lunes, 23 de diciembre de 2019

Vas a ver: Emiliano en Morelos

“En el sur, hasta las piedras eran zapatistas”
-Octavio Paz Solórzano
1.El Gobierno del Estado de Morelos, a través de la Secretaría de Turismo y Cultura, presenta EMILIANO, exposición que recoge por primera vez en nuestro estado, en  el  Jardín Borda, una rica variedad de abordajes plásticos que dimensionan aún más la figura y presencia del Caudillo del Sur, a cien años de su muerte, al cierre del “2019 Año del Caudillo del Sur, Emiliano Zapata”. 
Con más de 300 piezas, el completísimo montaje presenta facetas que ubican al nacido en Anenecuilco, en la llamada Era de la Imagen, como uno de los luchadores sociales más representados de la historia moderna, no sólo de nuestro país sino del mundo.
Nutrida de una cuidadosa selección de obra plástica, documentos y más de 300 libros de la colección del Antropólogo Luis Heredia Barrera, la exhibición acompaña al espectador en un recorrido que abarca más de un siglo de representaciones y análisis, que dan cuenta de cómo el General Zapata rompe con el estereotipo del héroe y se convierte en el “Héroe de las Mil Caras”, del que habla Joseph Campbell. 
Cosa curiosa y destacable de la muestra es el énfasis que se hace en el hecho de que son menos de 10 las fotografías tomadas al jefe revolucionario en estudio y en exteriores, las que sirvieron y siguen sirviendo de base a los creadores para el ejercicio de la mímesis artística, es la elaboración de retratos que pretenden ser “realistas”. 
2.En las salas Velasco Tamayo se exhiben 2 reproducciones de icónicas pinturas de Diego Rivera -“Paisaje Zapatista”, 1915 y detalle del Mural del Palacio de Cortés, 1929-, que permiten entender cómo desde el primer tercio del siglo XX el héroe revolucionario ya era motivo de interesantes disquisiciones estéticas e ideológicas, cosa que para estas fechas se ha convertido en el modus operandi de los creadores, quienes lejos de partir de los ideales del zapatismo, hoy se centran en mensajes diversos, propulsados por la pureza y la riqueza simbólica del líder revolucionario. 
En este sentido, vale la pena dedicar tiempo a observas las varias piezas elaboradas por artistas residentes en nuestro estado, que han visto en el líder agrario y militar una fuente de ricas reflexiones plásticas y simbólicas. Entre ellos José Iturbe, Xolo Polo, Carlos Campos, Luis Miguel Valdez, Ernesto Rios y el Dr. Jorge Gánem.
En la Sección Juárez, completan la muestra algunos objetos de uso común que dan cuenta del interés popular en la reproducción de la imagen del General, cosa que el el artista Xolo Polo enfatizó al grafitear su propia obra, durante la inauguración, con una leyenda que da cuenta del uso y abuso de la imagen zapatista, 
3.Fundamental fue la investigación y curaduría de Erika Contreras Vega y Alejandro Becerra Dubernard, quienes junto con el equipo del Borda, encabezado por el Arq. Gerardo Palma, Director de Exposiciones, el Museógrafo Marco Antonio Luna y los técnicos, iluminadores y elementos de seguridad, lograron en poco más de dos semanas tan complejo montaje, diseñado por los diseñadores Alfredo Corte, Gustavo García y Julieta Rodríguez de DOMO Educativo. 
El acopio de obra se debió a la colaboración interinstitucional con el Museo Casa Zapata de Anenecuilco, el Museo de la Revolución del Sur de Tlaltizapán, el Museo de Arte Popular, la Academia de Artes, el Museo de Arte Moderno y el Museo Nacional de Historia, además del instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, encabezado por el Dr. Felipe Ávila.
A Jesús Zavaleta, Carlos Lavín, Valentín López González y nuestros amigos cronistas de Villa de Ayala y Cuautla y a todas aquellas personas que nos acompañaron durante el largo proceso de generación de esta muestra, comenzando por la familia Manrique Zapata y ls Secretarias Margarita González Saravia de Turismo y Cultura y Mirna Zavala de Administración, agradecemos el apoyo incondicional. 
Sea pues la ocasión de mirar la imagen de “MILIANO”, como le llamaban y le siguen llamando sus compañeros de lucha, con una óptica tradicional y moderna del hombre de carne y hueso que buscó cumplir hasta el día de su muerte con los importantes preceptos sociales del Plan de Ayala. FIN

María helena gonzález
helenagonzalezcultura@gmail.com

lunes, 16 de diciembre de 2019

Vas a ver: Teresa del Conde: una exposición y un par de reflexiones

1.Se inauguró este sábado una exposición que rinde homenaje a la Dra. Teresa del Conde (CDMX, 1935-2017) en el importantísimo Museo de Arte Moderno, recinto que fuera dirigido durante casi 13 años por ella. Tratándose de un acopio que busca ilustrar la interpretación psicoanalítica del arte, especialidad de la académica, podríamos prever un reducido impacto en términos de visitantes, no obstante, la calidad de las piezas seleccionadas del acervo del propio MAM, además de las solicitadas a algunos coleccionistas particulares justifican la visita, teniendo siempre en mente la idea de que las potencialidades interpretativas del arte van más allá de las propuestas por el curador Carlos Molina.
Maestra de una generación de críticos de arte, Teresa del Conde nos dejó a los amantes de esta actividad un nutrido cuerpo de textos publicados durante más de 30 años en sus columnas del Unomásuno y La Jornada y en los libros que publicó como resultado de sus múltiples investigaciones. Señeros resultan los dedicados a temas como el sueño, la fatasía, el erotismo y la alienación, propios del psicoanálisis freudiano. Destaca asimismo el que escribiera con el también académico Jorge Alberto Manrique, gran amigo suyo, dedicado a las memorias de Inés Amor, primera galerista importante del país.  
2.Por mi parte me confieso admiradora y lectora durante años de sus textos. Claro que  ella y Raquel Tibol nos servían de modelo para pensar el arte más allá del asunto técnico, o la inclusión en estilos, a quienes estudiamos arte en las décadas de los 80. No olvidemos aquella época del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, al que acudíamos a investigar, pensando en encontrarnos con esos enormes personajes que sostenían sus convicciones a capa y espada, que leían crítica de arte internacional (ella se carteó con el mismísimo Gombrich) y podían citar a sus antecesores con fluidez. 
Los historiadores del arte de mi generación considerábamos la crítica como una actividad prestigiada y apreciada por los directores de medios escritos y electrónicos y sabíamos que la gente acudía al experto en arte sabiendo que su cultura artística respondía a un compromiso serio con el estudio. 
Platicábamos durante la inauguración con su hija Laura y con Dulce María de Alvarado, quien fuera su mano derecha en el museo, que si bien Teresa del Conde y esa otra “monstruo” de la crítica de arte que fue Doña Raquel Tibol no coincidían a veces en sus apreciaciones, sí se respetaban porque se sabían súper responsables de lo que decían. Por cierto, no deje de ver la fotografía de ellas juntas en la muestra. 
3.Con tristeza coincidimos con el coleccionista Andrés Blaisten, en que la crítica de arte no existe ya, que la que se publica en el contexto de las exposiciones de galerías tiene un fin comercial y nos preguntábamos qué vamos a hacer sin esos enormes y por qué no decirlo, temerarios personajes. ¿Será que las cosas den una vuelta de campana y de pronto la gente se interese en leer crítica de arte otra vez, como en la época de Jorge Juan Crespo de la Serna, Luis Cardoza y Aragón, Alaíde Foppa, Manuel Toussaint, quienes la antecedieron?
De los alumnos de la Dra., en los seminarios de la UNAM identifico a Luis Rius Caso, quien por cierto acaba de publicar una estupenda novela sobre el exilio español en México. Ojalá entre sus compañeros hubiera alguien que abriera un espacio de reflexión continua sobre los productos del inconsciente, aunque como sabemos por ella elucidarlo es imposible. 
4.Cuando al final del recorrido me detuve en uno de los núcleos temáticos intermedios de la muestra me topé con una pasión que me persigue: la dedicada a la mirada. Tengo que regresar al MAM. Y también le diré al curador que le faltó incluir al jalisciense Manuel González Serrano en su listado de obra, porque fue uno de los artistas preferidos de la inolvidable Dra. Teresa del Conde. FIN.   

María helena gonzález
helenagonzalezcultura@gmail.com

lunes, 9 de diciembre de 2019

Vas a ver - Zapata: imágenes y polémica

1.  Se está presentando en redes sociales una polémica generada por la inclusión de una pintura que representa al llamado Caudillo del Sur desnudo, con cuerpo de mujer, usando tacones con forma de pistola, montado sobre un corcel blanco, en la muestra dedicada a la revisión de su imagen, titulada “Emiliano: Zapata después de Zapata”, en el capitalino Museo del Palacio de Bellas Artes.
En los casi 2 mil comentarios publicados y en especial entre los de algunos morelenses, se perciben malestar e indignación por la posibilidad de que dicha imagen elaborada por el pintor Fabián Cháirez -una de 141 que se exhiben en total- se vincule con la defensa de los derechos de la comunidad LGBTTI.
 ¿Por qué no se manifestó tanta incomodidad cuando en la novela “Zapata” de Pedro Ángel Palou (2006) se propuso el tema de la supuesta relación amorosa del líder agrario con Ignacio de la Torre y Mier, yerno de Porfirio Díaz? ¿Por qué no se genera el mismo escozor cuando en ciertas obras literarias se ha sugerido que Sor Juana Inés de la Cruz mantuvo una relación lésbica con su protectora?
2. Uno de los mayores triunfos de nuestra época es la LIBERTAD DE EXPRESIÓN y el arte es acaso el ámbito en el que esta garantía se da de manera más fehaciente.
 Tradicionalmente, el arte ha roto los rígidos esquemas de representación de los roles  masculino y femenino (la mujer no sólo en el ámbito del hogar, el varón adquiriendo roles que van más allá de los del “macho”).
 Y en gran medida es gracias a al arte, que los clichés de la educación heteropatriarcal han venido siendo cuestionados.
 Además, en la mayoría de los museos del mundo, se habla de la urgencia de la INCLUSIÓN en las narrativas de los guiones que se visibilizan en las exhibiciones que se montan.
 La violencia manifiesta en la ocultación de otras historias, es cada día más revisada por los profesionales de museos.
 Por otro lado, sabemos que en materia de contenidos, el arte contemporáneo abolió las divisiones entre lo público y lo privado.
 
No dejo de pensar en la distancia que nos separa de aquél momento tan lamentable, del despido del Maestro Jorge Alberto Manrique, después de que se negara a renunciar en 1988, como director del Museo de Arte Moderno por la bronca que se armó cuando permitió se incluyera una pintura del Maestro Rolando de la Rosa (quien por cierto ha trabajado mucho con la imagen de Zapata), en una muestra colectiva, en la que se mostraba a la Virgen de Guadalupe con el pecho descubierto, que aludía a vinculación entre pecado y sexualidad.
 
Sinceramente creo que sí tenemos más libertad de expresión en esta época y un criterio más amplio para con los temas de las llamadas minorías, además de un mayor conocimiento de la Historia del Arte.
3. Por otro lado, de manera paralela a la imagen HEROICA del General Zapata, existe otra que muestra lo contrario.
 Detractores tuvo desde 1911, cuando algunos periódicos capitalinos lo mostraban como un bandolero y un personaje sanguinario que asaltaba las haciendas y asesinaba sin piedad.
 Las caricaturas se encuentran en la web.
 Y el mismísimo José Guadalupe Posada puso a circular una hoja volante denominada “La Jeringa de Zapata”, en la que criticaba sus acciones.
 
En el arte contemporáneo, no es la primera vez que la figura del nacido en Anenecuilco se resignifica generando lecturas alternativas.
 Ya se le ha mostrado en varias exposiciones vinculado a las figuras del Chapulín Colorado (un héroe fallido) y la cultura Punk, por mencionar 2 abordajes polémicos.
 El hecho no debe llamar la atención, puesto que se trata de una figura que por momentos deja de ser histórica para formar parte del ámbito del mito y la leyenda.
 La imagen de Zapata es polisémica.
 De esto han hablado varios autores, entre ellos el profesor Samuel Brunk.
Finalmente, no creo que los morelenses debamos preocuparnos.
 Zapata será siempre Zapata, él ícono de la resistencia, de la lucha por la justicia.
  No en balde contamos con tres museos dedicados a su memoria ubicados en Anenecuilco, Tlaltizapán y Chinameca.
 En los tres municipios se recuerda al líder agrario que buscó hasta el día de su muerte, se le devolvieran sus tierras, aguas y montes a  quienes se mencionaba en los títulos de propiedad.
 La transformación social a que dio pie el Plan de Ayala fue real.
 En Morelos Zapata fue casi un “padre” para los zapatistas, a quienes él protegía, y por eso lo seguían.
 Hoy es en algunos hogares casi un santo, hasta cuenta con su oración.
 FIN.
Por: María Helena González / helenagonzalezcultura@gmail.com
1.  Se está presentando en redes sociales una polémica generada por la inclusión de una pintura que representa al llamado Caudillo del Sur desnudo, con cuerpo de mujer, usando tacones con forma de pistola, montado sobre un corcel blanco, en la muestra dedicada a la revisión de su imagen, titulada “Emiliano: Zapata después de Zapata”, en el capitalino Museo del Palacio de Bellas Artes.
En los casi 2 mil comentarios publicados y en especial entre los de algunos morelenses, se perciben malestar e indignación por la posibilidad de que dicha imagen elaborada por el pintor Fabián Cháirez -una de 141 que se exhiben en total- se vincule con la defensa de los derechos de la comunidad LGBTTI.
 ¿Por qué no se manifestó tanta incomodidad cuando en la novela “Zapata” de Pedro Ángel Palou (2006) se propuso el tema de la supuesta relación amorosa del líder agrario con Ignacio de la Torre y Mier, yerno de Porfirio Díaz? ¿Por qué no se genera el mismo escozor cuando en ciertas obras literarias se ha sugerido que Sor Juana Inés de la Cruz mantuvo una relación lésbica con su protectora?
2. Uno de los mayores triunfos de nuestra época es la LIBERTAD DE EXPRESIÓN y el arte es acaso el ámbito en el que esta garantía se da de manera más fehaciente.
 Tradicionalmente, el arte ha roto los rígidos esquemas de representación de los roles  masculino y femenino (la mujer no sólo en el ámbito del hogar, el varón adquiriendo roles que van más allá de los del “macho”).
 Y en gran medida es gracias a al arte, que los clichés de la educación heteropatriarcal han venido siendo cuestionados.
 Además, en la mayoría de los museos del mundo, se habla de la urgencia de la INCLUSIÓN en las narrativas de los guiones que se visibilizan en las exhibiciones que se montan.
 La violencia manifiesta en la ocultación de otras historias, es cada día más revisada por los profesionales de museos.
 Por otro lado, sabemos que en materia de contenidos, el arte contemporáneo abolió las divisiones entre lo público y lo privado.
 
No dejo de pensar en la distancia que nos separa de aquél momento tan lamentable, del despido del Maestro Jorge Alberto Manrique, después de que se negara a renunciar en 1988, como director del Museo de Arte Moderno por la bronca que se armó cuando permitió se incluyera una pintura del Maestro Rolando de la Rosa (quien por cierto ha trabajado mucho con la imagen de Zapata), en una muestra colectiva, en la que se mostraba a la Virgen de Guadalupe con el pecho descubierto, que aludía a vinculación entre pecado y sexualidad.
 
Sinceramente creo que sí tenemos más libertad de expresión en esta época y un criterio más amplio para con los temas de las llamadas minorías, además de un mayor conocimiento de la Historia del Arte.
3. Por otro lado, de manera paralela a la imagen HEROICA del General Zapata, existe otra que muestra lo contrario.
 Detractores tuvo desde 1911, cuando algunos periódicos capitalinos lo mostraban como un bandolero y un personaje sanguinario que asaltaba las haciendas y asesinaba sin piedad.
 Las caricaturas se encuentran en la web.
 Y el mismísimo José Guadalupe Posada puso a circular una hoja volante denominada “La Jeringa de Zapata”, en la que criticaba sus acciones.
 
En el arte contemporáneo, no es la primera vez que la figura del nacido en Anenecuilco se resignifica generando lecturas alternativas.
 Ya se le ha mostrado en varias exposiciones vinculado a las figuras del Chapulín Colorado (un héroe fallido) y la cultura Punk, por mencionar 2 abordajes polémicos.
 El hecho no debe llamar la atención, puesto que se trata de una figura que por momentos deja de ser histórica para formar parte del ámbito del mito y la leyenda.
 La imagen de Zapata es polisémica.
 De esto han hablado varios autores, entre ellos el profesor Samuel Brunk.
Finalmente, no creo que los morelenses debamos preocuparnos.
 Zapata será siempre Zapata, él ícono de la resistencia, de la lucha por la justicia.
  No en balde contamos con tres museos dedicados a su memoria ubicados en Anenecuilco, Tlaltizapán y Chinameca.
 En los tres municipios se recuerda al líder agrario que buscó hasta el día de su muerte, se le devolvieran sus tierras, aguas y montes a  quienes se mencionaba en los títulos de propiedad.
 La transformación social a que dio pie el Plan de Ayala fue real.
 En Morelos Zapata fue casi un “padre” para los zapatistas, a quienes él protegía, y por eso lo seguían.
 Hoy es en algunos hogares casi un santo, hasta cuenta con su oración.
 FIN.
Por: María Helena González / helenagonzalezcultura@gmail.com

lunes, 2 de diciembre de 2019

Vas a ver: Estéticas comunitarias



1.
Dos asuntos me llevan a pensar en la noción de “estética comunitaria”, una especie de creación colectiva consensuada que se transmite de generación en generación, mostrando las preferencias formales de una época. Me refiero a la estética presente en el ARTE POPULAR, vinculada íntimamente al trabajo artesanal; por el otro a la estética del GRAFITI, tan comentada estos días a raíz de las pintas hechas por las feministas, por segunda ocasión, la semana pasada, en la vía pública.
En el primer caso, me atrevo a decir que no dejará de sorprendernos la voluntad de los artesanos morelenses, que saliéndose de la rutina de la elaboración de piezas decorativas o utilitarias similares, de cuya venta se sostienen, se dan a la tarea de echar a andar la imaginación para presentar nuevas creaciones a un concurso. Me refiero al certamen que inició en este estado, hace más de 20 años, el generoso Guillermo Helbling, quien era además coleccionista y legó a nuestro estado un rico acervo, hoy lamentablemente perdido y expuesto en mínima parte en el Museo de Arte Indígena Contemporáneo. 
A ese concurso se presentaron en días pasados 132 artesanos con 189 piezas y la premiación se dio este sábado. No dejo de señalar que los miembros del jurado, integrado por los maestros Adalberto Ríos Szalay, Gobi Stromberg, Edgar Assad, Lázaro Sandoval y Eduardo Hernández, verdaderos conocedores de las culturas del estado, insisten en reconocer la calidad y sencillez de las piezas.
Un chiquihuite tallado en piedra que imita la cestería con detalle; una “maromera” tallada en madera que recuerda un juguete antiguo; una calavera de cartón con bebé que nos lleva a pensar en las “maternidades” presentes en tantas pinturas renacentistas y un rebozo rojo de lana que parece pieza de pasarela dan cuenta de lo que dice el teórico Kirk Varnedoe: la historia del arte es la suma de una serie de pequeñas vueltas de tuerca, una serie de pequeñas adiciones a lo preexistente. A aquello que existía le damos un giro, lo recombinamos, le modificamos presentación, dimensiones, materiales, etc., y se convierte en algo nuevo que a la mirada resulta maravilloso. Lo increíble es que la creatividad nos sorprenda. Por favor, querido lector, no deje de ver las piezas ganadoras en el Museo Morelense de Arte Popular, hoy a cargo de la comprometida Maestra Gudelia Colín.
2.
El otro asunto que me trae el pensamiento como si me volara una mosca zumbadora adentro, es el que se refiere al patrimonio cultural material pintarrajeado por las manifestantes en contra de la violencia en contra de las mujeres, en el centro capitalino. Las posturas en las redes sociales son diametralmente opuestas. Hay quienes las defienden a raja tabla argumentando que es muestra de sumo hartazgo, una acción desesperada porque no se toman medidas al respecto, porque mueren en promedio 9 mujeres diario por culpa de eso que eufemísticamente se llama “violencia de género” y que no es otra cosa que el despiadado maltrato que vivimos muchas, por culpa de una educación machista, inequitativa en muchos sentidos. Además de eso que es ya insoportable, me refiero a la impunidad.
Platico de este asunto con mi amiga, la reconocida artista feminista y crítica de arte Mónica Mayer, quien no condena las pintas, a pesar de ser una clara defensora del arte y el patrimonio cultural y en la conversación feisbukera intervienen Cynthia Grandini y Claudia Barragán, quienes me comparten dos links que amplían el punto de vista sobre la postura que defiende las manifestaciones estéticas de hartazgo de las que hablamos:  https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=157143735661371&id=100633174.... Y https://www.facebook.com/100633174645761/posts/158599175515827?d=n&sfns=mo.
Ya usted normará su criterio, querido lector, yo por mi parte añado que si bien las pintas no son una creación planeada para reconocerse como obra artística, sí son una acción colaborativa que seguramente será recordada en más de un texto académico por el ideal coherente que la sostiene. Y no puedo evitar pensar en lo que dijo Jung, quien hablaba de que la imaginación del creador es la expresión de la consciencia colectiva integrada por arquetipos. Falta el análisis de lo que se escribió con spray de colores sobre los pedestales, para entender la expresión plástica grafietera posmoderna de la furia. FIN.
Por: María Helena González / helenagonzalezcultura@gmail.com