lunes, 27 de abril de 2020

Los museos del mundo ante el COVID-19

1Cerrados al público por la crisis humanitaria que nos aqueja, los museos se vieron en la necesidad de ofrecer sus colecciones al público por internet. Al echar un ojo a las redes sociales, es fácil encontrar visitas guiadas, conferencias y exposiciones virtuales en los portales de los museos con más presupuesto. “Museums have no borders. They have a network”, es la premisa con la que nos encontramos al abrir el portal del ICOM -Consejo Internacional de Museos-, el organismo de profesionales más grande del mundo dedicado al tema.
Por otro lado, quienes dirigen los museos que no cuentan con los recursos necesarios, se preguntan cómo volverán a la vida sus recintos.
Precisamente sobre esto platico con la arquitecta Maya Dávalos, presidenta de ICOM México. Le pregunto sobre la inclusión digital durante la pandemia, y si lo real será sustituido por lo virtual. Ella responde:
“Yo creo que estamos viviendo un cambio de paradigma. Nuestra generación, educada para ir a los museos y sentir emoción frente a las obras de arte, no cambiará la visita real por la forma virtual. Pero las nuevas generaciones que sí alcanzan de manera virtual a disfrutar lo que perciben a través de una pantalla, posiblemente lo hagan. Los jóvenes están acostumbrados a emocionarse e interactuar de ese modo. Meter a todos en un mismo saco es un poco injusto. No todos estamos educados del mismo modo. Sin embargo, creo que este parteaguas mundial marcará una tendencia a la cultura virtual. Se sustituirá lo presencial para más de una cosa”.
En mi conversación con Maya, le comento que el especialista Néstor García Canclini ha escrito sobre lo que significa ser espectadores en un mundo creciente de internautas. En este sentido, ¿se tiene ya un conteo de los públicos ganados para los museos por el aumento de la oferta digital?
“No sé cuántos museos han ofrecido visitas guiadas vía internet en México, pero del gran total, muy pocos museos tienen recursos para esto -fue su respuesta-. Los grandes museos nacionales y algunos sitios arqueológicos, fueron pioneros en la materia. Muchos museos comunitarios y privados se plantean hoy la posibilidad de adaptarse a esta modalidad. Pero debemos voltear a ver que no hay recursos para esto, ni para otras muchas necesidades que tienen”.
2. Comento con Maya que Suay Aksoy, presidenta internacional de ICOM, emitió un comunicado hace unos días, en el que nos pide a los miembros de esta comunidad de profesionales no perder el entusiasmo y que también insistió en la urgencia de apoyos económicos para los recintos que han tenido que cerrar por la crisis.
“El mensaje de Suay es antes que nada esperanzador -opina Maya-. Solicita solidaridad del gremio. La mitad de la humanidad ha permanecido en sus casas y ha configurado un mundo extraño. Es una situación desconocida, cuyos efectos a la larga desconocemos. Por lo mismo, ha solicitado que los comités de cada país le informemos cómo están los museos. También le sugiere a los encargados de las políticas culturales de los países, su apoyo en términos de gestión y normatividad para que los museos sobrevivan a la crisis. En este contexto, la tarea de ICOM es apoyar esta gestión.
“Los museos tradicionalmente han sido polo de desarrollo en las comunidades; si hoy la comunidad demanda otras necesidades, es importante que el museo siga siendo el espacio de reunión de la gente interesada en resolver la problemática que nos aqueja”.  
3. A menos de un mes de la celebración del Día Internacional de los Museos, y con éstos cerrados, ICOM Internacional propone un encuentro virtual el 18 de mayo, fecha en la que se celebra desde 1977 la existencia de estos recintos. Pero añade la arquitecta que será entre el 14 y 16 de noviembre, precisamente para festejar el aniversario de este organismo consultor de la UNESCO, cuando se dé el mayor encuentro de profesionales del sector. 
En este contexto seguramente se analizará si fueron exitosas las recomendaciones hechas por ICOM Brasil para el resguardo de la gente y el manejo, protección y conservación de las colecciones durante el Covid-19. Seguramente también se hablará sobre el papel que jugarán los museos como facilitadores del diálogo en las comunidades que los acogen. FIN.

María Helena González

lunes, 20 de abril de 2020

Vas a ver: El COVID-19 y la cultura virtual

1.Debido a la pandemia que nos aqueja globalmente, las instituciones culturales se han visto forzadas a implementar diversas estrategias para difundir su trabajo en las plataformas que ofrece la tecnología web. En Morelos, por ejemplo, el programa “Cultura en Casa”, impulsado por la Secretaría de Turismo y Cultura, ha mostrado el  compromiso de cientos de artistas y escritores con el público.
Ante la incertidumbre de la vuelta a las actividades normales, algunos organismos también han modificado el calendario de los eventos que tenían programados para las siguientes semanas, pero el rescate del patrimonio cultural, comprometido desde los sismos de hace dos años, no se ha detenido del todo.
2.
Este sábado 18 de abril, se conmemoró “virtualmente” en varias plataformas el Día Internacional de los Sitios y Monumentos Históricos, asunto que a los morelenses nos debe de interesar en función de que contamos con extraordinarios vestigios culturales, dos de ellos considerados Patrimonio Cultural de la Humanidad: Xochicalco y la Ruta de los Conventos.
El tema convocante para el festejo fue “Responsabilidad Compartida”, por lo que al platicar este domingo con dos destacados expertos sobre el tema, hicimos hincapié en el hecho de que las prácticas culturales están frecuentemente interconectadas. Lo que hace uno, le afecta al vecino.
Para el antropólogo Víctor Hugo Valencia, titular de la Delegación del INAH en Morelos, la sierra de Huexca es un ejemplo de mezcla de culturas constructivas (desde el bajareque hasta los cementantes contemporáneos bien empleados) que debe analizarse en su complejidad, fomentando el diálogo y el respeto para enriquecer el pensamiento tradicional y la defensa del patrimonio, con otros puntos de vista.
Por su parte, el arquitecto Juan Antonio Siller enfatiza el valor de los paisajes culturales:
“Los cañaverales, magueyales y campos de arroz tienen un gran valor que impacta también a los habitantes de las urbes. Es algo similar a lo que sucede en los asentamientos arqueológicos, que conviven con las ciudades coloniales, como la de México y Oaxaca.
“En Morelos, los 14 conjuntos conventuales forman parte de las rutas itinerantes comenzadas por los evangelizadores. En 1994 se reconocieron como territorio. Por otro lado, en 1999, Xochicalco se inscribió -junto con Campeche- en un catálogo, como perteneciente al Epiclásico. Esto marca otros derroteros en el proceso de su estudio, protección y divulgación.
“Pero también hay que señalar que la destrucción en Morelos ha ido avanzando. Hay descuido en los tres niveles de gobierno al respecto. Y la arquitectura vernácula se ha visto muy mermada, además de por los sismos, por la falta de estímulos para que el ciudadano cuide su patrimonio. El “fachadismo” de los Pueblos Mágicos debe valorarse también en función de lo histórico, no sólo del turismo.”
3.
Reconociendo la necesidad de un cambio de paradigma en actuar de los profesionales de museos, la Presidenta del ICOM (Consejo Internacional de Museos), Suay Aksoy dice, en el comunicado que envía a los miembros de la organización -el Jardín Borda es uno de ellos-, que hoy estos recintos tienen un compromiso mayor con sus comunidades, ya que deberán fomentar el diálogo y la gestión de  estrategias que propicien la recuperación de la pandemia.
Está consciente de que a pesar de haber cerrado sus puertas, paradójicamente se lograron nuevos públicos para los acervos mediante las soluciones digitales, pero muchos centros de exhibiciones se ven seriamente comprometidos o colapsaron por las economías en crisis.
Por ello, la especialista de origen turco hace un llamado a la sociedad para que fortalezca los fondos públicos y privados de los que dependen los museos y pide que las políticas públicas que norman las instituciones más afectadas establezcan estrategias de emergencia. La idea es que no se cierren más museos, pues seguramente en estos recintos se pensarán y exhibirán los aprendizajes de este tiempo.
4
A tono con el mensaje desgarrador de la presidenta de ICOM, la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos lanzó la semana pasada una convocatoria muy interesante: “Narrativas artísticas desde la casa ante la pandemia”. La idea es que la comunidad artística de esta casa de estudios responda la pregunta: “¿Cuál sería tu último mensaje para la humanidad antes del fin del mundo?”. Sin duda un planteamiento apocalíptico que darán como resultado una variedad de cortometrajes realizados con el celular, que mostrarán que “lo personal es político”, como bien sabemos los posmodernos.
5.
Nomás por no dejar: ¿se ha dado cuenta usted, querido lector, de que los políticos, o como decía mi maestro René Avilés Fabila “la culta polaca” ha implementado la modalidad de “la sana distancia” del arte y la cultura? Revisé usted las notas de sociales de los periódicos y las redes sociales y verá cómo quienes cortaban los listones en las inauguraciones y echaban a andar los protocolos, hoy poco aparecen en escena. ¿Por  qué será? FIN.

María Helena González

lunes, 13 de abril de 2020

Memorial de las aves

1.No me dejarán mentir los morelenses: se han poblado de aves nuestros jardines y están que revientan los árboles de nidos, las mañanas de cantos, los frutos comidos. 
En esta zona del país la primavera se renueva con enjundia cada año, y con el calor de marzo, CUERNAVACA vuelve a ser motivo de orgullo en el mundo. 
Sus cuerpos calientes palpitan, sus patas nerviosas rascan las ramas de los árboles, sus suaves plumas enfilan sin miedo. 
2.Está mal decirlo, pero la pandemia que nos aqueja ha contribuido a que la naturaleza descanse de nuestra insidiosa presencia. Busque usted en redes sociales y en los periódicos lo referente al medio ambiente relacionado con el coronavirus, y verá cómo se encuentran fácilmente publicaciones sobre el bien que hemos hecho quedándonos en casa.  
No es que no me acuerde de que en la Antigua Roma se creía que el canto y el vuelo de los pájaros presagiaban desgracias -de ahí las aves de mal agüero-; es que prefiero pensar que la gran epidemia viral tiene su lado amable. 
Como se ha dado cuenta, querido lector, voy pergeñando una “Estética del COVID-19” semana a semana en esta columna y hoy pretendo contribuir a la misma, con un brevísimo memorial de las aves.
2.En el “arte animalista” aparecen estos seres alados desde los inicios del arte figurativo, ya no como decoración de una escena religiosa, ni como acompañantes en las pinturas de caza, o mezclados con los cuerpos de hombres y mujeres en la mitología, sino como protagonistas, por ejemplo, en las famosas pinturas de Audubon. 
Por su belleza y la peculiaridad del vuelo que las engalana, a las aves se les confirió un sentido altamente simbólico desde tiempos inmemoriales. Tal vez sea el hecho de que unen el cielo con la tierra, lo que llevó a la gente a pensarlas como almas, ángeles y mensajeras. La ornitomancia nació de relacionarlas precisamente con el orden de lo esotérico. Luego, artistas como Remedios Varo y Leonora Carrington se inspiraron en el antiguo “lenguaje de las aves” por su afición a los temas alquímicos.
Hubo una exhibición en el Museo del Prado con el tema en 2010, que consultada en la web me resulta fascinante. En el catálogo resultante se nos dice que aparecen aves en 729 pinturas de las 8000 del acervo museístico. 
No parece una exageración entonces, que lo raro es que en las artes contemporáneas aparezcan en contadas ocasiones. Como se corre el riesgo de caer en el “pintoresquismo”, del que tanto huyen los creadores por ser sinónimo de “lo cursi”, se les ha permitido aparecer mayormente, con todo su esplendor en las artesanías.
3.No sé si surgirá un arte de las aves morelenses en estos días. Quienes están creando en sus estudios en este encierro, reportarán cosas distintas de lo vivido. En este momento recuerdo, de los pintores locales, Lalo Lugo como creador de escenas en las que abundan los pájaros. 
Avísenme, por favor si por ahí hubo alguien que se maravilló estos días con el volar de las golondrinas y el habla de los cotorros, porque estoy pensando en juntar nombres para una muestra con este tema. Estoy de acuerdo con Alex Wengraf -art dealer retirado- en que urge recuperar el valor del hedonismo, que es profuso, divertido y sensual, en el arte actual. Un arte que se ha llenado de conceptos y se ha definido más por la vía del minimalismo, encerrándose en sí mismo, aparentemente sin escapatoria. Dionisio y Baco en su eterno conflicto. FIN.

María Helena González

lunes, 6 de abril de 2020

Vas a ver: “Mujer en papel”

1
Tenía razón la Dra. Teresa del Conde, cuando aconsejaba “saber leer” esos productos íntimos de la literatura llamados Memorias y Diarios, porque al develar pueden vulnerar eso en lo cual se basan: la confianza en la privacidad. El tema lo planteó abiertamente, cuando trabajó con Jorge Alberto Manrique la vida de la galerista Inés Amor, pero al haber estado fascinada con el psicoanálisis como teoría toda su vida, ponderó y supo contagiarnos el poder del autorrelato, esa fuente de conocimiento  que puede acercarnos al alma humana, vía la asociación de ideas y la identificación.
Para que se entienda más fácilmente lo que quiero decir, emplearé el símil de la desnudez, acaso el más literal que existe con la intimidad. Un tema que por otro lado, ha tenido que abrirse camino en la Historia del Arte, entre la torpeza de la censura, el pudor heredado de la cultura judeocristiana y la cultura patriarcal que nos hace mirar más fácilmente el cuerpo femenino despojado de ropa, que el masculino.
Todo esto, porque acabo de leer “Mujer en papel”, las memorias inconclusas de la actriz Rita Macedo, recopiladas y editadas -no sin un gran esfuerzo, según lo relata- por su hija Cecilia Fuentes. Publicado en su segunda edición por la Editorial Trilce, el libro me parece valioso por más de una razón.
Primero por la valentía de la desnudez con la que la actriz narra según va recordando, los hechos de su vida. Por la manera en la que revela sin tapujos, ni tintes trágicos o moralinos, cómo fueron su solitaria infancia y su vida amorosa (toda vida que contamos, por fuerza va desgranándose en amores y desamores).
Segundo, porque el mundo cultural al que la llevó su matrimonio con el escritor Carlos Fuentes, aparece re-presentado desde la correlación y la intimidad; porque baja del pedestal del aparador, a quienes conforman el “culto sagrado gremio” de la segunda mitad del siglo XX, haciéndonos entonces más digerible su existencia.
2.
Así las cosas, es de agradecer que la coautora haya podido sortear el impedimento de quienes manejan en sucesión la imagen del autor de “La Región más trasparente”,  “Aura” y “Los años con Laura Díaz” (obras escritas mientras Macedo y Fuentes vivieron juntos), pues al saber reportar en tercera persona las cartas que en sus manos aparecían en primera persona -dirigidas de su padre a su madre-, Fuentes hija logró una traducción que no se siente ni como un trabajo académico, ni como un tropiezo.
Por otro lado, toma uno el libro en las manos durante la lectura, sin sentir que nos enfrentamos a la inminente tragedia de la muerte. A pesar de que se nos avisa que Macedo se quitó la vida desde la cuarta de forros, nos queda claro que durante el relato, la narradora no intenta la justificación, o plantea el vil recurso del chantaje, sino abordar la condición humana en un grado más profundo. Un grado que incluye, por cierto, presentar con elegancia la paradoja que se da entre el talento del escritor y la miseria humana; entre la brillantez pública y la incapacidad del amor. Entre la inteligencia y la sombra.
3.
Como el libro incluye fotografías, se nos ofrece también la posibilidad de ir “leyendo imágenes” de época, de ir recordando el México en el que crecimos, nosotros los cincuentones. A mí me parecen significativas las imágenes en blanco y negro que dan cuenta de las películas mexicanas que hicieron famosa a Rita Macedo, porque  me hablan de lo que veían mis padres, de una historia colectiva que desembocó en el caótico México actual.
Pero lo son también y de un modo particularmente elocuente, las fotografías en las que aparece el alma desnuda de Macedo: la madre que sostiene con ternura a su pequeña hija (p.211), la que va un paso atrás del marido y la niña (p. 264), la que abraza, bajando la mirada, a su alter ego Julissa (p. 297).
En este sentido, me quedo con ganas de ver una fotografía de ella cosiendo a máquina los vestidos que disfrutaba copiar de las revistas de moda. Me parece que este talento podría ser motivo de un montaje de museo.
En fin, si en este tiempo de encierro le sobra a usted, querido lector, un poco de tiempo, le recomiendo hincarle el diente a este emotivo volumen. No todo es el COVID-19. FIN.

María Helena González