martes, 11 de junio de 2013

Hacia la Ley de Cultura: ¿Con qué se trabaja? 6

1.
El derecho a la información es importantísimo si lo entendemos como generador de cultura. Vinculado con otros derechos, éste se vuelve parte sustantiva de cualquier ley que se precie de nacer de un ejercicio democrático. Como en México el monopolio de los medios produce y distribuye gran parte de lo simbólico (música, imágenes, valores, aspiraciones), resulta que la cultura de masas debe ser analizada a la luz de la posibilidad de mejorar la ley de telecomunicaciones que nos ha venido normando el pensamiento desde hace más de 50 años.
 Le debemos al lúcido historiador Michel Foucault la idea de que existen sólidas relaciones entre poder y pensamiento. Decía este analista de la cultura, que nuestra concepción del mundo nace de los discursos generador por quienes lo gobiernan, en sus facetas política, económica y social. Para este francés, debajo de las hipernarrativas, existen otras que son pasadas por alto; una contracultura habitada por los rechazados sociales que se encarga de evidenciar los poderes fácticos.
Desde esta perspectiva surge la pregunta ¿cómo podemos inyectarle aire, libertad, juicio crítico, a la cultura mediática que generan los medios?
Para Aleida Calleja y Olga Durón, expertas en medios de comunicación, la solución a muchos de los problemas que nos aquejan socialmente tiene que ver con el fortalecimiento de los medios de comunicación alternativos, los que no forman parte de los monopolios. Para Calleja, no se trata de un problema de democratización de los mismos, porque su naturaleza es autoritaria, pero sí de diversificar los contenidos que consume la gente.
Para ella, la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones implica avances sustanciales, porque se logró que se determinara que la información debe ser un servicio público, no sólo “de interés general”, lo cual obliga a los medios oficiales y no oficiales a proveer contenidos de mejor calidad y a garantizar que la gente esté de verdad informada. Vistos así, los medios permisionados deben ofrecer contenidos variados, generados desde la noción de independencia editorial, a partir de una autonomía de gestión financiera y la obtención de recursos y participación ciudadana. Estos servicios de información hoy reconocen la importancia de las comunidades indígenas y otros grupos antes hechos a un lado socialmente. Al lúcido promotor y músico Marco Antonio Tafolla, incansable promotor cultural de Xoxocotla, le oí decir en este contexto y una vez más que hay que ciudadanizar las instancias culturales, que faltan contenidos generados desde la población en los medios, especialmente la población indígena. A él le tocó ya probar la dificultad del intento de generar cultura en su comunidad desde la radio, un intento que tuvo que ver con el simple hecho de divulgar la vida sencilla del campo.  
2.
A la señora Olga Durón, encargada del nuevo Instituto Morelense de Radio y Televisión (organismo descentralizado con estructura y recursos propios), lo que le preocupa es lo que consumen los morelenses a través de la radio y la televisión públicas; audazmente se ha propuesto programar música y televisión apoyada en un comité de expertos, con la idea de satisfacer las necesidades de los radioescuchas y televidentes morelenses, tratando de evitar la cultura de masas que no sea de calidad. Durón se queja de la inercia de pasividad en Morelos y cree que los medios públicos no tienen porqué asumir esas ventanas por las cuales millones de personas ven el mundo, se refiere a la TV comercial. En Morelos se escucha más la radio que la TV, y por ello pretende que los habitantes se vean y se escuchen a sí mismos en estos medios, como una alternativa refrescante. Según ella lo visible debe ser lo cotidiano. 
Además, plantea la idea del Ombudsman, una figura que nace en Suecia en 1916, presente hoy en medios como Milenio y El Financiero, un defensor de las audiencias ante las autoridades que vigile que se siga un código de ética. La idea es empoderar a las audiencias.
3.
Lo que a mí me pareció más importante, a la hora de escuchar a estas especialistas, el sábado pasado, dentro del seminario pensado para promotores culturales del que he venido hablando en las últimas semanas, es que la ley de cultura que se piensa para el estado puede elaborarse en espejo con esta nueva ley de medios, que nacerá de la reforma del Art. 6o. Constitucional.
Si bien las reformas no son lo ideal que pretendían algunos, sí por ejemplo incluyen la prohibición de las prácticas monopólicas (serán consideradas un delito penal), lo cual habla de diversificación de contenidos, de la forzosa inclusión de más puntos de vista y voces en los medios. Además está el tema técnico de la  digitalización, pues al abrirse más canales de distribución de señales con esta modificación electrónica, se atenderán derechos humanos no atendidos por los medios comerciales.

El canal 3 y la radio oficial morelense tendrán que trabajar apoyándose en las secretarías de educación, cultura, salud, turismo y desarrollo sustentable, entre otras, para atender políticas públicas con la idea de generar contenidos de calidad para los diversos grupos a los que están obligadas a atender. Deberán pensar muy especialmente en los niños, no sólo porque tradicionalmente han estado mal atendidos en el país, sino porque de ellos depende el futuro del planeta. Ω


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