jueves, 11 de noviembre de 2010
Reflexiones sobre la iconolatría nacionalista: Zapata y Villa en el Museo de Arte Popular
1.
El 25 de septiembre se inauguró en el Museo de Arte Popular, en la Ciudad de México (Revillagigedo e Independencia, Centro Histórico), una exposición que aborda las complejidades del imaginario colectivo; una muestra que involucra la lectura histórica con la semiología de la imagen porque presenta a las figuras de Emiliano Zapata y Pancho Villa como polisémicas, como parte de una iconolatría cívica exacerbada por los festejos centenarios.
Sabemos que las imágenes de ambos personajes se nutren tanto de la mitología clásica, como de la hagiografía cristiana y hasta de los cómics, pero la muestra va más allá y nos presenta también a los héroes que se convierten en personajes literarios. Sí, Zapata y Villa se han movido de registro, hoy son parte del un complejo diccionario nacionalista que indica por dónde anda la historia de las mentalidades en nuestra época.
La curaduría no se basa en el análisis académico de la Revolución Mexicana y por lo mismo en ciertos momentos sentimos que cojea, por ejemplo al presentarnos a un Villa al que se le atenúa su origen indecoroso para colocado a la altura moral de un Zapata menos corrupto.
Los idearios y propuestas de ambos participantes de la Revolución Mexicana partieron de necesidades diferentes y las circunstancias de sus vidas los llevaron a morir asesinados también por diferentes motivos, no obstante hoy ambos forman parte del panteón de los mártires, de una historia ligth que nos hemos inventado para llenar el “vacío” de figuras ejemplares a las que seguir. Tal es la conclusión a la que llegamos después de ver el enorme conjunto de piezas dedicadas a repetir rostros e imágenes codificadas y anheladas hasta la saciedad, un sumum de todo tipo de objetos, desde camisetas hasta cervezas, desde encendedores hasta joyería.
Siguiendo la idea de los contrastes entre ambos, llama la atención que a Zapata se le haya considerado poco atractivo para el gusto popular en alguna época por ser de “personalidad introspectiva, desconfiado, impenetrable y distante”, cosa que no sucedió con un Pancho Villa que quiso convertirse en actor y logró representarse a sí mismo levantado en armas después de firmar un contrato con una compañía cinematográfica norteamericana. Cosa curiosa, hoy Zapata es el héroe más carismático de la Revolución Mexicana y nos representa allende las fronteras a los mexicanos, mientras que Doroteo Arango (nombre real de Pancho Villa) brilla solo en el norte del país.
2.
La exhibición arranca con la imagen de los dos personajes hermanados en un mural en el que tendenciosamente el creador actualiza el vestuario de los personajes (sandalias de playa, tenis, camisetas deportivas), con el fin de hacer obvia la lectura descontextualizada que el espectador contemporáneo les da a estos ideólogos del levantamiento armado de 1910. Paradójicamente, es desde ahí y desde el texto de sala fincado en un lenguaje sencillo y no en un discurso académico, que la muestra contribuirá a conquistar públicos nuevos para esos espacios llamados museos.
La gran fotografía del Ypiranga, navío en el que partió Porfirio Díaz hacia su destierro para nunca más regresar, apoya la lectura oficial del país que nace a la modernidad cuando el dictador se va. Por su parte, la reproducción de los encabezados de algunos periódicos de la época en los que se anunciaba el fracaso del zapatismo demuestra cómo el discurso de la historia se da con el tiempo, como el periodismo –textos—nutre otros textos, como el periodismo no se traduce literalmente, sino se interpreta posteriormente.
3.
La curaduría no buscó deslindar ciertos términos que me parecen fundamentales a la hora de abordar estos asuntos que tienen que ver con lo que Jorge Alberto Manrique definió hace años como religión de la patria. ¿Cómo se concibe al héroe, qué es un mito, qué es una leyenda? ¿En qué momento se confunden en el imaginario el santo y el héroe perfecto?
Tales cuestiones en cambio las respondieron los investigadores que escribieron los textos del catálogo dedicado a la muestra titulada “El Éxodo Mexicano”, montada en el Museo Nacional de Arte (MUNAL) hace unos meses: “Los héroes son símbolos que cada generación monta sobre los propios sujetos históricos, así como sobre los rasgos característicos de ciertas figuras mitológicas“, afirmaba Jaime Cuadriello en dicho libro, por lo que ambos montajes se convertirán en reflexiones complementarias a la hora de concebir los discursos históricos de la posteridad. Ω
Publicado en La Jornada Morelos Martes 9 de noviembre de 2010 http://www.lajornadamorelos.com/noticias/cultura/92461-reflexiones-sobre-la-iconolatria-nacionalista-zapata-y-villa-en-el-museo-de-arte-popular
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Interesante exposición en el MAP pero no entiendo ¿Cómo ponen en el mismo lugar a Zapata y a un bandido?
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