1.
Ganadora del Premio Nacional de Novela Breve 2017 Amado Nervo, “La vida endeble” (Ediciones del Lirio /Universidad de Nayarit) retrata a una CUERNAVACA hoy casi inimaginable. En ella, el multipremiado escritor Mauricio Carrera nos presenta a un hilarante Alfonso Reyes al que los morelenses invocamos cuando queremos sentirnos ufanos de esa generosidad de puertas abiertas que de tiempo atrás ha caracterizado al estado, una capacidad de acoger invitados que hoy programática y desesperadamente buscamos recuperar.
No obstante no son él, ni Arturo Díaz Vigil, personaje incidental de “Bajo el Volcán” de Lowry, los protagonistas del volumen, sino dos mujeres, Martha Gellhorn, que viene de ser mujer del mismísimo Ernest Hemingway y Gerda Taro, la célebre fotógrafa de la Guerra Civil Española, pareja del también conocido fotorreportero Robert Capa. Acompañándolos aparecen Diego Rivera, Frida Kahlo y Kikí de Montparnasse. Imagínese usted, querido lector, qué delicia de libro.
¿Y cómo es que se le da al autor inspiración tan noble? Carrera me responde esta tarde de lluvioso domingo, que es cuestión de técnica e investigación el ir armando coincidencias, pero lo cierto es que enterado del paso de la Gellhorn por nuestra ciudad, le nació la idea del enamoramiento morelense y lo demás fue obra y gracia de la “literatura referencial” que ha venido caracterizando su trabajo de tiempo atrás, como asegura la escritora Ana Clavel, quien recientemente escribió: “...la vida también puede ser deleitable cuando se disfruta en una novela certeramente urdida y con la riqueza de una mirada que sabe entramar la complejidad de sus personajes y dotarlos de profundidad y ligereza a la vez, máxime cuando estos son figuras reconocibles en la literatura, el periodismo en las artes.”
2.
Diremos también que este es un libro de libros, pues no faltan las referencias intertextuales cosa que no nos debe extrañar tratándose de un autor formado en el contexto de la posmodernidad. Encontramos en sus páginas citas de Homero en CUERNAVACA y se deja sentir mucho la presencia de “la gran novela borracha de México”.
Y están el Hotel Marik- nombrado así por una mexicana, María, casada con un vikingo de nombre Erick y el restaurant la India Bonita.
Y una comunidad gringa mediocre, que aporta poco, pero que se queda en la ciudad porque ésta le ofrece una vida resuelta en la que vibran jacarandas, bugambilias, pájaros, montañas y volcanes.
Y es cuando Carrera describe todo eso que brilla la nostalgia, o sea el dolor por la tierra ausente: ¡Benditas sean la memoria y la imaginación, esos recursos que mediando certeras frases pueden hacernos RE-VIVIR con tanta intensidad!
3.
Por supuesto que mientras leía, me dieron ganas de hablarle por teléfono a Beatriz Rivas, a quien conocí hace poco en el Jardín Borda porque también escribió sobre Gerda Taro; a la admiradísima Marcela del Río Reyes para preguntarle por su tío Alfonso; a Braulio Hornedo, experto en el escritor y a nuestra recién desaparecida Andrea Valeria, quien ya me había contado sobre el Hotel Marik y me presentó en su casa al hijo de los propietarios, en cuyo predio hoy hay un centro comercial sin placa que dé cuenta de aquella habitación 93 en la que se quedaba el Ronquitos Reyes.
Afortunadamente dice Carrera que tiene ganas de entrarle de nuevo al tema, pero ahora con las honduras pasionales de Man Ray y otra vez la Kikí de Montarnase. No sé si será porque extraña su vida parisina, pero yo le quiero insistir en que volteé de nuevo a estas regiones, porque los morelenses necesitamos más novelas como esta. No es cosa nimia vivir “la gula de la nada”: hay que encaminarnos a la muerte aprovechando al máximo la vida, como dice él.
El libro de marras se presenta mañana martes, a las 18 horas, en el Foro José Vasconcelos del Centro Cultural Toluca y se encuentra en Librerías El Sótano y las del Fondo de Cultura Económica. FIN.
María helena gonzález
helenagonzalezcultura@gmail.com
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