Incluyendo términos procedentes de la teoría crítica y el análisis de la llamada posmodernidad, el informe del rector Alejandro Vera, a un año de haber asumido el cargo como rector de la UAEM -de marzo a marzo, como dijo él-, brilló ayer, no sólo por la claridad de las ideas que puso a nuestra disposición, sino por la emotividad que fue generando en quienes lo escuchábamos pasar de un registro a otro, de lo conceptual a lo político y de allí a lo emocional. La verdad es que el rector Vera convirtió un acto protocolario en un ejercicio colectivo de reflexión sobre el mundo y todos se lo agradecimos con nutridos aplausos.
Es indudable que urge la renovación del posicionamiento ético de la institución que encabeza, es verdad que la necesidad de hacerle frente a la crisis civilizatoria que nos aqueja con elementos como la poesía se impone, pero también es verdad que en la manera de decir las cosas reside el efecto positivo que pueda tener el discurso de un líder. Y Alejandro Vera demostró serlo, al tocar fibras sensibles y transmitir la noción de esperanza entre el público.
¿Y en qué consiste la esperanza? Siendo un líder natural, puesto que encabeza una institución educativa, podríamos pensar que hablar de un futuro promisorio en términos económicos para un estudiante universitario sería la respuesta, pero no es así, resulta que a los jóvenes ya no los convence la promesa del trabajo bien remunerado, ya no los ilusiona la esperanza del ascenso meritorio, ya no los tienta ni siquiera la posibilidad de encontrar chamba, porque no hay, ni pagan bien y además la competencia es tan feroz que enloquece. Acaso nos convenza, a los jóvenes y a quienes gustamos del ámbito académico, la ilusión del milagro. Paradójicamente y en un mundo saturado de racionalismos extremos, la confrontación de la gente hastiada de la propia gente, tiene que darse desde las nociones del amor y el imaginario. El “espejazo” se impone, sólo la imagen del mundo frente a sí mismo ha podido mover consciencias a lo largo de la historia.
…
Uno de los recursos retóricos que empleó Vera fue la sustitución de conceptos, propuso entender el mundo a través de la noción de ficción. Para ello partió, sin decirlo, de eso que mueve al hombre, eso que se llama DESEO, un constructo mental y emotivo siempre insatisfecho, pero que nos nutre y nos pone en acción durante la vida diurna y nocturna. Hubo un momento en el que el Dr. Vera nos leyó una historia en la que se invirtieron los términos y el bien se apoderó del ser humano, un mundo en el que todo funcionaba bien. En ese mundo la gente estaba feliz, fluía todo suavemente.
Poco a poco, la poesía pasó a formar parte de su texto; no desestimó la consciencia crítica y vigilante, pero propuso una epistemología basada en lo ético y lo estético.
Por supuesto que su texto hizo eco con algunos discursos de avanzada, sobre todo cuando habló de políticas públicas alternativas. Términos como “autonomía universitaria”, “entidad socialmente responsable”, “apoyo de actores políticos”, aumento de presupuesto -“autonomía financiera” le llamó- y “articulación con el mundo”, fueron sometidos a la fácil digestión por la voluntad de trastocamiento de los valores y la dimensión estética que propuso al mencionar a Nezahualcóyotl, Calderón de la Barca y Juan Ruiz de Alarcón. Sí, habló sobre nanotecnología, genética, agotamiento de la democracia y del Estado-Nación, pero fue más allá, al hablar de la destrucción del individuo, la de la naturaleza y lo peor: la de los pueblos.
…
Hablar de un analfabetismo emocional no es novedad en el ámbito académico, pero criticar la noción de competencia, en un ámbito en donde tradicionalmente se fomenta la supervivencia de los más aptos sí lo es. Proponer que hay que dotar de sentido humano al humano se torna una apuesta valiente toda vez que las humanidades tienden a desaparecer de las universidades porque no forman profesionistas ricos.
“Lo que no se compra y vende ya no tiene cabida entre los anhelos juveniles, dijo, nos estamos quedando sin proyecto humano” y propuso la creación de un nuevo proyecto de país que incluya las dimensiones ética y estética en su oferta epistemológica, la base de su conocimiento y autoconocimiento. Yo le creí y hoy eso me hace feliz. Ω
María Helena Noval
helena noval@yahoo.com.mx
twitter: @helenanoval