lunes, 26 de junio de 2017

Vas a ver: “No se dice estuata, se dice menumento”



1.
No podemos negar que en Cuernavaca suceden cosas extraordinarias: aquí las esculturas se bajan de sus pedestales y caminan. Sí, desaparecen, ya sea a capricho de los políticos que ordenan su movimiento y traslado a bodegas, o por obra y gracia de los hampones interesados en el bronce, por su precio en el mercado, eso cuando los narcos no andan enviando mensajes vía daños al patrimonio, cosa que también ha sucedido “en grande”.

Lo peor es que cuando se las roban, como sucedió en días pasados con las piezas que rodeaban al “Zapatita” del escultor Miguel Michel, que estaban embodegadas y antes de eso en la plaza que hoy se llama Emiliano Zapata (Genovevo de la O, Eufemio Zapata y dos Adelitas), los medios socializan hipótesis que sólo desprestigian más a este vapuleado estado y nos dejan pensando que aquí podría pasar lo que en la película “Mi Villano Favorito 1”: el malvado Gru comienza por robarse la Estatua de la Libertad para seguirse con la luna (el paisaje cultural), ¡nomás eso nos falta!

2.Pero no todo está tan mal, pues hay académicos que ponen el dedo en la llaga: carecemos de una política pública que haga caso a las opiniones de los expertos en función del desarrollo urbano y el perfil histórico y patrimonial que nos caracteriza.

Dicha política debiera manifestar qué se quiere de esta ciudad en términos de cómo se vive el espacio público. Y de esa carencia de la cuál hablan los expertos en patrimonio debemos partir TODOS para remediar las cosas. O qué no hay ya una Ley de Participación Ciudadana que nos permite hacerlo, no está el Consejo Cívico Ciudadano por Cuernavaca, por Morelos y por México y no hay un Consejo Municipal para la Cultura y las Artes?

En este sentido vale la pena destacar que éste último agrupamiento trabaja ya en la revisión del listado de las esculturas de la ciudad, pues aunque usted no lo crea ¡no existía en el Ayuntamiento!.

La idea propuesta por el Instituto de Cultura de Cuernavaca es partir de un inventario -ya analizado y enriquecido por el delegado del INAH Víctor Hugo Valencia-, que cuenta con un valiosísimo antecedente, me refiero al listado que elaboró el académico experto en el tema del patrimonio Juan Antonio Siller (con ayuda de cronistas y otros expertos) para los 2 libros titulados “El Patrimonio Cultural y los Monumentos Históricos Inmuebles en el Estado de Morelos”, surgidos de la Secretaría de Información y Comunicación, a cargo en 2014 del Lic. Jorge López Flores.

El listado, que aparece en el volumen 2, entre las páginas 90 y 94 está incompleto, pero da luz sobre el tema del patrimonio escultórico no sólo cuernavaquense, sino de otros municipios (lástima que se terminó el presupuesto para esos libros que debían haber sido varios más).

3.Por otro lado, habría que tomar en cuenta que el mecanismo de adquisiciones que ha operado en la ciudad siempre ha sido cuestionado porque básicamente ha tenido que ver con la donación de piezas de algunos artistas bien intencionados y la compra de piezas sugeridas por algunos presidentes municipales que ven la oportunidad de ganar con la cultura.  ¿Por qué? Porque fíjese usted, querido lector y lectora, resulta que estas compras se hacen de manera directa, no pasan por licitaciones porque no están debidamente normadas por la Ley de Adquisiciones (hay reglamento estatal y municipal), ya que entra en juego el criterio de la propiedad intelectual, y como allí opera la subjetividad -el valor estético del arte no se tasa ni se compara, no son focos o bancas pues-, resulta que el asunto se presta para hacer jugosos negocio$$$$.

4.Para finalizar esta entrega los dejo pensando en que la escultura pública educa en materia de historia y estética, transmite ideales éticos y además es un referente en términos de ubicación espacial. No en balde la gente dice: “nos vemos en el Pacheco”, “entras a Cuernavaca y ves la glorieta del Zapata encajonado”,  “en el monumento al foco (glorieta de Tlaltenango) hay unos murales que parecen comics”, o se toman la “selfie” en el letrero “Cuerna”, ubicado en el llamado Zócalo de esta ciudad.

Por cierto, lo que me consuela de este último hecho, es que sigue habiendo creadores pensantes que aprovechan esta moda para generar reflexión en el ciudadano.  Vea usted en el Paseo de la Reforma, en la CDMX, las anti-esculturas que cuestionan el caso de la Guardería ABC o de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.

Estos letreros de colores se apropian de la estética de los letreros-marketing-turístico ubicadas en las plazas centrales de las ciudades y nos dejan con la boca abierta burlándose al mismo tiempo de la “cultura fresa” que hace que le digan “Cuerna” a Cuernavaca.  Todo esto para pensar que el patrimonio no se trata de “estuatas, ni de menumentos, se trata de un asunto mucho más serio que nos atañe a todos. ¿Qué no? FIN


Por: María Helena Noval

lunes, 19 de junio de 2017

Cultos rescates del patrimonio morelense

1.
Tal vez se piensa que los fondos para la conservación de la pintura, la escultura y los monumentos públicos están ya debidamente “etiquetados” en los presupuestos federales y estatales. Pero no es así. Tal vez se piensa que la obra expuesta en la vía pública está exenta de los daños propios del paso del tiempo, pero tampoco es así. Y tal vez es por estas falacias que las 2 obras de formato monumental que nos reciben al entrar a La Tallera, hoy museo dedicado al arte contemporáneo, ubicado en la Colonia Jardines de Cuernavaca se están borrando. 

Las pinturas han perdido el color original y aunque el afortunado proyecto de la arquitecta Frida Escobedo les otorgó un lugar destacadísimo en la entrada, hasta el momento no se han protegido de los flamantes rayos del sol y la lluvia.

De acuerdo con la Dra. Irene Herner, experta en el artista: “Se trata de dos de los ejercicios plásticos que sentaron la base de los murales que realizó para el Polyforum Cultural Siqueiros (CDMX); sobre ellos trabajaba el artista para entender la mirada del espectador en movimiento, ya sea transitando a pie o en automóvil y están inspirados en los lenguajes de la animación, la fotografía, el cine y los billboards. Son lecciones plásticas, hermosos en sí mismos. Por eso los personajes que conocemos de Siqueiros muestran esa gestualidad y ese dinamismo, por la estructura abstracta que los sustenta. Además, van de acuerdo con el cuarto del interior en el que se muestran sus estudios sobre la poliangularidad. Esos grandes páneles estaban en el interior del patio y están bien colocados, logran un buen escenario, ya fueron restaurados, pero tendrían que haberse protegido. Es una tristeza, lucían espléndidamente. He platicado con la directora del museo, Taiyana Pimentel al respecto y me ha dicho que algo se va a hacer”.

Esperamos que así sea, porque siendo Siqueiros uno de los artistas patrimoniales de la nación desde 1980, merece la inversión. Si quiere saber más sobre cómo se tejen las complicadas y a veces contradictorias leyes al respecto, por favor consulte usted querido lector y lectora, el artículo titulado “El Patrimonio Cultural y la Ley”, de la propia Herner, en la revista Nexos, 1 de noviembre de 1991 (nexos.com.mx), en el que se explican algunas consideraciones jurídicas sobre nuestro patrimonio artístico e histórico. Allí se enterará de que los murales de los que hablamos están bajo la custodia del INBA, porque la ley consideró lo artístico como bien sujeto de protección hasta 1970.

2.
Destacamos asimismo en el tema patrimonial, la gestión que realizó el Patronato de la UAEM para recuperar el antiguo Hotel Chulavista, hoy una ruina, ubicado en la colonia del mismo nombre, aquí en Cuernavaca. A decir del cronista Valentín López González Aranda, el inmueble fue inaugurado en 1935 con el slogan “Descansar, divertirse, residir y soñar”, contaba con 200 habitaciones y ejemplificó la modernidad del momento.  El proyecto  se lo debemos al arquitecto Modesto C. Rolland, autor asimismo de la Monumental Plaza de Toros México y cuando el turismo decayó porque Acapulco se puso de moda, el inmueble se convirtió en una escuela patrocinada por la Unesco, más adelante en el centro de trabajo de Iván Illich y Méndez Arceo, lugar de reflexión que antecedió al famoso CIDOC (Centro Intercultural de Documentación) y antes de quedar abandonado fue el Centro de Oración Chulavista. 

Recientemente fue adquirido en $49 mdp por la UNAM para  convertirlo en un centro cultural y para su rescate se dispusieron $89 mdp del programa PAICE de la Secretaría de Cultura federal. “En tiempos de la crisis civilizatoria en la que vivimos, un lugar que fomente la cultura de la paz es necesario”, dijo el Rector de la UAEM Alejandro Vera, quien encabezó la inauguración este pasado viernes. Además propuso pensar los tiempos que vivimos desde una “arqueología del descreimiento”, lo cual me parece una interesante reflexión a tono con las propuestas del posmodernismo como corriente de pensamiento. 

3.
El segundo reconocimiento de esta columna semanal es para la muestra fotográfica titulada “Tres Ríos”, integrada con piezas de Adalberto Ríos Szalay, Adalberto Ríos Lanz y Ernesto Ríos Lanz, montada en el Museo de Arte Indígena Contemporáneo, ubicado en Ave. Morelos desde hace una semana.

Si hay alguien que conoce los 33 municipios a fondo es don Adalberto, sus fotografías dan fe de la riqueza de nuestro patrimonio natural y cultural en sus versiones de tangible e intangible y por eso le pido, querido lector y lectora, que acuda a ver la muestra de las imágenes impresas en gran formato, con vistas aéreas antes de que existieran los drones, que admire los detalles de los sitios arqueológicos que captó con su lente y que ponga atención a una mano a la que le da el sol en un momento específico del año en Xochicalco, además de los retratos de los Sayones que forman parte de la historia de Tetela del Volcán.

4.
Todo esto me hace pensar que en tiempos pre-electorales los políticos debieran convertirse en “cultos polacos”, ya que del 2 al 12 de julio se reunirá en Cracovia, Polonia, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO y entre otras cosas decidirá si el Valle de Tehuacán-Cuicatlán se considerará como tal. 

Es decir, si los políticos quieren ganarse a la culta comunidad morelense, que es vasta y sí influye en el pensamiento crítico de la gente, es mejor que vayan pensando que vivimos una época que va del paisajismo de Jorge Cázares a Ruina Tropical. Con todo lo que esa lectura metafórica implica. FIN


Por: María Helena Noval

lunes, 12 de junio de 2017

Manuel González Serrano: el tío pintor

1.Este miércoles 14 de junio se conmemora el centenario del natalicio del pintor Manuel González Serrano, quien vivió y produjo la mayor parte de su obra en la Ciudad de México, en donde murió debido a un paro cardiaco, a los 43 años de edad. Su cuerpo fue encontrado en el quicio de la puerta de una casa ubicada en la calle Topacio, en La Candelaria de los Patos y fue enterrado días después, en el Panteón Español. Desde entonces no se ha dejado de hacer notar que el artista vivió como murió: tocado por la negrura de la melancolía y el mito que envuelve a sus congéneres, los llamados Poetas Malditos.  

González Serrano creó más de 500 obras, divididas entre lo que los especialistas denominan malamente “obra mayor y obra menor”, porque se refieren a la técnica empleada (dibujo es menor que pintura), sin tomar en cuenta que un estupendo gouache salido de lo más profundo del alma humana puede ser infinitamente más conmovedor -que al final es lo que cuenta, el efecto estético- que un óleo elaborado sin la misma inspiración. 

Manuel ha sido muy apreciado por el periodismo especializado y tomado en cuenta para exposiciones colectivas de primer nivel dentro y fuera del país. Hoy se considera dentro de lo que la crítica de arte Teresa del Conde denominó “Otra Cara de la Escuela Mexicana de Pintura” y el también académico Jorge Alberto Manrique llamó “La Contracorriente”, ambos haciendo alusión al hecho de que el pintor no se sujetó al discurso comunista en boga, sino al de su experiencia vital, con todo lo que la minuciosa auto-observación implica. 
  
2.Cuento esta historia hoy, en mi columna semanal de DDM, porque el aludido fue el hermano mayor de mi padre, Lic. Alfonso González Serrano y al artista he dedicado buena parte de mi vida profesional como historiadora del arte. Sin embargo, ni este ni otros artículos, programas de TV y radio, además de un librito y el texto curatorial del catálogo de la muestra titulada “La Naturaleza Herida” (ambos publicados por CONACULTA) dan cuenta de la pasión generada por su obra en mí desde niña. 

Normalmente estas cosas no se dicen en los textos académicos ni en los periodísticos porque el tono, salvo en contados casos, se pide nazca de la objetividad. Quienes nos dedicamos al comentario profesional de las artes plásticas acostumbramos a discurrir partiendo de análisis formales, implicaciones teóricas y señalamientos del orden de lo simbólico. Pero como este próximo miércoles estaremos en Lagos de Moreno, en “El Montecristo”, que fuera la casa natal del pintor, inaugurando una muestra de su obra montada por el coleccionista y anticuario Don Alfonso Escobar Manrique y luego fomentaremos la charla partiendo de una mesa redonda en la Casa de Cultura Manuel González Serrano, ubicada a unos cuantos metros, me permito compartir con ustedes parte de esta historia que tiene que ver con mi destino y mis amores.

3.“Lo que se hace por el padre” es un tema del ámbito psicoanalítico que en mi caso se manifiesta porque al mío le tocó en suerte cuidar del hermano mayor y heredar piezas suyas que de niña yo veía emocionada en su oficina. En esa época comencé la investigación que incluye no pocos dolores-memoria de mi padre, la nana Tata, mis tíos y tías y varios amigos del artista. A todos de alguna manera consciente o inconsciente nos ha conmovido la capacidad humana para expresar las paradojas de la vida. Entiéndase con ello la noción de deseo contrapuesta con la imposibilidad de lograr su feliz realización y el conflicto que conllevan la idea del pecado y el amor en pareja, entre otras cositas que ese día diremos, porque su propuesta da para muchas reflexiones.

Además proyectaremos sus composiciones frutales y florales cargadas de erotismo, sus paisajes de cielos a punto de romper en tormenta que incluyen las ruinas vinculadas con la iconografía local, algunos retratos psicológicos realizados a personajes como Silvestre Revueltas y los divinos rostros que con pasión realizó casi a manera de autorretratos. 

4.Como se dará cuenta, querido lector y lectora, voy hilvanando este texto con lo general, que es la historia del arte (aquí entran el surrealismo bretoniano y la pintura metafísica) y con lo propio, que a veces duele. También se dará cuenta de que decidí firmarlo diferente, con mi nombre de soltera, debido en gran medida a la lealtad que debo a mis antepasados. Pero eso no es lo importante, lo importante es que se reconoce la obra de este gran artista mexicano difundido masivamente por obra y gracia del internet (la información de Wikipedia contiene varios errores).

Termino invitándolos a ver “Melancolía”, una muestra colectiva expuesta hasta el 9 de julio en el Museo Nacional de Arte, en la que se exhiben 5 piezas del jalisciense y los invito también a que me acompañen el próximo 22 de junio, a las 7 PM, a Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes en la CDMX, a participar en la mesa redonda en la que el crítico de arte Luis Rius, el periodista Javier Aranda Luna y yo insistiremos en la magnificencia de la obra de este jamás olvidado pintor mexicano. FIN.


Por: María Helena Noval

lunes, 5 de junio de 2017

Vas a ver: La marea de la producción y el consumo artísticos en Morelos


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1.Le comparto, querido lector y lectora, que para quienes estamos interesados en la vida cultural del estado, el cierre de espacios dedicados a dicha vocación se torna una noticia como de huracán nivel 3 (son 5 en total), porque nos habla de la falta de recursos para operar y aunque estamos viviendo una época de patrocinios mixtos, también nos habla de la preocupante falta de apoyo gubernamental, en sus tres niveles, por cuanto respecta al tema de los subsidios.

El asunto es complejo, pero valga la introducción porque recientemente cerraron las galerías La Caja de Ramona y La Turbina, en Tepoztlán (a Las Bodegas no les ha ido tan bien como se esperaba y particularmente le deseo lo mejor al taller La Hoja, de Anelée Rossell, porque enseña grabado a niños) y en Cuernavaca dijeron adiós La Galería Simón y los foros culturales La Baraque y Pepe El Toro, además del famoso SieteOcho de Carlos Kubli, quien por teléfono me dice: “cerré porque Cuernavaca se ha vuelto inviable, cierran las calles por culpa de los botines políticos y la falta de público no ayuda. Hoy me dedico al la gestoría cultural en otros espacios”.

Patricia Couto, fundadora de La Caja de Ramona me explica que la situación en Tepoztlán es difícil porque quienes quieren mostrar y vender obra artística se ven obligados a abrir ofreciendo otros productos -comida y bebida, mucha bebida- y a organizar eventos, lo cual termina haciendo de estos lugares espacios híbridos que no le dan la debida importancia a lo expuesto. Ella “no tira la toalla”, lo va a volver a intentar, pero afirma que no se puede trabajar si no hay gente interesada en el coleccionismo.

No está por demás recordar que un estado de cosas como este, que privilegia el ocio  en lugar del gozo estético es el resultado de una educación de la que no nos hemos beneficiado en este país. No es culpa de unos pocos, ni es actual el problema, es culpa de todos. Ya les conté que de varios expertos he oído que estos amores al arte comienzan desde la infancia, en las casas, oyendo a los padres, viéndolos leer, yendo al museo o al sitio arqueológico juntos.

“¿Cómo llegar a la base de la sociedad?”, me preguntó Couto ayer, y no supe cómo responderle sin mencionar que esto al mismo tiempo es como la marea, que sube y baja, porque el arte no morirá debido a que es producto y necesidad del espíritu.

2.Y ¿por qué digo que sube? Porque también se han abierto nuevos lugares. Platiqué esta semana con mi amigo Miguel Izquierdo al respecto y enlistamos nombres de cafés con vocación cultural recientemente abiertos en la ciudad (nótese que escribí “cafés”, ahí tiene usted lo que dijimos antes: “barriga llena, corazón contento”).

Ahí les van algunos, a los cuales deseamos mucha suerte: Ataraxia, La Fauna, El Artista Frustrado, La Guardilla, Toscana (Jiutepec) y el Mercadito de la calle Comonfort, frente al ya conocido restaurante Gabilondo, éste último en donde el Chef Fer Hernández nos conquista con su perejil frito y luego nos platica de las expos que preparan él y María Gabriela Dumay.

3.Sin ganas de echar rollo teórico, hay que decir que la obra artística se da dentro de un sistema en el que intervienen el creador, el consumidor (coleccionista o espectador en un museo o galería), los académicos, los promotores culturales y los periodistas especializados, por nombrar a los más evidentes, pero urge entender que para que el sistema siga existiendo más o menos bien hay que trabajar en los ámbitos en donde el ser humano está todavía fresquecito, me refiero a la infancia y la primera juventud.

Habemos quienes ponemos galerías en las escuelas con la idea de entrenar el ojo del niño y la niña, pero también hay docentes que de manera super generosa enseñan fuera del aula, poniendo sus recursos, su casa, su taller y su tiempo al servicio de los jóvenes con la idea de sembrarles la semilla que los llevará a ser sensibles frente al mundo natural y al de los objetos creados por el hombre.

Esto se los cuento porque ayer sábado acudí al taller de la escultora Miriam Pérez, ubicado a orillas de la carretera federal México-Cuernavaca para observar la quema de las piezas de cerámica que elaboraron sus preparatorianos alumnos y he de decirles que me emocionó profundamente la experiencia. Los vi ataviarse con prendas resistentes al calor extremo, acercarse al infernal horno, sacar con palas los objetos torneados, meterlos dentro de tambos de aserrín (para lograr el color del humo), esperar el tiempo necesario para provocarles el choque térmico necesario para lograr los craquelados típicos del estilo Rakú y durante horas gozar la experiencia del trabajo colectivo.

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No cabe duda qué hay empresarios como Raúl Miranda del CUAM (patrocinador de algunas de las quemas de la escultora), que creen en la educación artística como apoyo estructural de la persona y no como parte de un programa con el qué hay que cumplir “por culpa de la SEP”. A él y a otros empresarios que laboran en este estado en pro de la cultura (aunque tengan que vender o regalar bebida) muchas gracias. A los que no les interesa, que Dios los guarde de tener que ver a sus hijos y nietos convertidos en narco-fans. FIN. 


Por: María Helena Noval
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