Nunca como hoy, nuestro imaginario “se nutre” del aturdidor mundo político. Tal es tal es la cantidad, la efusividad y el impacto emocional de las imágenes proselitistas, que un breve análisis de nuestras subjetividades mediatizadas puede tornarse si no un respiro, sí por lo menos un pretexto para la risa, cosa que en estos tiempos de terapias alternativas se propone como sana.
¿Qué hacer frente a las fotografías en los traseros del transporte público? ¿Cómo contestamos a esas sonrisas que pretenden hacernos creer que todo está bien y estará mejor si ellos son los elegidos? Los publicistas, los jefes de campaña crean imágenes falsas que parecen verosímiles desde una plataforma que las sabe "objetos de poder". Venden espejos: "espejito, espejito, ¿quién es el más bonito?
Saturan nuestro espacio y nuestro tiempo, no sólo el urbano, sino el íntimo a través de impresos y llamadas telefónicas grabadas, que nadie quiere consumir. Aprovechando los medios masivos de difusión, la electrónica, nos convierten en e-lectores. Pero ¿se puede contestar con la misma moneda, convertir estos medios en un contra-ataque que recupere el poder de la imagen como reducto de la resistencia?
Yo creo que sí. Sólo hace falta ver con detenimiento, recordando que en el ver no hay sorpresa, en el mirar sí la hay.
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Dos de los eventos ocurridos recientemente, multicitados por la TV, pueden servirnos de ejemplo para dar cuenta de cómo leemos y recreamos la imagen de la vida política en el país.
La visita del candidato priísta a la Universidad Iberoamericana, da fe de que la juventud no quiere más de lo mismo y los gritos, las acusaciones concertadas en su contra, han generado un movimiento tan importante como el "Yo soy 132"; no obstante lo que aquí quiero destacar es la importancia de las redes sociales, youtube, e internet como espacios de incubación, de popularización de este movimiento.
En la TV hay censura y edición. Hay inducción y el tiempo de vida de las noticias es muy breve. En los otros medios no sucede lo mismo. En la red hay más libertad de expresión y en donde hay libertad de expresión, hay creatividad. La creatividad es la manera en la que los contenidos censurados se escapan de ésta. Las estrategias comunicativas varían, los elementos expresivos se eligen de la cultura mediática, popular, para lograr el impacto deseado. Estamos hablando de pura semiología de la imagen. De la serpiente que se muerde la cola.
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En “Werever tu mono: Peña en la Ibero”, un video protagonizado por muñequitos, tenemos uno de los más duros y contundentes ejemplos de la crítica que se ejerce hoy en contra de una figura empoderada. Sazonado con palabras y gestos altisonantes y vulgares, despojado de las acostumbradas reverencias para un candidato, el comic termina por convertir un hecho que podría haberse tomado como una muestra de desaprobación natural en un país de 100 millones de habitantes, en un mensaje clarísimo: el espectador, el e-lector común y corriente, el e-lector joven sabe ver, entiende más de lo que se cree que entiende y está lo suficientemente enojado como para pasar por alto las formas sociales. http://www.youtube.com/watch?v=zleCOrfmT2M
Por su parte, el doblaje de la escena en la que “Hitler se entera” de que Peña Nieto es abucheado en la universidad de Santa Fe, reafirma lo que decía Freud sobre el chiste como vía de escape del inconsciente. La escena de esta película, en la que un actor representa al odiado Hitler (arquetipo del malvado) ha sido resignificada varias veces con el fin de mofarse de personajes públicos, con el fin de deshacer paradigmas, “verdades aceptadas”. A estas alturas debe de haber un buen número de trabajos académicos intentando abordar este fenómeno llamado “Hitler se entera”, como soporte de un mensaje.
Es verdad que parte de la risa la provoca el hecho de que el actor sobreactúa su derrota. Su pérdida de control pasa gradualmente de ser trágica a ser cómica. Soltamos la carcajada cuando lo vemos desencajado, casi llorando, escupiendo dolor, deshumanizado, caricaturizado, sombra de sí mismo.
Lo interesante, sin embargo, es que este líder representa al poder destituido. Lo que vemos es el deseo colectivo. Lo que he querido demostrar con esta reflexión, querido lector, es que estamos dejando de ser simples e-lectores (lectores de la imagen espectacular) y nos estamos convirtiendo en críticos e-lectores, lectores de la imagen que todos nosotros, cada vez más movidos, más agentes de cambio generamos.
María Helena Noval
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