jueves, 28 de noviembre de 2024

Un recorte contra el bienestar

Jueves 28 de noviembre del 2024

Periódico Reforma

Cultura 

Página 5


Opinión Invitada
María Helena González
Un recorte contra el bienestar

  1. Según la Estadística de Museos del INEGI en 2023, 1,993 museos recibieron un total de 484 millones de visitantes, lo que representa un incremento de 10.8 millones respecto a 2022. La cifra es significativa si aspiramos a un país con mejores índices de bienestar subjetivo. Falk y Dierking, quienes han estudiado la experiencia de museo durante más de una década, señalan que la visita a estos recintos tiene un impacto multidimensional, por lo que no resulta aventurado asegurar que el recorte del 30% del PEF para cultura afectará las dimensiones emocionales, intelectuales y sociales del público.
    Más allá de las carencias, una de las explicaciones de este recorte reside en el hecho de que nuestro patrimonio cultural ha sido valorado casi exclusivamente en términos económicos, dejando de lado su impacto en el bienestar en sus diversas facetas. ¿Cuánto daño nos ha hecho la fetichización del mercado del arte y la idealización simplista de nuestra historia artística?
    Digámoslo llanamente: los museos requieren recursos financieros porque los procesos cognitivos y emocionales que experimentamos dependen de estímulos materiales y servicios profesionales de calidad. Además, está el backstage de la operación de estos recintos: la catalogación de los acervos debe actualizarse, la infraestructura requiere mantenimiento, la seguridad resulta crucial, y la investigación cuesta.

  2. En México, la Ley General de Cultura y Derechos Culturales de 2017 promovió el acceso a bienes culturales como un derecho, pero este enfoque termina siendo abstracto porque no se entiende su beneficio en términos prácticos. Estudios recientes sobre participación cultural y bienestar subjetivo en México señalan efectos positivos en la satisfacción con la vida y el equilibrio afectivo, aunque requieren mayor especificidad técnica y metodológica. Mientras en países como Reino Unido, España, Italia y Canadá la investigación sobre bienestar en museos es más avanzada, en México se ha centrado principalmente en el capital social reportado, dejando poco explorados aspectos como la salud o los efectos en públicos vulnerables.

Cada vez que se golpea al sector cultural, obedeciendo a la idea poco realista de que el universo creativo florece solo, que de todas maneras el arte seguirá existiendo y que los profesionales de museos encontrarán el modo de pintar mamparas, colocar dispositivos de seguridad, gestionar curadurías, textos y montajes con donaciones y la buena voluntad de amigos (lo cual es cada vez más difícil), me dan ganas de escribir que las teorías del bienestar no son libros de autoayuda: funcionan como marcos conceptuales en otros países.

En los recorridos, la experiencia comienza con la percepción del estímulo, pasa por su decodificación y genera una memoria que idealmente va más allá del anecdotario o la memorización de la vida del artista. La visita al museo incluye cómo nos tratan en la taquilla, la cafetería y las salas, el funcionamiento de los baños o el estacionamiento. Aparte está la museografía, que, como mediadora entre los objetos y nosotros, debe ser resultado de un trabajo especializado. Todo ello porque la comunicación en los museos es ostensible y va más allá del lenguaje hablado. Los museos evidencian la condición humana, y esta será relevante para el espectador solo si los detalles se cuidan.

  1. Este diario reportó (20 de noviembre) que el sector cultural aportó el 2.7% del PIB en 2023 (820,963 millones de pesos). El rubro de artes visuales y plásticas representa el 4.2% del total, lo cual implica apenas el 0.1134% del ingreso total, mucho menos de lo que generan las artesanías, los contenidos digitales, los medios audiovisuales, las artes escénicas y los libros impresos.
    Debido al recorte anunciado, la política cultural imperante seguirá siendo de corte populista, tendiente a destacar tradiciones y expresiones populares (Canclini, 1990).

Una política opuesta a esta fomentaría el acceso a experiencias culturales diversas y personalizadas, reconociendo que los museos son espacios clave para generar bienestar tanto eudaimónico como hedónico.

Hoy, los profesores de educación básica sujetos a la NEM (Nueva Escuela Mexicana) están obligados a calificar la materia titulada educación estética, pero si los espacios de educación informal o free-choice learning no cuentan con las condiciones necesarias, los millones de niños y jóvenes que podrían complementar su educación formal difícilmente querrán regresar. Facilitar la autorrealización y fomentar el equilibrio emocional, integrando la salud mental y la cohesión social como objetivos centrales, debe ser obligación del Estado. Limitar los recursos para los museos es atentar contra el desarrollo humano y el bienestar de los mexicanos. Por eso, se van del país acervos como el de la Colección Gelman.


*Historiadora del arte

sábado, 10 de agosto de 2024

Notas sobre la percepción de Emiliano Zapata (publicación para La Jornada Morelos)

 


1.

En 2008, Adalberto Ríos Szalay, fotografo, investigador y promotor de las cosas de nuestro estado me pidió trabajar un texto para un libro titulado “Zapata en Morelos” pensado para publicarse en el marco del centenario de la Revolución Mexicana. La sugerencia fue analizar la imagen del nacido en Anenecuilco en el ámbito de las artes plásticas, actividad que con las herramientas propias del historiador del arte de inmediato emprendí, encontrándome muy pronto no sólo con abundante material, sino con la dificultad de tener que discriminar entre las imágenes procedentes de la cultura de masas, la cultura popular y las de los museos y los libros de arte.

Le propuse entonces a Ríos Szalay abordar la imagen del revolucionario desde la semiología de la imagen, centrándome en el significado y la resignificación que le daban los diversos creadores a su figura. Desde esta perspectiva, la portada del libro implicaba ya una lectura polisémica.

Basada en una vieja fotografía de época que se digitalizó sobre la imagen de la ropa ensangrentada que llevaba el día de él artero crimen del que fue víctima, la imagen del caudillo impresa por Lunwerg-Planeta en un formato de 32 x 27 cm nos decía mucho sobre cómo el héroe cumple con una tradición representativa. En el caso de Zapata, a esta tradición se suman de manera insistente la penetrante mirada, el atuendo de charro y la intención de representarlo como el galán número uno de la historia nacional. De ahí la controvertida pintura titulada “Zapata GQ” del artista Xolotl L. Polo (óleo/tela, 150 x 120 cm), que luego dio lugar a otro todavía más controvertido del mismo autor.


2.

No sabemos a ciencia cierta por qué a la mente le gusta reproducir la realidad. De acuerdo con el Dr. Juan C. González, director del Centro de Investigación en Ciencias Cognitivas (CINCCO-UAEM), desarrollamos esta habilidad porque nuestra cognición se genera y confirma a partir de la percepción sensorial del entorno: “No podemos imaginar, soñar, visualizar si antes no hemos percibido el mundo real, lo cual Aristóteles anunciaba ya con su famoso adagio: no hay nada en el intelecto que no haya pasado antes por los sentidos”. Gastón Bachelard escribió que el imaginario consigna imágenes, pero siempre las sobrepasa. Nuestra mente creativa funciona las 24 horas del día y valoramos mucho la imaginación que da pie a las creaciones del ámbito cultural no utilitario no sólo por razones estéticas, sino porque fortalecen nuestro pensamiento crítico. El escritor Henry James lo explicó de otro modo: todo buen relato es, por supuesto, a la vez un cuadro y una idea, y mientras más se funden ambas cosas, mejor se resuelve el problema de tener que pensar de una manera que nos permita adaptarnos existosamente a las exigencias de la vida. Luego entonces, percibir diferenciada y complejamente (habilidad propia del arte) nos ayuda a sobrevivir.


3. 

En Morelos, Zapata es una marca propia. Los tres museos de sitio dedicados al caudillo podrían ser los recintos permanentes de su culto, pero por falta de recursos y de una política pública tendiente a atender al llamado turismo cultural no lo son. Ni siquiera José María Morelos, el gran estratega militar a quien le debemos el nombre que nos diferencia de otros estados es tan representado como él y esto podría ser un pilar para que las autoridades perfilaran un museo dedicado al análisis de la poética de los héroes que nos dieron patria.

Procedente de apenas una decena de fotografías de época, la figura de Zapata ha sido apropiada por diversos métodos y técnicas. Nos es tan familiar en la entidad hasta el hecho de que hoy lo reconocemos a partir de un solo signo que pueden ser el bigote y el sombrero, o las cejas pobladas. Con es este tópico abrimos la exposición del 2019 en el Jardín Borda, el año denominado del Caudillo del Sur por el gobierno federal. El guion museológico podría comenzar con este notorio hecho.

María Helena González

Publicación original: https://www.lajornadamorelos.mx/sociedad/notas-sobre-la-percepcion-de-emiliano-zapata/