Los museos potencian los procesos de enseñanza-aprendizaje, pero falta capacitar al profesorado para sacarles más jugo. Foto: Hugo Balcázar / REFORMA Archivo
Cd. de México (11 junio 2023).- En nuestro País los sectores cultural y educativo han crecido separados. No obstante, tal desvinculación tendrá que superarse. El nuevo plan de estudios de la Secretaría de Educación Pública tendrá que tomarlos en cuenta. Más allá de la precariedad en la que se encuentran muchas de estas instituciones por falta de políticas públicas en su favor, el reto será la capacitación necesaria para asistir y deambular por sus salas.
A mucha gente tal vez no le importa que el contacto frecuente con el arte, el llamado enfrentamiento estético genere un reto que a la larga se traduce en Reserva Cognitiva (una especie de "cuenta de ahorros" que protege del deterioro al famoso conectoma o red neuronal que nos hace transitar de manera normal por la vida), pues se trata de un asunto para especialistas, pero lo que sí tendremos que tomar en cuenta a partir del próximo ciclo escolar, es que el nuevo Plan de Estudios de la educación básica, obliga a los maestros de secundaria del País a evaluar el progreso de la educación estética de sus alumnos. Son siete los ejes articuladores interconectados en el punto 8.1.8 del nuevo plan.
¿Qué van a hacer el profesorado del País y millones de padres de familia, tan poco entrenados para aprovechar las ventajas de la educación no formal propia de los museos?
El problema reside en el desconocimiento de las relaciones entre la percepción y el pensamiento crítico, otro de los ejes articuladores del citado nuevo plan de la Secretaría de Educación Pública. En Why the museum matters, Daniel H. Weiss, director del Metropolitan Museum of Art de Nueva York nos cuenta cómo las grandes instituciones museísticas nacieron en el país vecino, durante el siglo XIX, para servir al público. Conscientes del capital intelectual que hay detrás de la noción de ciudadanía, los patronos invirtieron grandes sumas de dinero en los museos para crear comunidades de gente más inteligente, no tanto por poseer obras maestras. Esa es una visión sobre la educación que siempre nos ha faltado en este País.
A finales de agosto de 2022, la Asamblea General Extraordinaria del Consejo Internacional de Museos (ICOM) aprobó una nueva definición de museo. La misma destaca el enfoque social por encima del enfoque centrado en el objeto:
Un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente, ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos.
Como ve usted, dos veces se mencionan las habilidades del pensamiento vinculadas con los procesos de enseñanza-aprendizaje potenciadas en los museos. Y es que en estos recintos nuestro cerebro crece. El problema es que esto no se sabe. Hoy que los museos sufren por la terrible austeridad que ha llevado a que no contemos con suficientes custodios, recursos para mantenimiento y cabezas de sector preparadas profesionalmente para dirigir estas instituciones, habrá que insistirle a los políticos con nuevos argumentos para que aflojen los presupuestos. A los padres de familia y a los supervisores de las zonas escolares también habrá que hablarles al oído para que desde niños compartan el tiempo de la TV y los paseos a centros comerciales con los tan indispensables museos. El nuevo reto educativo ya está aquí.
*Historiadora del arte y gestora cultural.
helenagonzálezcultura@gmail.com