lunes, 24 de abril de 2017

Vas a ver: Museo de Arte Sacro de la Catedral de Cuernavaca: algunas consideraciones


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1.El jueves pasado este diario informó sobre la voluntad de establecer un acuerdo entre el gobierno estatal, representado por los tres poderes que lo conforman y el nuncio apostólico Franco Coppola, para la apertura del Museo de Arte Sacro de la Catedral de Cuernavaca. La nota hizo hincapié en la voluntad del diálogo respetuoso entre los poderes públicos y el obispo de la Diócesis de la capital morelense, Ramón Castro y Castro (ya todo el mundo sabe que no se invitan a sus fiestas porque no se llevan nadita bien), pero dado que esta columnista es historiadora del arte, quiero compartirle lo que he venido averiguando, querido lector y lectora, ya que me dio mucho gusto la posible próxima apertura de un nuevo espacio dedicado al arte generado por obra y gracia de un patrocinio de esquema mixto, en el que se sumaron fondos privados y públicos (federales y estatales) para lograr una inversión de un poco más de 35 millones de pesos, administrados por la Secretaría de Obras Públicas de la entidad.

Resulta que el interesantísimo acervo que se pondrá a disposición del espectador, supuestamente en un par de meses, comienza con las piezas de la antigua Colección Plancarte (nombrada así por el segundo obispo de Cuernavaca Monseñor Francisco Plancarte y Navarrete, quien gustaba de coleccionar objetos arqueológicos y religiosos), se complementa con lo que conjuntó el empresario textil y apasionado de las artes Juan Dubernard, fundador de la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico de México, Capítulo Morelos en 1987 y termina con lo que se ha podido investigar y restaurar, gracias al importantísimo apoyo del tercer sector, es decir, de la asociación civil denominada “Adopte una Obra de Arte”, representada en nuestro estado por la elegante señora Cecile Camil de Abe, impulsora incansable de la idea del recinto cultural, de la restauración de las obras de la Capilla de la Tercera Orden y del mural de Diego Rivera, ubicado en el Palacio de Cortés.

Se entiende entonces, que los morelenses y el turismo interesado en la cultura podremos admirar cerca de 80 piezas que contribuirán a formarnos una idea de la historia del arte sacro local que antes fue motivo devocional, entre las que se encuentran 58 pinturas de caballete, además de utensilios y ornamentos propios del rito católico, objetos que nos muestran antes que nada el sufrimiento de los mártires de antaño, puro ejemplo de piedad.

2.Como es habitual en la obra de la época, la autoría de las mismas, restauradas por expertos del INAH, no ha sido del todo comprobada, por lo que se prefiere hablar de atribuciones a los maestros Simón Pereyns, Andrés de la Concha y Juan de Miranda (siglos XVI al XIX), entre otros. Pero sobre todo, han dicho  expertos como la Dra. Elisa Vargas Lugo, que aún las piezas de factura anónima  son de innegable calidad.

Platicando del tema con el Maestro Marco Certo -quien restauró la “Mater Dolorosa” de Juan Correa-, me enteré de que hay resonancia compositiva entre algunas piezas del acervo del Museo de las Intervenciones ubicado en la CDMX y el “Apostolado” de Juan de Miranda que veremos aquí, que además se expondrán una talla en madera estofada que representa a “San Cristóbal con El Niño Jesús”, de gran formato que se presentó en la muestra dedicada a los 20 siglos de arte mexicano que hizo época en NY, 4 casullas y una mitra que valen la pena por su narrativa bordada (remontada en terciopelo) y una “Última Cena” compuesta alrededor de una mesa redonda y no rectangular, como era común en la iconografía típica para el tema.

3.De acuerdo con el Arqlogo. Víctor Hugo Valencia Valera, a quien le correspondió normar los trabajos autorizados antes de su nombramiento como titular del INAH, se tuvo que deconstruir parte de la obra para disminuir la dimensión de la estructura de acero y cristal, con el objeto de no afectar la imagen del centro de la ciudad y respetar la estructura del inmueble. La obra, que es desmontable, quedó a cargo de los constructores Francisco y Elías Atala, quienes cuentan con experiencia en trabajos de índole patrimonial y se llevó a cabo después de los debidos estudios arqueológicos que arrojaron vestigios de los cimientos de la Capilla Real del siglo XVI. Añade Valencia Valera, que por los años 50 hubo un albergue para gente de la curia en lo que después fue el patio en el que hoy se ubica el museo.

4.Concluyo recordándole que está usted invitado e invitada este miércoles 26 de abril, a las 9 AM, al Jardín Borda, al Coloquio titulado “Las Autonomías Indígenas en México, retos y perspectivas, un homenaje a Rodolfo Stavenhagen”. Allí nos vemos. FIN.


Por: María Helena Noval

Vas a ver: Hacía la Ley General de Derechos Culturales de México: retos para Morelos (Cuarta Parte)

1.
Con el propósito de reconocer la importancia de la diversidad cultural, la Ley General de Derechos Culturales próxima a promulgarse, indica que los legisladores no podrán decidir sobre la operación de los espacios en los que se muestran vestigios fósiles, arqueológicos e históricos, cuya conservación es de interés nacional, quedando este tópico bajo la vigilancia de los instituciones nacionales competentes (se tomó en cuenta el Art. 73 Constitucional, fracción XXIX-ñ).
Morelos cuenta con 1034 sitios en el estado conforme al proyecto denominado Atlas Arqueológico, pero solamente hay 7 abiertos al publico, desde Xochicalco - el más conocido-, hasta Las Pilas -el que recibe menos visitas-, cifra que por otro lado no debe desanimarnos: en todo el país hay 182 sitios arqueológicos abiertos al público, pero hay más de 50 mil conocidos. Es decir la situación es similar en todos los estados: nos falta mucho por conocer en materia de patrimonio cultural e historia de México.
Platicando con el delegado del INAH, Víctor Hugo Valencia Valera, me entero de que con respecto a lo paleontológico hubo reformas recientemente aprobadas por el Congreso; sin embargo hace hincapié el arqueólogo en un aspecto importantísimo que aborda la ley de la que venimos hablando desde hace tres semanas en este espacio, se refiere a la relevancia que se le da en el documento a este asunto de la diversidad cultural (antes se hacía más hincapié en la noción de Patrimonio Cultural Intangible). Esto aplicado a nuestro estado -que por cierto cumple 148 años el día de hoy- levanta el ánimo porque brinda la oportunidad de conocer lo propio (Título Primero, Capítulo II y Título Segundo Capítulos I y III).
Dice él que: "Las fiestas tradicionales son lo intangible, lo inmediato, lo que la gente vive, la manera en la que convive -sin que necesariamente tenga consciencia de que esto le da identidad-; son importantísimas porque de ahí se desprende el orgullo de pertenecer a una comunidad que se organiza, que embellece los espacios públicos, que conserva sus tradiciones. Lo arqueológico está protegido por la legislación pertinente desde hace años, se ha ido perfeccionando y contribuye de manera importante a conformar la noción de nacionalismo, pero lo otro es un redescubrimiento diario y debe dársele protección. Dicha protección por supuesto debe ir más allá de lo turístico, la cultura es un puntal de desarrollo económico, pero también intelectual e identitario". Y tiene mucha razón. Piénsese en las diferencias entre los ritos llevados a cabo en Ocotepec, Morelos y en San Juan Chamula, Chiapas en Semana Santa, por ejemplo.
2.
En el contexto de un mundo globalizado que tiende a unificar mentalidades, lo particular debe entenderse como un valor prioritario desde el ámbito de la educación temprana. Giovanni Sartori, recientemente fallecido, hablaba de la influencia de los medios de comunicación en la creación del Homo Videns "una criatura que ve pero no piensa, que ve pero no entiende" y es que en las sociedades contemporáneas, en la llamada Era de la Imagen, la tecnología mediatizadora deja de lado la apreciación de las artes y la cultura locales. Y esto genera desinformación.
En nuestro estado por ejemplo, se insiste en presentar El Brinco del Chinelo en todas las festividades, cuando existen diversas fiestas locales de importancia, la mayoría vinculadas a lo religioso.
3.
"Uno de los festejos más importantes es el ciclo de la cuaresma, que se prolonga hasta el domingo de Pentecostés. El primer Viernes de Cuaresma destaca en Jiutepec, el segundo en Cuautla, el tercero en Tepalcingo, el cuarto en Atlatlauhcan y el quinto en Mazatepec. Y hay expresiones particulares en nuestro estado como las representaciones de Los Doce Pares de Francia, o las de los Moros y Cristianos y la presencia de personajes como los Matacueros en Yecapixtla y los Sayones en Tetela del Volcán.
"Lo importante en todas estas fiestas, además del aspecto religioso, es el aspecto gastronómico, pues hay comida que sólo se encuentran en el marco de estas fiestas, como algunas frutas y el pulque, además de las fondas en Mazatepec, construidas con bajareque, bancas de otate y techumbres de palma, en las que se cocina en tlecuiles hechos con piedras y barro. El resto del año hay otras festividades como la de La Candelaria, San Miguel y Santo Domingo, además de que destaca la Fiesta de la Cosecha en Tetelcingo", dice el cronista y gran conocedor de la historia local Jesús Zavaleta Castro, a quien hay que recurrir obligadamente cuando se trata de estos asuntos típicamente morelenses.
No sé qué opina usted, pero esta ley es un parteaguas en la historia de las políticas públicas.

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El día de hoy, el profesor, periodista y escritor Pablo Rubén Villalobos recibirá la Medalla de Honor otorgada por el Congreso del Estado Libre y Soberano del Estado de Morelos en el rubro de Impulso a la Cultura. Sus poemas dedicados a los 33 municipios y al estado son ampliamente conocidos, además de que se ha preocupado por años por el aspecto estético de nuestra urbe. La ceremonia se llevará a cabo a las 10:30 AM en dicho lugar. Está usted invitado querido lector y lectora. FIN

Por: María Helena Noval

Vas a ver: Hacia la Ley General de Derechos Culturales de México: retos para Morelos (Tercera Parte)


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1.En el Título Tercero de la Iniciativa con Proyecto de Decreto que crea la Ley General de Derechos Culturales de México, se abordan los lineamientos y principios de la Política Cultural Nacional, cuya intención es facilitar la elaboración de Programas Nacionales de Cultura, en los que deberán colaborar los diversos niveles de gobierno y la sociedad civil. El Título Cuarto habla de la Sostenibilidad del Desarrollo del Sector Cultural, entendido éste como un campo en el que confluyen las entidades públicas, privadas y ciudadanas.

Es decir, de acuerdo con la manera en la que se están tomando en cuenta en el documento los beneficios de la cultura para el país, la sociedad civil será llamada a colaborar (con más insistencia que en el pasado) de manera transversal con las diversas instancias de gobierno, solicitándole su opinión, además de recursos económicos y en especie - para montar, por ejemplo, exposiciones artísticas, en las que se exhiben piezas de colecciones particulares-. Esto desde luego abrirá el espectro de lo que vemos en los museos, en donde priva una visión oficialista de la historia del país (el ejemplo actual es “Pinta la Revolución”, una rica muestra de obras valiosas en términos estéticos, pero poco crítica en términos de discurso curatorial).

Decíamos además, la semana pasada, que también es importante que se esté convocando a los creadores, a los artistas y a los técnicos para que hagan propuestas en torno a las políticas culturales pensadas para reconocer y recompensar su trabajo.

2.Estela Barona, destacada artista que le ha cantado a nuestro estado con admirable fervor -además de ser una incansable promotora cultural-, me recuerda además, que el Art. 24 de la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Morelos en el Inciso VIII dice: “A la Secretaría de Cultura le corresponde apoyar, fomentar y difundir el trabajo de los creadores artísticos morelenses en todas las disciplinas, así como promover la apertura de nuevos centros de cultura y expresión artística públicos y privados”. Esto evidentemente está relacionado con el Art. 74, referente a las Atribuciones de la Secretaría de Cultura (Federal), que sugiere que en coordinación con las autoridades federales y los municipios se deberá diseñar y operar un Sistema Integral de Información Cultural.

Lo anterior le genera ilusión a esta escribiente, en tanto podríamos los morelenses emular la iniciativa y contar con una base de datos que diera fe del patrimonio cultural tangible e intangible de nuestra entidad, elaborada por investigadores y especialistas dispuestos a resguardarlo y promover el talento de los artistas locales. Casos como el del cronista Jesús Zavaleta, el líder de los artesanos Enrique Rodríguez, la entusiasta coleccionista de indumentaria indígena Margarita Gordon, los cronistas Heberto González de Matos y Carlos Lavín (entre otros) trabajan desde sus trincheras y merecen todo nuestro reconocimiento y respeto, pero hacen más falta vocaciones como las suyas.

3.La propuesta de ley habla también sobre los derechos de autor y los de propiedad intelectual. Este punto es de suma importancia, no sólo porque existen lamentables denuncias de plagio de textos literarios en el país, además del empleo de imágenes de autores a los que no se les pagan derechos por la reproducción de su obra para fines comerciales, sino porque en esos campos del Derecho estamos muy atrasados en nuestro país. Este rubro se relaciona con la práctica de la piratería, que tanto daño hace a los distribuidores de películas y música en México, misma que se vive a la luz del día en las calles, sin que nadie haga nada al respecto.

4.Hablar del fomento a la cultura para combatir la pobreza y fortalecer la seguridad ciudadana se ha convertido en un lugar común del discurso político de todos los partidos -cada uno de sus miembros entiende la cara bonita de lo bonito-, y por lo mismo será importante que a la hora de poner en marcha las políticas públicas con sus respectivos programas culturales se establezca de qué manera una cosa va con la otra: ¿por qué se combate a la pobreza educando en las artes? ¿Por qué se fortalece la seguridad de los individuos?

El gran error de quienes trabajamos en este sector ha sido entender que promover la llamada alta cultura soluciona las necesidades de todas las muy diversas comunidades del país. El tejido social no es uno, sino muchos. Por cierto, de la diversidad cultural hablaba muy bien el Dr. Rodolfo Stavenhagen, a quien el 26 de abril se le rendirá homenaje durante el Coloquio titulado “Las Autonomías Indígenas en México, retos y perspectivas, un homenaje a Rodolfo Stavenhagen” a partir de las 9 AM. Esto en el marco del debate sobre la construcción de municipios indígenas autónomos en nuestro estado, otro de los asuntos relacionados con la ley de cultura. FIN


Por: María Helena Noval

lunes, 3 de abril de 2017

Vas a ver: Hacía la Ley General de Derechos Culturales de México: retos para Morelos (Segunda Parte).

1.
La semana pasada, en este mismo espacio, comentábamos algunos de los retos y oportunidades que se generarán en función de que se turnó a la Comisión de Cultura y Cinematografía de la LXIII Legislatura, el documento orientador redactado por 14 expertos en la materia, que servirá de base para la creación de la ley de cultura del país. Por lógica y si los cabildeos entre las cámaras de diputados y senadores prosperan, se pondrán en marcha, después del 30 de abril, una serie de acciones que visibilizarán los beneficios de apoyar la cultura como un eje de desarrollo. Aquí unas reflexiones más, surgidas del análisis del documento.

2.
Si se pone en marcha la ley, el Estado tendrá que vigilar que se generen políticas culturales vinculadas con las políticas educativas, las de salud, las de seguridad ciudadana, las encargadas del cuidado del medio ambiente y las del desarrollo urbano, lo cual implicará que a los empleados públicos les va a caer más chamba y esto está muy bien, pero sobre todo indica el documento, que se reconoce y solicita la participación activa de los creadores, los artistas, los promotores culturales y los miembros de la sociedad civil en la generación de dichas políticas culturales.

Aquí la reflexión va, querido lector y lectora, en el sentido de que tradicionalmente a los artistas se les ha considerado entes creadores de obras dirigidas al consumo de coleccionistas o aficionados (ambos obedeciendo a una vocación "bohemia", "rara", sofisticada y hasta superflua), sin tomárseles en cuenta para la generación de un contexto que beneficie el consumo y aprovechamiento ético y estético de su trabajo, por parte de la ciudadanía en general.

Los conocidos casos de Octavio Paz -además de otros escritores vinculados con prestigiadas revistas- y los de algunos artistas cercanos al poder, han sido excepciones; caso de análisis son las políticas culturales surgidas en tiempos de Vasconcelos y los muralistas de la primera generación. El punto es que aquí es que la Ley de Derechos Culturales insistirá en la participación de los creadores en el manejo de este barco en el que vamos todos, que se llama país. 

Por fin se les tomará en cuenta para algo más allá, que para salir en la foto con el político en turno. Para el caso de los promotores culturales -agentes que sin ser una novedad en la historia de la humanidad hoy se especializan como tales-, se puede decir que habrá que fortalecerlos no sólo reconociendo que son ellos quienes organizan las exposiciones que disfrutamos, los conciertos que nos hacen vibrar, las presentaciones de libros que nos motivan, las conferencias en las que aprendemos, las visitas guiadas que nos emocionan, sino proporcionándoles los recursos que necesitan para subsistir como profesionistas; es decir, no entendiendo su trabajo como producto del "amor al arte". Y aquí me permito reconocer el trabajo de la señora Griselda Hurtado -empresaria morelense de Casa Tikal, Emilianós e Iguanas Grill-, quien a través del subsidio que lleva años dándole a algunos artistas y la amable disposición de los espacios que maneja para la muestra de obras artísticas, se ha convertido en una de las más reconocidas y discretas promotoras culturales del estado, junto con su pareja, el artista Cisco Jiménez.

3.
El Artículo 73 fracción XXIX-Ñ de nuestra Carta Magna faculta al Congreso para expedir leyes que establezcan las bases para la operatividad, en sus respectivas competencias, de los estados y municipios, para que generen mecanismos en los que puedan participar los ciudadanos en su calidad de miembros de la sociedad civil y empresarial. La idea es que se cumpla lo previsto en el párrafo 12 del Art. Cuarto Constitucional (todos tenemos derecho al acceso a la cultura).

Pero aquí el punto fino (Fracción XXV): lo que no pueden es legislar en torno a los campos de educación en las bellas artes, la enseñanza técnica de las artes y los oficios, la operación de bibliotecas y los museos, dándose aquí la oportunidad para que la libertad de expresión y la creatividad se manifiesten de acuerdo a las vocaciones de cada entidad, en otras palabras, es por esta razón que a lo específicamente morelense se le tiene que sacar brillo. Por cierto, el promotor cultural Miguel A. Izquierdo Sánchez, quien labora en el ámbito educativo, acaba de publicar en issu.com un manual para que los promotores culturales y artísticos del estado conozcan los recursos con los que contamos.

4.
Termino esta entrega comentándole, querido lector y lectora, que Carlos Villaseñor, uno de los redactores del citado documento, pidió en FB la semana
pasada, que los ciudadanos le escribamos sobre el asunto a los senadores Emilio Gamboa, Patricio Martínez, Lízbeth Hernández y Rabindranath Salazar, estos dos últimos representantes de los morelenses. Hágalo por favor: si ellos ven interés en el asunto, puede que tengamos luminosas propuestas ciudadanas. FIN



Por: María Helena Noval