martes, 14 de agosto de 2012

Cultura y Seguridad Pública: Intervenciones Culturales para el desarrollo integral

Planteábamos el tema de la cultura desde la perspectiva de lo que se hizo en Medellín, capital del departamento de Antioquia, la segunda ciudad en importancia después de Bogotá, para revertir el clima de guerra que les ha tocado vivir a los colombianos durante la segunda mitad del siglo XX, a partir de un excelente seminario impartido por tres integrantes de Cultura México, una asociación de especialistas en desarrollo social centrado en lo cultural, en el Jardín Borda de esta ciudad.



Visto de manera simplista, el asunto podría llevarnos a pensar que tal vez en aquel país la gente es romántica hasta el grado de fundamentar constitucionalmente su nacionalidad en su cultura, no obstante, estudiando el caso como modelo de desarrollo (existen gráficas, encuestas, videos, libros, artículos, declaraciones, leyes, etc.), concluimos que la suma de sueños individuales sí genera realidad. 


En Latinoamérica hemos venido trabajando con un modelo de producción de conocimiento centralista, no obstante hoy sabemos que lo que viene desde el centro, lo que se impone, no produce nivel de satisfacción, ahora se trata de que la gente elija el tipo de vida que quiere llevar con las herramientas para que lo hagan creativamente. En este sentido, es interesante estudiar el proceso que va de la Declaración Universal de los derechos Humanos de la ONU en 1948, a la creación de leyes sobre patrimonio cultural tangible e intangible en 1972 y la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales celebrada en la Ciudad de México en 1982, porque nos aclara cómo se ha llegado a entender que el papel de los gobiernos de avanzada tiende cada vez más a la coordinación de acciones entre los estados, los municipios y los sectores social y privado en materia de promoción cultural. De esto ha venido hablando Graco Ramírez, por cierto.
Vida cultural o cultura viva 
 
En Morelos hemos sido desterrados, necesitamos recuperar el lugar para el sujeto, dejar de ser objetos contables, recuperar la palabra, sentirnos seguros en la calle. Pasar de la represión a la libertad. Pitágoras dijo: Educad a los niños y no castigad a los hombres. Pero ¿cómo logarlo desde la desesperanza? ¿Sirven las bellas artes para esto?
 
Por supuesto que sí, si nos conmueven y también las fiestas callejeras, las ferias, las pintas en las calles, la comida típica, la música vernácula y el teatro siempre y cuando se presente todo esto como un significante propio, como un referente en el que nos podamos reconocer.
El gran tema es el cambio en la consciencia moral de la gente; en Colombia el camino lo abrieron las organizaciones culturales de Medellín y estas no eran el gobierno, no eran los empresarios, era la gente y las ONG´s que querían una mejor convivencia y la lograron. Se transformaron en gran medida los imaginarios, lo que la gente creía de su ciudad.

En este esquema de trabajo, el papel de los medios de comunicación con respecto a la difusión de contenidos será crucial porque finalmente éstos tienen el enorme poder de sembrar creencias, deseos, ideologías y sobre todo las nociones de belleza y armonía en las mentalidades de niños y adultos. 
Cultura y negocios

 
Para completar el panorama deseable en nuestro estado, tendríamos que hablar de un esquema de capitalización de recursos esto recuerda la urgencia de una visión empresarial de la cultura en nuestro país--, y del trabajo voluntario de la gente sin ánimos de lucro (esto no choca con la necesidad de reconocimiento), se trata antes que nada de creer que desde la plataforma de la cultura es desde donde se pueden generar estos cambios. Estamos hablando de una cultura viva, no sólo de vida cultural.
Entender que Medellín no ha sido el único lugar en el que se ha apostado a la cultura como vía de dignificación social debe implicar un fuerte jalón de orejas para nosotros, poseedores de riquísimas tradiciones y de un valiosísimo patrimonio cultural tangible e intangible. Michoacán, Oaxaca y el Distrito Federal constituyen asimismo ejemplos a seguir por lo que respecta a planes de desarrollo social basados en acciones cada vez más tendientes a desligarse del paternalismo que caracterizó a nuestros gobiernos hasta la década de los ochenta. Oaxaca, por su cuenta sectorial de cultura resulta un foco de atención importantísimo, allí se sabe cuánto invierte el estado, cuánto se recupera, cuántos productores de artesanías viven de eso, cuánto dinero dejan los turistas que llegan. 
Por su parte, el caso de la Ciudad de México es de una relevancia insoslayable para nosotros toda vez que la señora Elena Cepeda, esposa de nuestro gobernador electo, participó activamente en la creación de su ley de cultura entre 2007 y 2011. La memoria de su gestión no deja duda de que durante el gobierno de Marcelo Ebrard se creyó en los productos del espíritu y la estética como un capital aprovechable.
¿Quién se resiste a la música y el efecto poético de una buena obra de teatro? Por más mal que se vea el panorama social, siempre habrá deseos de esparcimiento y necesidades afectivas y relacionales que tengan que ver con la belleza. Recordemos la pirámide de Abraham Maslow, quien decía que detrás de las necesidades fisiológicas, materiales y de seguridad, venían las de amor y de autorrealización.
¿Qué sería de Cuernavaca sin sus espacios públicos, museos, obras artísticas, monumentos, tradiciones? Si sólo nos tuviéramos que quedar con lo que nos resuelve la vida material ¿seguiríamos llamándonos Cuernavaca? Desde luego que no, no y no. No tendríamos espejo en el que vernos, libro en el que leernos, crónica en la que reconocernos, sabores que recordar. Seríamos algo parecido a los autómatas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario