1.
Pensar la economía cultural implica necesariamente articular dos órdenes de pensamiento que tradicionalmente han estado desvinculados: el mito romántico del artista, ese que hace pensar que éste trabaja por puro amor al oficio, ha generado que se piensen al arte y la cultura como productos aislados de la economía nacional. Pero afortunadamente las cosas están cambiando.
En este sentido, es Eduardo Cruz Vázquez, periodista, escritor y gestor cultural, quien ha venido contribuyendo desde hace unos 8 años a la difusión del tema, no sólo mediante sus artículos especializados, la creación del Diplomado en Empresas Culturales en la UAM Xochimilco y el GRECU (Grupo de Reflexión sobre Economía Cultural), sino porque fue quien desarrolló el Plan Sectorial de Cultura de Oaxaca, mismo que incluye un diagnóstico de la economía cultural que mide el impacto que este rubro puede tener en una entidad en la que sus habitantes están cada día más conscientes de que la creatividad, el arte, las artesanías, las industrias populares y culturales generan turismo y consumos que de verdad le pegan al PIB.
Cuento todo esto porque acabo de estar en ese hermoso estado en el que la sierra verde hace juego con su barro, la comida es un festín de altísimos vuelos hasta en las fondas y las calles se animan de noche por el mero gusto de convivir en torno al goce estético. Resulta que la Secretaría de las Culturas y las Artes organizó un Diplomado en Empresas Culturales en combinación con Cruz Vázquez y el sábado pasado 21 emprendedores presentaron sus originales proyectos finales convencidos de que la profesionalización de sus ideas además de repercutir en el alma de las personas, puede convertirse en un modus vivendi. Actualmente los creadores están obligados a darse cuenta que si sus ideas están bien planteadas y sus productos y servicios son de calidad, pueden someterse a las leyes de la oferta y la demanda, como sucede con otros bienes y servicios.
Estamos ávidos, sedientos de originalidad y no podemos vivir como si la belleza no existiera. Por eso todo apoyo, todo impulso a la creación de una empresa cultural es bienvenido. De allí que haya que felicitar a Emilio de Leo Blanco, encargado del despacho de cultura, quien consciente de que el subejercicio del presupuesto se compensa por el sector turístico y de que el desarrollo social va de la mano con la cultura, vio con buenos ojos la idea de seguir de cerca el desarrollo de los emprendimientos de los egresados del diplomado.
Redondeo esta idea diciendo que me gustó escuchar las ideas sobre tendencias de los consumos culturales de Luis Miguel González Márquez, director editorial de El Economista, pues no sólo demostró cómo se han ido metabolizando las ensoñaciones para convertirlas en ofertas del mercado, sino el hecho de que hoy las megatendencias apuntan hacia el mercado de lo intangible (música, libros electrónicos), porque lo que hoy se vende, y cada día se busca más, son experiencias.
Pensar la economía cultural implica necesariamente articular dos órdenes de pensamiento que tradicionalmente han estado desvinculados: el mito romántico del artista, ese que hace pensar que éste trabaja por puro amor al oficio, ha generado que se piensen al arte y la cultura como productos aislados de la economía nacional. Pero afortunadamente las cosas están cambiando.
En este sentido, es Eduardo Cruz Vázquez, periodista, escritor y gestor cultural, quien ha venido contribuyendo desde hace unos 8 años a la difusión del tema, no sólo mediante sus artículos especializados, la creación del Diplomado en Empresas Culturales en la UAM Xochimilco y el GRECU (Grupo de Reflexión sobre Economía Cultural), sino porque fue quien desarrolló el Plan Sectorial de Cultura de Oaxaca, mismo que incluye un diagnóstico de la economía cultural que mide el impacto que este rubro puede tener en una entidad en la que sus habitantes están cada día más conscientes de que la creatividad, el arte, las artesanías, las industrias populares y culturales generan turismo y consumos que de verdad le pegan al PIB.
Cuento todo esto porque acabo de estar en ese hermoso estado en el que la sierra verde hace juego con su barro, la comida es un festín de altísimos vuelos hasta en las fondas y las calles se animan de noche por el mero gusto de convivir en torno al goce estético. Resulta que la Secretaría de las Culturas y las Artes organizó un Diplomado en Empresas Culturales en combinación con Cruz Vázquez y el sábado pasado 21 emprendedores presentaron sus originales proyectos finales convencidos de que la profesionalización de sus ideas además de repercutir en el alma de las personas, puede convertirse en un modus vivendi. Actualmente los creadores están obligados a darse cuenta que si sus ideas están bien planteadas y sus productos y servicios son de calidad, pueden someterse a las leyes de la oferta y la demanda, como sucede con otros bienes y servicios.
Estamos ávidos, sedientos de originalidad y no podemos vivir como si la belleza no existiera. Por eso todo apoyo, todo impulso a la creación de una empresa cultural es bienvenido. De allí que haya que felicitar a Emilio de Leo Blanco, encargado del despacho de cultura, quien consciente de que el subejercicio del presupuesto se compensa por el sector turístico y de que el desarrollo social va de la mano con la cultura, vio con buenos ojos la idea de seguir de cerca el desarrollo de los emprendimientos de los egresados del diplomado.
Redondeo esta idea diciendo que me gustó escuchar las ideas sobre tendencias de los consumos culturales de Luis Miguel González Márquez, director editorial de El Economista, pues no sólo demostró cómo se han ido metabolizando las ensoñaciones para convertirlas en ofertas del mercado, sino el hecho de que hoy las megatendencias apuntan hacia el mercado de lo intangible (música, libros electrónicos), porque lo que hoy se vende, y cada día se busca más, son experiencias.
2.
Cuando se habla del enriquecimiento de la vida cultural de Oaxaca se tiene que hablar de Francisco Toledo y del empuje, el brío, el aliento que ha brindado al mundo del arte local, pero también se tiene que hablar de la Fundación Alfredo Harp Helú por su enorme apoyo al sector en tanto ha rescatado y restaurado inmuebles valiosísimos, creado la Licenciatura en Historia del Arte, patrocinado importantes investigaciones y por supuesto abierto museos tan importantes como el dedicado a los textiles, único en Latinoamérica. Leo con detenimiento la revista cultural El Jolgorio, una delicia que ya les iré comentando.
Cuando se habla del enriquecimiento de la vida cultural de Oaxaca se tiene que hablar de Francisco Toledo y del empuje, el brío, el aliento que ha brindado al mundo del arte local, pero también se tiene que hablar de la Fundación Alfredo Harp Helú por su enorme apoyo al sector en tanto ha rescatado y restaurado inmuebles valiosísimos, creado la Licenciatura en Historia del Arte, patrocinado importantes investigaciones y por supuesto abierto museos tan importantes como el dedicado a los textiles, único en Latinoamérica. Leo con detenimiento la revista cultural El Jolgorio, una delicia que ya les iré comentando.
3.
Termino el periplo oaxaqueño transmitiendo otro de mis recuerdos gozosos de este delicioso viaje: me refiero a la exposición, en el Museo del Palacio, del Maestro Jorge Cázares: ¡qué trabajo el suyo, qué reencuentro con sus plantas y árboles compuestos con miles de pinceladas, qué alegría ver esas montañas azulitas que se van alejando a fuerza de veladuras, esos sucesivos planos del paisaje, los infinitos detalles que crean el entorno retratados con pintura. El olor a campo, porque hasta el aire lo sabe pintar este maestro, gran morelense.
No cabe duda de que esta muestra lo engrandece tanto como a nosotros los morelenses su presencia allende nuestras fronteras.
Termino el periplo oaxaqueño transmitiendo otro de mis recuerdos gozosos de este delicioso viaje: me refiero a la exposición, en el Museo del Palacio, del Maestro Jorge Cázares: ¡qué trabajo el suyo, qué reencuentro con sus plantas y árboles compuestos con miles de pinceladas, qué alegría ver esas montañas azulitas que se van alejando a fuerza de veladuras, esos sucesivos planos del paisaje, los infinitos detalles que crean el entorno retratados con pintura. El olor a campo, porque hasta el aire lo sabe pintar este maestro, gran morelense.
No cabe duda de que esta muestra lo engrandece tanto como a nosotros los morelenses su presencia allende nuestras fronteras.
novalmariahelena.blogspot.com helenanoval@yahoo.com.mx Twitter: @helenanoval
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