo del ICOM, porque quiero aprovechar para darle las gracias a mi súper chambeadora maestra de arte mexicano, Rosa María Sánchez Lara por haberme invitado a ser miembro y contarle, querido lector, que a pesar de que esta noble asociación congrega a profesionales de esos recintos, usted puede formar parte de la misma y entrar de manera gratuita a los museos en varios países del mundo, entre otros beneficios (www.icom.museum).

El festejo incluyó un coloquio en el que el Arq. Víctor Legorreta mostró los diseños del despacho fundado por su padre y mientras nos recordaba que a partir de los años 60 nació la “museítis” (moda que llevó a que los dirigentes políticos quisieran inaugurar el recinto que marcara su sexenio), pensé qué tal vez él neo-priísmo fundado por Peña Nieto retomaría la moda del PRI- Cámbrico (así bautizó al viejo PRI el Sr. López, admirado periodista), pero hoy que escribo esta columna y leo el discurso con el que se registró José Antonio Meade para ser precandidato a la presidencia de la República me entra la zozobra lacrimógena: en las 12 páginas del colorido texto que acabo de leer ¡no aparece política cultural alguna!.

El señor agradece a los líderes sindicales, toma en cuenta a los jóvenes, a la milicia, a los comités priístas de diversos estados y habla con optimismo de una realidad mexicana que incluye mejoras en materia de salud, manejo de energía, turismo y justicia. Propone ponerle atención a la economía familiar, al patrimonio ambiental, a los derechos de la mujer y de las niñas, pero de cultura NADA... ¡NADA!

Cuando habla de su visión a futuro, reconoce un pasado brillante del país, pero como suele suceder entre políticos (quienes paradójicamente suelen entender de coleccionismo de obras de arte), este pasado forma parte de un imaginario que no se esclarece, que se piensa pervivirá como por arte de magia, sin prever que su continuidad como asunto identitario ejemplar depende de la educación estética y la formación en apreciación de las artes (bellas artes, arte popular, artesanías), porque es justo allí donde nos nace el anhelo de vivir mejor, más contentos, de manera ordenada, limpia, armónica y hasta ética. No olvidemos que de la reflexión y la emoción generadas por la lectura de un buen libro o la atención prestada a una película se modifican comportamientos.

2.
En el coloquio del ICOM se dijo que los museos están claramente vinculados con el desarrollo económico: según cifras de la OCDE en México 3.3 % del mismo provino de empresas del sector cultural y recordemos que en otros países la cifra asciende hasta el 7%. Se aclaró también que los museos contribuyen a la regeneración urbana, el desarrollo comunitario, la inclusión de las minorías y el bienestar social. Estando en NY o París, en donde se ven enormes filas para entrar a ver exposiciones permanentes o temporales resulta una obviedad recordarlo, pero en México, en donde los custodios mueren de aburrimiento en las salas muchas veces vacías, hay que machacar sobre el asunto.
También quedó claro que hoy los museos compiten ferozmente con el mundo del espectáculo y la cultura de la ·”selfie”: la gente se toma fotos frente a las obras de arte sin ver las obras de arte. Y como además hoy todo tiene que ser una “experiencia”, los curadores y directores de estos recintos culturales tienen que hacer malabares para captar la atención del público, que prefiere los efectos especiales de la tecnología,  irreprodicibles por medio de la pintura o la escultura.

3.
Es tomando en cuenta este panorama y pensando que en el sexenio que fenece se dieron reformas tan importantes como la hacendaria, la energética o la educativa, PERO NO LA CULTURAL, que quiero invitarlo, querido lector, a la presentación del libro “¡Es la Reforma Cultural, Presidente! Propuestas para el sexenio 2018.2024”, publicado por Editarte, en el cual tuve la honrosa oportunidad de colaborar (somos 40 soñadores), pues es momento de que quienes creemos en el potencial del sector echemos montón para que paren oreja quienes aspiran a dirigir el país. Quien quita y algo hagan. Total, lo último que muere es la esperanza. ¡Precandidatos, échenle ganas, por favor!.

La cita es este miércoles 6 de diciembre, a las 19 horas, en la Casa Rafael Galván de la UAM, Zacatecas 94, Colonia Roma Norte, CDMX, entrada libre. Habrá coctel. ¿Nos acompaña? FIN 


Por: María Elena González López


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