Apenas conocerlo comenzó a hablar de las relaciones entre
cultura y mejoría social, su ánimo y discurso convencían, era un enamorado de
su trabajo. Nos unió en desayuno el
Diputado Panchito Rodríguez y su simpática y activa esposa Lucina Longar, muy
interesada en el desarrollo de Cuautla.
Insistieron en la necesidad de apoyar la Casa de Cultura de esa ciudad,
me invitaron a Atlatlahucan y hasta la reinauguración de su casa de cultura
fuimos muchos a dar, hace más de un mes.
Hoy lunes un comunicado del grupo conocido como Cultura 33
exige el esclarecimiento de su muerte. A Jorge Paredes Pino, el animoso
promotor cultural de quien hablamos lo asesinaron hace unos días. ¿Asalto
comprobado, crimen pasional?. No importa el movil. Lo que importa es que se
trata de un horrendo crimen cometido en la persona de alguien que se dedicaba a
hacer el bien. Importa mucho también, porque detrás de la indignación del texto
promovido por los integrantes de C33 está el hecho de que ya no creemos en la
justicia: quién, cómo y por qué son preguntas que se nos clavan en el alma de
nuevo.
“Era exageradamente culto, era también contador, su hermana
es secretaria de finanzas de Mérida, fue maestro, fue director de cultura en
Cuautla con Sergio Valdespín, era muy hábil para formar bandas y presentar
proyectos ejecutivos al gobierno y conseguir recursos para gestión
cultural. Manejó este tema en Tetela, en
Mazatepec y últimamente era asesor en Atlatlahucan. Recientemente había
contactado con Ocuituco. En su sepelio había cantidad de jóvenes porque fue
maestro de corazón, acomodó a muchos en el extranjero, y en el país. Da mucha
tristeza perder a alguien tan preocupado por la cultura, tan creyente en eso.
Tenía muchos amigos, el miércoles cenó con unos, le compuso una Oda a Cuautla
preciosa, era maestro de canto y de baile. A Lucina, mi esposa, le compuso un
vals. Yo hablé con él el miércoles, porque teníamos un programa de cultura, que
ahora vamos a llevar a cabo en su honor”, me cuenta el Diputado Rodríguez
Montero, a quien le llamo horrorizada por la noticia.
El currículum de Paredes indica que formó el grupo de Opera
Municipal de Cuautla, que a la fecha se ha convertido en Opera de Tetela del
Volcán y se ha presentado en diversas ciudades y estados con muchísimo éxito,
llevando en alto y con gran calidad la cultura del Bel Canto, que le otorgaron
el premio al mérito artístico de la ciudad de Cuautla que organizan los medios
de comunicación, precisamente por la dirección de este grupo de ópera, que en
el municipio de Tetela del Volcán abrió la casa de cultura y creó la Banda de
música del Centro de Bachillerato tecnológico agropecuario No. 155 y que
consiguió, por medio de programas federales apoyar muchísimos proyectos
ciudadanos de cultura, además de haber organizado la rondalla del municipio, el
coro municipal, el ballet folclórico municipal y haber grabado 2 discos con el
apoyo de CONACULTA. Fue además
Secretario del Consejo del Patrimonio Histórico de Cuautla, Morelos A.C., una
de las organizaciones más serias del estado en materia de conciencia sobre la
identidad material de los morelenses.
Con su muerte perdemos a un valiente trabajador de afinada
vocación artística, a un convencido del valor de la promoción cultural y la
educación artística y esto duele y asusta mucho. Descanse en paz Jorge Armando
de Jesús Paredes Pino.
Formación de públicos: fundamental acción de una política
cultural
En otros asuntos, les cuento que la caravana Verde Nuevo
propuesta por Cristina Faesler, Lázaro Valiente y Olga Durón, contó con la
voluntad de 36 artistas que decidieron convivir por 10 días llevando lo que a
cada uno le gusta hacer a varias poblaciones del estado. Se subieron a un
camión ecológico prestado por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y
se aventuraron animados por la idea de contagiarse y contagiar amor al arte y
la tertulia cultural. Llevaban
bicicletas para generar la energía eléctrica que requieren los
instrumentos necesarios para dar conciertos. Me cuenta la escritora, tallerista
y actriz Elena de Hoyos que ella leyó poesía y textos de mujeres de la cárcel y
que a pesar de que se encontró con resistencia al tema, porque a veces es
difícil entender que las reclusas son tan humanas como nosotras, también logró
retroalimentación y animosos mensajes para las habitantes de la prisión de Atlacholoaya.
Los ejes de la caravana fueron lo lúdico, lo autosustentable
y la transversalidad, pero en general todo fue más fenomenológico que planeado,
y en cada municipio que visitaron, la gente local los recibió en sus casas para
darles comer y hospedarlos. ¡Qué maravilla que todavía existe la hospitalidad
morelense!
Y si me preguntan qué opino, diré que se trata desde luego
de una idea sensacional, divertida y exitosa por cuanto respecta a la súper
urgente necesidad de formación de públicos, parte fundamental de cualquier
política cultural que se precie de serlo.
Hace un par de días leía en el periódico que la Compañía
Nacional de Danza está ocupando parques y plazas públicas en la Ciudad de
México para presentar sus espectáculos a la gente no acostumbrada al escenario
teatral y esto, además de ser una iniciativa similar porque de lo que se trata
es de ir a buscar al consumidor de cultura a la calle, es de verdad una muestra
de verdadera vocación. ¿Ustedes saben que la gran tragedia de mucha gente es no
encontrar la propia y que esa falta es la madre de muchas adicciones? FIN