1.
No podemos negar que en
Cuernavaca suceden cosas extraordinarias: aquí las esculturas se bajan de sus
pedestales y caminan. Sí, desaparecen, ya sea a capricho de los políticos que
ordenan su movimiento y traslado a bodegas, o por obra y gracia de los hampones
interesados en el bronce, por su precio en el mercado, eso cuando los narcos no
andan enviando mensajes vía daños al patrimonio, cosa que también ha sucedido
“en grande”.
Lo peor es que cuando se las
roban, como sucedió en días pasados con las piezas que rodeaban al “Zapatita”
del escultor Miguel Michel, que estaban embodegadas y antes de eso en la plaza
que hoy se llama Emiliano Zapata (Genovevo de la O, Eufemio Zapata y dos
Adelitas), los medios socializan hipótesis que sólo desprestigian más a este vapuleado
estado y nos dejan pensando que aquí podría pasar lo que en la película “Mi
Villano Favorito 1”: el malvado Gru comienza por robarse la Estatua de la
Libertad para seguirse con la luna (el paisaje cultural), ¡nomás eso nos falta!
2.Pero no todo está tan mal,
pues hay académicos que ponen el dedo en la llaga: carecemos de una política
pública que haga caso a las opiniones de los expertos en función del desarrollo
urbano y el perfil histórico y patrimonial que nos caracteriza.
Dicha política debiera manifestar
qué se quiere de esta ciudad en términos de cómo se vive el espacio público. Y
de esa carencia de la cuál hablan los expertos en patrimonio debemos partir
TODOS para remediar las cosas. O qué no hay ya una Ley de Participación
Ciudadana que nos permite hacerlo, no está el Consejo Cívico Ciudadano por
Cuernavaca, por Morelos y por México y no hay un Consejo Municipal para la
Cultura y las Artes?
En este sentido vale la pena
destacar que éste último agrupamiento trabaja ya en la revisión del listado de
las esculturas de la ciudad, pues aunque usted no lo crea ¡no existía en el
Ayuntamiento!.
La idea propuesta por el
Instituto de Cultura de Cuernavaca es partir de un inventario -ya analizado y
enriquecido por el delegado del INAH Víctor Hugo Valencia-, que cuenta con un
valiosísimo antecedente, me refiero al listado que elaboró el académico experto
en el tema del patrimonio Juan Antonio Siller (con ayuda de cronistas y otros
expertos) para los 2 libros titulados “El Patrimonio Cultural y los Monumentos
Históricos Inmuebles en el Estado de Morelos”, surgidos de la Secretaría de
Información y Comunicación, a cargo en 2014 del Lic. Jorge López Flores.
El listado, que aparece en
el volumen 2, entre las páginas 90 y 94 está incompleto, pero da luz sobre el tema
del patrimonio escultórico no sólo cuernavaquense, sino de otros municipios
(lástima que se terminó el presupuesto para esos libros que debían haber sido
varios más).
3.Por otro lado, habría que
tomar en cuenta que el mecanismo de adquisiciones que ha operado en la ciudad
siempre ha sido cuestionado porque básicamente ha tenido que ver con la
donación de piezas de algunos artistas bien intencionados y la compra de piezas
sugeridas por algunos presidentes municipales que ven la oportunidad de ganar
con la cultura. ¿Por qué? Porque fíjese
usted, querido lector y lectora, resulta que estas compras se hacen de manera
directa, no pasan por licitaciones porque no están debidamente normadas por la
Ley de Adquisiciones (hay reglamento estatal y municipal), ya que entra en
juego el criterio de la propiedad intelectual, y como allí opera la
subjetividad -el valor estético del arte no se tasa ni se compara, no son focos
o bancas pues-, resulta que el asunto se presta para hacer jugosos negocio$$$$.
4.Para finalizar esta
entrega los dejo pensando en que la escultura pública educa en materia de
historia y estética, transmite ideales éticos y además es un referente en
términos de ubicación espacial. No en balde la gente dice: “nos vemos en el
Pacheco”, “entras a Cuernavaca y ves la glorieta del Zapata encajonado”, “en el monumento al foco (glorieta de
Tlaltenango) hay unos murales que parecen comics”, o se toman la “selfie” en el
letrero “Cuerna”, ubicado en el llamado Zócalo de esta ciudad.
Por cierto, lo que me consuela
de este último hecho, es que sigue habiendo creadores pensantes que aprovechan
esta moda para generar reflexión en el ciudadano. Vea usted en el Paseo de la Reforma, en la
CDMX, las anti-esculturas que cuestionan el caso de la Guardería ABC o de los 43
desaparecidos de Ayotzinapa.
Estos letreros de colores se
apropian de la estética de los letreros-marketing-turístico ubicadas en las
plazas centrales de las ciudades y nos dejan con la boca abierta burlándose al
mismo tiempo de la “cultura fresa” que hace que le digan “Cuerna” a
Cuernavaca. Todo esto para pensar que el
patrimonio no se trata de “estuatas, ni de menumentos, se trata de un asunto
mucho más serio que nos atañe a todos. ¿Qué no? FIN
Articulo publicado en: https://www.diariodemorelos.com/noticias/vas-ver-%E2%80%9Cno-se-dice-estuata-se-dice-menumento%E2%80%9D
Por: María Helena Noval