miércoles, 3 de noviembre de 2010
Del caos organizado o del orden de lo caótico:
Seleccionadas de entre casi 200 obras, las setenta y siete piezas del Segundo Salón de Arte Visual Contemporáneo expuestas en el Jardín Borda hasta el 21 de noviembre, responden a los criterios establecidos a priori por los miembros del jurado integrado por el editor de gráfica Enrique Cattaneo, la acuarelista Susan Flagerty, el fotógrafo Pericles Lavat y el maestro de medios alternativos de la UAEM, Héctor Ponce de León. Antes de lanzarse a la tan difícil tarea de descalificar a algunos de sus colegas, ellos decidieron tomar en cuenta la resolución técnica, la presentación de la obra y el aspecto conceptual que soporta cada trabajo. Cabe destacar que la novedad, lo que no repite recetas se tornó en un requisito indispensable porque la vocación y el título del salón así lo pedía. “Eliminamos lo malo, lo de siempre y tampoco aceptamos lo decorativo y los efectos vociferantes. Una vez descargado el trabajo más pesado, me refiero a la eliminación primaria, cada quien buscó los 15 o 20 mejores hits de su selección personal y nos dispusimos a defender los trabajos desde la discusión teórica, dejando el gusto personal a un lado” --afirma el también pintor Enrique Cattaneo--, quien añade que: “llama la atención la gran honestidad con la que enfrentaron su quehacer artístico y su condición femenina la mayoría de las mujeres presentes en la muestra.”
El texto de sala reza sobre lo contemporáneo: “El concepto de contemporaneidad se aplica no a un criterio cronológico, sino estético, definido por su ruptura con el academicismo y por su adecuación a renovadas y provocativas teorías del arte: arte deshumanizado, muerte del arte, crisis del objeto artístico o arte independiente.”, lo cual prepara al espectador para un enfrentamiento caótico, para una serie de juicios que habrá que ir razonando con más cautela que la prevista en otro tipo de muestras colectivas, en las que la invitación a transgredir no es tan manifiesta. Lo que se quiere decir aquí, es que si bien lo contemporáneo requiere por su inmediatez y su cualidad efímera una aceptación rápida –vivimos en la era líquida--, también es cierto que con el tiempo otros criterios regularán el trasvase a la Historia y no todo lo novedoso que hoy se nos presenta, subsistirá en la memoria del espectador.
Abundo en esto porque el mundo de la estética ha cambiado y el arte contemporáneo se ha tornado un discurso cada día más dirigido descaradamente a los especialistas enterados de lo que sucede en los congresos sobre pintura contemporánea. ¿A dónde nos lleva tal conclusión? Por lo menos a decir que en Cuernavaca, se está dando la posibilidad de un diálogo con el llamado mainstream, a afirmar que existe una intención palpable de integrarse al gran mundo de los museos internacionales de parte de quienes participan en esta edición del salón, aunque sin perder --porque no se puede--, el sabor de lo propio, y lo propio es la figuración empapada en color y el formato no arriesgado.
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Las técnicas y la forma
En este salón las técnicas y la temática elegidas son diversas, pero destacan el encausto por el “brillo” que lograron imprimirle Christina del Valle y sus alumnas --entre ellas la ganadora Tamara Jung--, a la técnica de la cera caliente y la acuarela por la limpieza con la que se colocó el agua coloreada sobre el soporte. Valga agregar que el monotipo que presenta Victoria Pareja --aunque fuera de concurso porque ella preside este salón—es una delicia de pieza lograda a partir de una placa entintada, a la que lúdica y sutilmente, se le fueron sacando luces para formar una cactácea en primer plano, sobre un horizonte hecho de dulces gradaciones.
La gran revelación del salón se la debemos a Agustín Santoyo, joven morelense egresado del CEMA, quien también expone por estos días en la Galería Pozos de esta ciudad. Cabe destacar del autorretrato pintado con acrílico de gran formato que exhibe, no sólo la referencia literaria que remite a una traducción indirecta de una escena de “Alicia en el País de las Maravillas”, sino el contenido latente, aquello que está pulsionado por la obsesión y que se hace presente en cada una de las piezas de su autoría que he visto últimamente. El afirma que la emergencia de sus figuraciones nace de un interés en lo kitsch y los patrones presentes en las artesanías huicholes, guerrerenses o oaxaqueñas, sin embargo, a mí me hace pensar que incluso los títulos con que bautiza sus series (Bendita ave de mal agüero), remiten a una lectura psicoanalítica más interesante que lo técnico y lo formal. Su obra, él montado en un toro, él vestido como payaso, el de perfil y no de frente, él y mil veces él re-presentado casi como un otro, es, a todas luces, una manifestación de la búsqueda del ser integrado que trasciende la representación convencional del yo egocéntrico.
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Las menciones honoríficas
Recibieron menciones honoríficas Gerardo Hernández Garduño, Rubén Deneb Pérez, José Luis Campos, Carlos Canales y Juan Jacobo Figueroa. La impresión fotográfica en tela de éste último, resulta de interés no sólo por su gran formato, sino porque remite a un altar de muertos en el que el culto a la Santa Muerte, propio de la narcocultura, convive con un budismo ligth basado en la apropiación de una figura sedente, desprovista totalmente de sentido, al lado de un fetiche de plástico.
Estudiante de Artes en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), Rubén Deneb presenta una fotografía análoga que aborda lo social a partir de la lobotomización de la que somos víctimas los televidentes. “Televicios” forma parte de un interesante proyecto que fue el único seleccionado en el estado, en la categoría de fotografía, para la sexta edición del Festival Entijuanarte 2010 Frontera Creativa, que se llevó a cabo el 1, 2 y 3 de este mes en Tijuana, B.C.
Carlos Canales (Gompo), pertenece a varias comunidades de fotógrafos en internet y se mantiene al día en técnicas fotográficas, y aunque afirma que aprecia más la foto al natural casi sin alteraciones de programas de postproducción digital, lo cierto es que la fotografía que presenta recuerda los alcances de la pintura abstracta y del diseño gráfico pensado para publicidad.
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El erotismo no explícito de Kenia Cano:
La ganadora del primer lugar de este certamen, la escritora y artista visual Kenia Cano lleva años destacando las posibilidades de un erotismo velado, explorado sin miedo. Se trata del trabajo de una artista madre de familia que vive en una ciudad, ésta, que no se distingue por contar con un grupo de artistas feministas y sin embargo es una urbe que está urgida de trabajos en los que se represente el anhelo de completud de la mujer. Si hubiera que se describir la obra ganadora, diríamos que se trata de la representación reiterada de una figura ojival en negros con rojo mediante la técnica de la acuarela sobre “dollies” de papel. Cada una de las siete piezas enmarcadas en negro incluye poesía y algunos objetos, lo cual hace que las piezas vengan a recordarnos las cajas de Joseph Cornell más que simples acuarelas abstractas. A ella, por tratarse de una artista destacada de tiempo atrás, le dedico un espacio especial en esta mi reseña preparada para el Diario de Morelos con la emoción de quien se topa de vez en cuando con lo bueno que se hace en este estado:
MHN.- ¿Kenia, en pocas palabras diríamos que tu obra aborda lo femenino a través de un discurso que no tiene que ver con la representación del cuerpo desnudo, aunque cuerpo no deja de haber?
Kenia Cano.- “Mis piezas siguen siendo abstracciones lo que presento, aquí se puede leer omo una flama o una mandorla –incluyendo lo sagrado de las mandorlas y las Vírgenes, la madre primera, los mundos primitivos, el paleolítico, las representaciones de las diosas primitivas, etc., pero también aparece la abstracción del cuerpo entero, son al mismo tiempo vaginas y el hecho de que estas vaginas estén sobre una blonda calada, me remite al aspecto de la ofrenda y de lo que se come sobre un mantel. Pueden ser como galletas, está el aspecto nutricio de estas representaciones a la mano.
“La factura de las piezas además tiene que ver con el quehacer femenino. Hay un pedazo de un vestido de seda con flores rosas que era de mi abuela. Decidí cortarlo porque es parte de mi historia, se trata de algo de mis ancestros femeninos. La fotografía de la mujer que puse es un antepasado mío que remite a la línea matriarcal.
“Las 7 piezas las llamo “Umbrales” y son siete porque es un número vinculado a los 7 chacras; esto me lleva a pensar en un proceso de liberación para mí y las mujeres que entiendan desde donde realicé estas piezas. Hay unas con un péndulo, hay otras con semillas en forma de espiral. Casi todas cargan con algo, porque lo simbólico importa. Por ejemplo, la de la llave que sirve para abrir un universo, la de la semilla que abre la fertilidad, el hueso que habla de Tánatos en Eros.
“La oración de la monja Maha Dedikayya que aparece en los Upanishad la reescribí porque tratándose de una mística que no conocía a Dios a través del dogma de fe, sino de la experiencia personal, me pareció importantísimo su discurso y su sentir. Tengo sus poemas en papel de arroz y otros los quiero bordar porque ella, como personaje me interesa mucho.”
Roca constelada
cuando mi otra boca
escucha tus silencios
(Fragmento del poema reescrito por Kenia Cano en una de las siete acuarelas que conforman la pieza ganadora del certamen.)
Publicado en Diario de Morelos 3/11/2010
http://www.diariodemorelos.com/index.php?option=com_content&task=view&id=75007&Itemid=68
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