lunes, 28 de octubre de 2019

Vas a ver: Miquixtli: patrimonio cultural y política

1.
Dice el pintor Fernando Hidalgo, a quien todos conocemos en el pequeño universo cultural morelense por sus aportaciones a la literatura especializada en patrimonio cultural, que los días de muertos morelenses se distinguen de los de otros estados en nuestro país, porque trascienden el ámbito de lo familiar y se extienden al ámbito de lo comunitario de una manera particular, porque nos relacionan a los ciudadanos a través de la costumbre, la tradición, el afecto, el rito y la fe con personalidad propia. Mixquic y Janitzio sí, pero Morelos también y con mucho orgullo.
Siendo el rito, la fe y la plasticidad morelenses poderosos elementos del ámbito de lo sensible y lo espiritual que nos atañe a todos (porque hay estudios que dividen lo sensorial a partir de lo económico y entonces habría lo sensorial propio de las clases vulneradas), me parece que tenemos un COMPROMISO con la perdurabilidad del patrimonio cultural. No abundan las festividades que unan al país.  Y menos frente al embate de la globalización. Si no nos cuidamos, se nos escurrirá entre las manos el tradicional festejo frente al barullo de otros jolgorios incorporados al calendario de la posmodernidad por obra y gracia de la globalización. ¿No cree usted, querido lector, que películas como “Coco” y la del 007 filmada en la CDMX banalizan los colores y composición de nuestro natural barroquismo?
2.
Vivo cerca de Ocotepec, pequeño poblado en el que destaca su cementerio, tachonado de pequeñas construcciones que imitan iglesias, casas y catedrales. Ya por estos días está el rumbo más florido que de costumbre, pero acercándose las fechas de festejar a los niños y a los difuntos mayores (1 y 2 de noviembre), aquello olerá muchísimo a cempasúchil, incienso, copal y comida, se escucharán rezos y se compartirán sabores. Ocotepec, dejará de lado, al menos un par de semanas, la venta de fruslerías cotidianas, para dedicarse a presumir que es pueblo con tradiciones.
En Morelos se montan ofrendas distintas: entre ellas, las colgantes, las de piso que son indígenas, las escalonadas, las de mesa y las del ánima sola. Pero creo que es la de cuerpo presente y la Ofrenda Nueva -representativa de Ocotepec, destinada a los fallecidos en los meses anteriores- las que más llaman la atención de los jóvenes porque dan fe de nuestro gusto por la imitación de la realidad, asunto inexplicable este: ¿por qué existiendo los objetos, nos da por imitarlos llegando a realismos extremos? 
3.
Recuerdo que me tocó aplaudir allí el reconocimiento que le hiciera la UNESCO,  tratándose de las festividades tradicionales indígenas, como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, en 2014. Desde entonces, en el ámbito de lo político escasamente se menciona este logro en el que tuvieran mucho que ver el promotor cultural y fotógrafo Adalberto Ríos Szalay y el antropólogo Miguel Morayta. 
Ha sido la arquitectura funeraria del pequeño cementerio más apreciada por estudiosos y fotógrafos especializados, turistas curiosos y locales, que por las autoridades obligadas a fortalecer el valor del lugar como capital material e inmaterial. 
Debemos recordarles a quienes invierten en estas cosas y autorizan los magros fondos existentes para la cultura, que somos seres sensibles y que la mayoría de las decisiones que tomamos, las tomamos con base en lo que el cuerpo dicta. 
Suelo decir que “el cuerpo va solo” y cuando lo digo pienso en el poder del color y las texturas, en todo aquello que los expertos desmenuzan en el campo de la Fenomenología de la Percepción, un asunto que sí tienen claro los mercadólogos, pero que debiera ser de interés de quienes manejan las políticas culturales de un país tan destacado por su capacidad plástica. 
En este sentido, la gran cantidad de elementos que anteponemos ante el horror de la muerte, esa que une a las comunidades indígenas, mestizas, campesinas y urbanas, como nos recuerda el estupendo “Atlas de las Culturas de los Pueblos de Morelos” (Varios Autores, UAEM, México, 2017), que venimos consultando para esta colaboración, esa debiera aprovecharse más en favor propio. ¿No cree usted? FIN

María helena gonzález
helenagonzalezcultura@gmail.com

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